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Publicado en DiagonalPeriodico.netPoco podían imaginar los dos integrantes de la compañía Títeres desde Abajo encarcelados tras el auto del juez Moreno que les acusa de enaltecimiento del terrorismo lo proféticas que iban a resultar las palabras que escribieron el 15 de diciembre de 2015 en el blog que abrieron para explicar su último proyecto, la obra La bruja y don Cristóbal.
En la entrada de ese día, se podía leer acerca de don Cristóbal que "los titiriteros, hace unas décadas, dejaron de utilizar al personaje pero no hace falta mirar lejos para encontrar el rastro de su ADN en el violento absurdo en el que nos obligan a vivir hoy día. Basta con encender un rato el televisor".
Ellos, según explicaban en el blog, pretenden recuperar con esta obra a dos personajes reinventados de la cultura popular, la bruja y don Cristóbal, heredero del Polichinela de la Comedia del Arte. "Será un espectáculo que entronca con la tradición europea de los polichinelas: títeres de guante, retablo, cachiporra, uso de la lengüeta, historia sencilla. Nuestra protagonista será la bruja y su antagonista, distintos Don Cristobales que aparecen bajo diferentes formas: banquero, hermana de la caridad, perros guardianes del orden y la ley, y el juez", se puede leer en el blog.
El viejo don Cristóbal Polichinela – al que los dos titiriteros califican como narigudo, avaricioso, misógino y megalómano– frecuentaba los teatrillos populares de la Península Ibérica, "pero desapareció de la escena tras victoria del Nacional Catolicismo. Cuentan que es primo hermano del Polichinela de la Comedia del Arte, pero en su versión íbera perdió su carácter más alegre para convertirse en un ser oscuro que antepone sus intereses a la vida y la libertad de los que le rodean", rememoran los artistas.
"Polichinela nace en Italia sobre el año 1600, forma parte de una de las figuras de la Comedia del Arte, junto con Arlequín y Pantalone. Hay dos tipos de personajes, amos y criados. Arlequín y Polichinela son criados, siempre intentan sacar la comida necesaria como sea, para compensar que los amos les pagan unos salarios míseros", explica a Diagonal Adolfo Ayuso, investigador de la historia del teatro de títeres y profesor de secundaria.
"Parte de la prensa está haciendo en estos momentos la función de don Cristóbal Polichinela pero a la inversa, porque nunca atacaba al débil"
En torno a medio siglo después del nacimiento del personaje y sus representaciones con actores de carne y hueso, Polichinela pasa a ser representado casi exclusivamente por títeres. "Siempre es el que arremete contra los poderes que ejercen en la sociedad. Pienso que parte de la prensa está haciendo en estos momentos la función de don Cristóbal Polichinela pero a la inversa, porque nunca atacaba al débil. Atacaba al clero, a los médicos, a los jueces, a la policía, pero nunca al débil. En este caso, la prensa está cometiendo un error gravísimo, ocasionado posiblemente por la situación política en España y sobre todo en el Ayuntamiento de Madrid", añade Ayuso.
"Es un personaje ambiguo: alegre y vital pero también desagradable y oscuro, un personaje exagerado que desborda los límites y hace lo que quiere". Así describe Toni Rumbau, titiritero desde hace más de 40 años, a don Cristóbal. "A veces ha sido un personaje polémico, por estos tintes oscuros", recuerda Rumbau, quien considera que la prisión preventiva por enaltecimiento del terrorismo es "un disparate absoluto, no tiene ninguna explicación. Lo que hacen estos titiriteros es mantener una tradición, la de los títeres de cachiporra, que tiene sus códigos y convenciones, como todos los actos culturales".
"Lo que hacen estos titiriteros es mantener una tradición, la de los títeres de cachiporra, que tiene sus códigos y convenciones, como todos los actos culturales"
Para Ayuso, lo que está pasando con los dos artistas es "inconcebible". "Que no se diferencie la ficción de la realidad, como están haciendo la prensa y el juez, como hacía Don Quijote, clama al cielo".
La acusación de enaltecimiento de terrorismo obedece a un cartel con la frase 'Gora ALKA-ETA' que aparece en un momento dado de la obra. "Ese cartel lo ponen precisamente para que la bruja punki que es su protagonista pueda ser acusada de terrorista en la obra. Es increíble que acaben en la cárcel precisamente por una denuncia que están haciendo", considera Ayuso.
Rumbau apunta al marco histórico en el que se inserta una creación cultural. "Hay que interpretarlo siempre desde el contexto en el que se crea, en este caso los títeres de cachiporra. Históricamente, los títeres han gozado de mucha libertad, también de críticas y ataques, pero había una cierta licencia incluso cuando el teatro estaba prohibido. Si extrapolas una frase de una obra y la descontextualizas, como ha pasado en este caso, puede acabar siendo un alegato al crimen, pero es que ése no era el contexto en el que hay que entenderla".
Este especialista recuerda a otros polichinelas europeos, como el Punch británico, un títere muy disparatado y agresivo que, sin embargo, ha llegado a ser representado ante la Familia Real y fue defendido por Charles Dickens. Rumbau también cita al teatro kabuki japonés, "un melodrama con crímenes y atrocidades", y al teatro de sombras turco, "casi pornográfico y de crítica política", como ejemplos de interpretaciones que comparten algunos rasgos con los títeres de cachiporra.
En 1912 Jacinto Benavente estrenó en el palacio de los Pío de Saboya Las diabluras de Polichinela, traducción de una obra protagonizada por un punch en la que ataca a la ama que cría a su hijo, a un boticario, a varios personajes y acaba ahorcando al verdugo que iba a ejecutarle. "Lo hizo ante una comunidad de niños y niñas aristocráticos y no pasó absolutamente nada", indica Ayuso.
Lorca también adaptó el personaje de Polichinela en la obra El retablillo de don Cristóbal y la figura de don Cristóbal Polichinela también se ha representado por titiriteros populares ambulantes en los pueblos de Andalucía. Más allá de este personaje, el valor satírico de las obras de títeres también sirvió para generar clásicos de la cultura en su vertiente 'seria'. "Valle Inclán se inspiró en los títeres populares para el esperpento", señala Rumbau.
La cara crítica de la obra de Títeres desde Abajo es muy evidente. En su representación, don Cristóbal revive "interpretando diferentes personajes, diferentes caras de un mismo espíritu. Para simbolizar este hecho los policías, el juez, el abusador y la monja están siendo creados con el mismo molde", explicaban en la citada entrada del blog el 15 de diciembre.
Frente a él, oponen a la bruja, que "elige saberse libre, salirse y cuestionar sus pilares: la propiedad privada, el monopolio de la fuerza, la servidumbre del trabajo asalariado, los hábitos de consumo, la pérdida de soberanía sobre el propio cuerpo".
Títeres desde Abajo saben perfectamente que una cosa es la ficción y otra la realidad. En la primera, puede ganar la bruja; en la segunda casi nunca lo hace. Así lo explicaban ellos mismos en el blog. Claro y meridiano: "En nuestra obra, la bruja practica la autodefensa y liquida a sus opresores a golpe de cachiporra, pero una de las características de Don Cristóbal es su inmortalidad, así que los puristas no tienen de qué preocuparse, ya que su descendencia garantizará la perpetuidad de su envenenado ADN".
Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 11/02/2016 - Modificar
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Actualizado a 15/11/24
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