Secciones: Documentos, opinión, debate - Europa - Yugoslavia y la autogestión socialistaTítulo: Kosovo El silencio es un crimen de guerra. Por Higinio Polo- Enlace 1 Texto del artículo:
Kosovo
El silencio es un crimen
de guerra
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crimenorganizado
28 / El Viejo Topo 280 /mayo 2011
crimenorganizado
El Viejo Topo 280 / mayo 2011 / 29
En junio de 1999, un hombre joven de 29 años, Hashim
Thaçi, se entrevistó en Pristina, la capital de Kosovo, con cuatro
ministros de asuntos exteriores de países europeos (el
britá nico Robin Cook, el francés Hubert Védrine, el alemán
Josch ka Fischer y el italiano Lamberto Dini). Entonces, ese
hombre ya era conocido como “la serpiente”, y los cuatro mi -
nistros lo sabían. Pocos días antes, Thaçi había hablado con el
portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James
Rubin, quien incluso le facilitó la posibilidad de hablar telefónicamente
con el propio presidente Bill Clinton. Era un apoyo
político en toda regla. En esos días, el UÇK exigía la retirada de
las tropas rusas, mientras recibía armas y apoyo norteamericano.
En medio del delirio nacionalista que destruyó Yu -
goslavia en los años noventa (y que impulsaron dirigentes
como Franjo Tudjman, Slobodan Miloševic’???? y Alija Izetbegovi????,
además de la activa participación de los servicios secretos de
países como Alemania y Estados Unidos, entre otros), el objetivo
estratégico de Washington y Berlín fue el de ganar áreas de
influencia, colaborando en la desintegración de Yugoslavia,
que ya tenía una dinámica propia desde el inicio de los años
noventa. En ese contexto internacional, Moscú apenas contaba,
gobernada por el alcohólico Yeltsin, empeñado en la destrucción
de los restos de la Unión Soviética.
En febrero de 1999, en el castillo de Rambouillet, a cincuenta
kilómetros de París, meses antes de esa reunión en Pristina,
las diplomacias norteamericana (representada por Chris to -
pher Hill) y europea intentaban que Belgrado reconociese al
UÇK, representado allí por Thaçi. “La serpiente” era ya el jefe
de la delegación albano-kosovar en Rambouillet. Madeleine
Albright, secretaria de Estado norteamericana, quien quedó
prendada del joven kosovar, había dicho con su habitual tono
altanero y amenazante: “Nuestra diplomacia se apoya sobre el
recurso a la fuerza. Hemos tomado la decisión de recurrir a ella
si las negociaciones no progresan. Hay dos escenarios. Si los serbios
son responsables del fracaso de las negociaciones, serán los
objetivos serbios los fijados. Si son los kosovares albaneses, estos
perderán el apoyo de la comunidad internacional, de la que
dependen para perseguir sus objetivos”. El mensaje era claro:
Washington ya había tomado una decisión, y estaba dispuesta
a bombardear, para desgajar Kosovo de Serbia, convirtiendo
ese territorio en un enclave central en su despliegue estratégico
en Europa, y para ello ya había elegido a sus hombres
Kosovo
El silencio es un crimen
de guerra
por Higinio Polo
ay Estados fallidos, pero se puede ir más lejos: Kosovo, por ejemplo, un estado criminal cuyo presidente,
Hashim Thaçi, es uno de los máximos jefes de la mafia kosovar. Una mafia cuyos negocios comprenden
el tráfico de drogas, singularmente de heroína, la trata de personas, la comisión de asesinatos y robos y,
destacadamente, el tráfico de órganos humanos H
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sobre el terreno: Thaçi era el más relevante, aunque fuera un
asesino sin escrúpulos, pero eso era un detalle menor. En esos
meses, el enviado especial de Bill Clinton para los Balcanes,
Robert Gelbard, afirmaba sobre el grupo que dirigía Hashim
Thaçi: “Yo distingo muy bien a los terroristas y estos hombres
son terroristas”. Gelbard no era un
personaje cualquiera. En 1998 se ha -
bía entrevistado con Miloševic’???????? y le
amenazó con bombardear Yugoslavia,
y, poco después, lo propuso formalmente
al gobierno de Clinton.
Como sabían, y así lo escribieron en
sus informes, los servicios secretos de los países que intervenían
de forma abierta o encubierta en Yugoslavia, Thaçi era el
más peligroso de los criminales mafiosos de Kosovo, el más
desalmado, el más cruel, pero eso no impidió que Estados
Unidos lo apoyara y convirtiera en su principal hombre en la
zona. Era el elegido. Y tenía un importante papel a desempeñar:
contribuir a la creación de un nuevo país, Kosovo, que era
la pieza final a cobrar en la desintegración de la antigua
Yugoslavia socialista, y que iba a convertirse en el principal
portaaviones de la máquina de guerra norteamericana en los
Balcanes y el Mediterráneo. Sin em bargo, a veces los planes
elaborados en los despachos de Estado Mayor no se cumplen
siempre en todos sus detalles como estaba previsto, y surgen
complicaciones.
En las negociaciones de Dayton, en 1995, no se había abordado
el asunto de Kosovo, y, ese mismo año surgió una organización
desconocida llamada UÇK, que tuvo desde el principio
el apoyo norteamericano. Desde su aparición, los “guerrilleros”
del UÇK hostigaron a las fuerzas de Miloševi????, cuya
torpe y represiva política nacionalista había contribuido al
agravamiento de las disputas en Kosovo. En esos años, Ibra -
him Rugova, el dirigente kosovar moderado y contrario al uso
de la fuerza, mantenía malas relaciones
con Thaçi y el UÇK. La guerrilla
albanokosovar había crecido vertiginosamente:
si en 1997 apenas contaba
con poco más de un centenar de
miembros, un año después tenía miles
de guerrilleros y, tras ella, se encontraba
la mafia albanesa y kosovar: hombres duros y re sueltos, dispuestos
a todo. Thaçi había surgido de grupos maoístas, a
mediados de la década de los noventa y, en 1996, un fax enviado
de forma anónima reivindicó atentados terroristas en
nombre del UÇK: fue la primera vez que el mundo tuvo noticia
de esas siglas. Poco después, los hombres de la CIA y la
estructura de la OTAN empezaron a transformar las características
del UÇK a través de la TMK, una supuesta organización
de defensa civil que, en realidad, era el camuflaje de los
sicarios mafiosos del UÇK. Reforzaron al UÇK frente al pacífico
Rugova, y aceptaron en la práctica que los hombres de
Thaçi saquearan y asesinaran por doquier: incluso las tropas
españolas allí destinadas en el seno de
la KFOR fueron testigo de ello, en los
primeros años del siglo XXI.
En 1998 y 1999, las operaciones serbias
intentaron derrotar a los grupos
armados del UÇK. Estados Unidos y la
OTAN cerraron los ojos ante el terrorismo
del UÇK, privilegiando el proyecto para destruir la pequeña
Yugoslavia y acabar con Miloševic’????, el último aliado de
Moscú en los Balcanes. Los continuos atentados terroristas y
asesinatos, y la espiral de violencia entre serbios y kosovares,
además del aumento de la ten sión, llevaron a la Conferencia
de Rambouillet de febrero y marzo de 1999, que finalizó con
unos escuetos acuerdos sobre una autonomía para Kosovo,
siempre dentro de Serbia, el cese de las hostilidades entre las
dos partes (las fuerzas serbias y el UÇK), y la entrada de fuerzas
militares internacionales, aspecto que finalmente Serbia
rechazó porque comprometía su soberanía. Estados Unidos
había indicado su diktat, y Serbia se resistía. Esa fue la señal
para que la OTAN lanzase un ataque feroz, que estuvo precedido
por una intensa campaña propagandística durante las
semanas anteriores. La eficaz propaganda organizada por la
OTAN y sus medios afines utilizó el concepto de limpieza étnica,
relacionaron con el holocausto judío de la Segunda Guerra
Mundial la acción de las tropas serbias, y llegó a hablar de
miles de kosovares “desaparecidos”. En mayo de 1999, durante
los bombardeos estadounidenses, el secretario de defensa
norteamericano William Cohen llegó a hablar de 100.000 víctimas
kosovares en matanzas protagonizadas por Serbia, y el
Departamento de Estado aumentó las
cifras de víctimas hasta el medio
millón. La OTAN distribuyó fotografías
fal sas de supuestas fosas comunes
que, después, nunca se encontraron.
Todo valía. Las evaluaciones posteriores
redujeron la cifra de víctimas, entre
los dos bandos en conflicto, a menos de tres mil. Miloševic’ era
un aventurero, pero debe recordarse que, en las guerras que
dividieron Yugoslavia, los serbios de Krajina sufrieron una
matanza por parte de las fuerzas croatas que alcanzó a dos mil
quinientas personas. Entonces la OTAN no dijo nada.
Así, en marzo de 1999, una impresionante máquina de guerra,
con más de mil aviones, además de submarinos y barcos,
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Los matones del UÇK seleccionaban
a los presos para vender los mejores
órganos humanos.
Con toda probabilidad, las grandes
potencias conocían ese comercio
de la muerte.
lanzó una lluvia de misiles
de crucero y de bombas
contra todo el territorio
yugoslavo, durante
setenta y nueve días consecutivos:
la agresión rea -
lizó casi cuarenta mil
operaciones de combate,
que, en palabras del ge -
neral norteamericano
Wes ley Clark, “atacó, de -
es tabilizó, degradó, de as -
tó y destruyó” Yu gos la -
via. Era la “guerra hu ma -
nitaria”, una de las más
sórdidas mentiras urdidas
en los laboratorios de
guerra norteamericanos.
La aviación estadounidense
bombardeó incluso
Bel grado, como los
nazis durante los días de
la Segunda Guerra Mun -
dial, causó matanzas de
decenas de civiles in cluso entre columnas de re fugiados kosovares,
atacó la embajada china en Belgrado asesinando a los
diplomáticos chinos que se en contraban en ella; bombardeó a
la po blación civil matando a mu chos ciudadanos in defensos.
La intervención ilegal de la OTAN, sin man dato de la ONU, su -
puso una sistemática destrucción de objetivos civiles y militares
serbios que acabaron por doblar el espinazo de Belgrado.
El bombardeo fue feroz, y la aviación de la OTAN volvió a utilizar
munición con uranio empobrecido, que ha contaminado
gravemente todo el país, hasta el punto de que, solamente en
Kosovo, la propia prensa local daba cuenta en 2010 de que
unas cinco mil personas mueren cada año a consecuencia del
cáncer, triplicando la mortandad que se daba antes de la agresión
norteamericana, mientras en Serbia han aumentado
notablemente las enfermedades infantiles. Miloševi????c’ no tuvo
más remedio que ceder. Tras los hechos consumados, en unos
años en los que la débil Rusia de Yeltsin apenas contaba en el
escenario internacional, Kosovo pasó a ser administrado por
la ONU bajo la resolución 1244 del Consejo de Seguridad,
enviando la misión de la KFOR, bajo el mando de la OTAN. Era
el primer paso, porque aunque la resolución de la ONU mantenía
el principio de que Kosovo formaba parte de Serbia,
Estados Unidos ya estaba preparando los siguientes pasos.
Después de los bombardeos norteamericanos y de la OTAN, y
tras la retirada de las fuerzas serbias de Kosovo, los matones
del UÇK se apoderaron de Pristina, y las bandas de mafiosos
armados empezaron a pavonearse por sus calles. Allí estaba
Hashim Thaçi, jefe del UÇK. Thaçi era un siniestro criminal,
en efecto, pero apenas un peón en otro gran juego que abarcaba
no sólo los Balcanes y el Mediterráneo, sino también
Oriente Medio.
* * *
Thaçi había tenido una fulgurante ascensión política: en
enero de 1999, seis meses antes de aquella reunión en Pristina
con cuatro ministros europeos, nadie lo conocía, a excepción
de sus compañeros de fechorías, pero Pandeli Majko, primer
ministro de Albania, que mediaba desde Tirana entre las facciones
kosovares, ya esperaba la llegada de Thaçi, entonces
“presidente del directorio político del UÇK”. Seis meses después,
a finales de julio de 1999, el primer ministro británico
Tony Blair se entrevistaba con Thaçi en Pristina. Thaçi era un
perfecto canalla, y estaba dispuesto a continuar con sus negocios
de drogas, asesinatos, trata de personas, y los países occidentales
lo sabían. Un informe de la OTAN de 2004, del que se
hizo eco el diario británico The Guardian, revelaba que Thaçi
era “uno de los principales jefes” de las actividades criminales
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Traçi con el entonces Secretario de la OTAN, Solana
y mafiosas en Kosovo. Desde 1999, Thaçi y los matones del
UÇK iban a convertir a Kosovo en el centro de una gigantesca
red criminal y mafiosa durante los años del protectorado norteamericano
en Kosovo. Y sus protectores iban a cerrar los
ojos, durante años, ante la evidencia del crimen.
Paso a paso, las piezas para separar Kosovo fueron encajando.
Las elecciones se celebraron en noviembre de 2007, con la
victoria del PDK de Thaçi, el partido creado por el UÇK para
reconvertir sus tenebrosas actividades y controlar las instituciones,
mientras las potencias occidentales jugaban con las
propuestas de Martti Ahtisaari, enviado de la ONU para
Kosovo. El 9 de enero de 2008, Thaçi era nombrado primer
ministro de Kosovo. Había alcanzado la cima. En las sucias
aguas de la política internacional tutelada desde Washington,
un criminal, un asesino, un mafioso, se convertía en primer
ministro y, en febrero de 2008, Thaçi proclamó triunfalmente
la independencia de la República de Kosovo, con pleno apoyo
norteamericano, que reconoció inmediatamente al nuevo
país. En julio de 2008, Thaçi fue recibido en la Casa Blanca por
un sonriente George W. Bush, quien le obsequió con calurosos
apretones de manos. No fue el único en hacerlo. Bernard
Kouch ner, responsable de la Misión de Administración In te ri -
na de la ONU en Kosovo (MINUK), así como Tony Blair, Ma -
deleine Albright y Javier Solana, entre otros, felicitaron también
con entusiasmo al criminal Thaçi, y se reunieron con él
en diferentes ocasiones. Es difícil entender la complicidad de
esos dirigentes con los mafiosos del UÇK, pero la fiscal Carla
del Ponte apunta dos razones: primera, que los responsables
de la MINUK y de la KFOR temían por sus vidas y las del personal
a su cargo, y, en segundo lugar, que prefirieron cerrar los
ojos ante las evidencias de los crímenes de Thaçi y del resto de
matones del UÇK porque éstos podían poner en peligro el
proceso de paz en los Balcanes.
Se celebraron unas nuevas elecciones
fraudulentas, faltas de toda libertad
democrática, en diciembre de
2010, en las que Hashim Thaçi también
resultó vencedor. Hasta hoy, la
independencia de Kosovo ha sido re -
conocida, gracias a las presiones norteamericanas,
por 70 de los 192 países miembros de las Na -
ciones Unidas. Al mismo tiempo, en 2009, la ONU retiró la
UNMIK, y su función pasó a ser cubierta por la misión de la
Unión Europea en Kosovo, EULEX. Obama, que se hizo cargo
del gobierno norteamericano en enero de 2009, no cambió la
política de Bush en relación a Kosovo, ni la actitud hacia el criminal
Thaçi. De esa forma, en mayo de 2009, el vicepresidente
norteamericano Joe Biden visitó a las tropas estadounidenses
acantonadas en la base de Camp Bondsteel en Kosovo,
situada en Uroševac, junto a la frontera con Macedonia: con
casi mil hectáreas de extensión es la más grande de todas las
que Estados Unidos tiene por el mundo. No por casualidad fue
creada en junio de 1999, después de los bombardeos de la
OTAN en Yugoslavia, con el objetivo de servir al despliegue
militar norteamericano en los Balcanes y Oriente Medio,
incluido el Mar Caspio, y desde ese Camp Bondsteel se apoyó
a la guerrilla terrorista del UÇK, además de servir de cárcel
clandestina e ilegal en las operaciones norteamericanos por el
mundo después del atentado terrorista en Nueva York del 11
de septiembre de 2001. En julio de 2010, Thaçi hizo un viaje
oficial a Estados Unidos, donde fue recibido por Joe Biden y
por altos cargos del Departamento de Estado. Como muestra
del pleno apoyo del gobierno de Obama, el vicepresidente
norteamericano declaró que “la independencia de Kosovo es
irreversible”.
Las tenebrosas historias sobre la actuación de Thaçi y el
UÇK recorrieron durante años las cancillerías y los medios de
comunicación, pero sobre ellas se extendió en Europa y Nor -
te amé rica una espesa ley del silencio. Sin embargo, a veces, la
tenacidad de algunos dignos representantes de la especie
humana consigue romper todos los silencios. Así, los resultados
de las “elecciones” en Kosovo de 2010 casi coincidieron
con la noticia de un estremecedor informe coordinado por
Dick Marty (relator sobre derechos humanos del Consejo de
Europa y un riguroso investigador que desveló los vuelos clandestinos
de la CIA) que fue hecho público en París, el 16 de
diciembre de 2010, tras una investigación que duró dos años,
y donde se revela la actuación del primer ministro kosovar,
Hashim Thaçi, que aparece como el principal dirigente de la
red mafiosa y criminal que organizó el tráfico de drogas, de
heroína, la trata de personas, la comisión de asesinatos y ro -
bos y el tráfico de órganos humanos
en Kosovo. Era un horror que emulaba
los de los nazis. ¿Qué decía exac -
ta mente el informe del antiguo ma -
gis trado suizo Dick Marty? Daba
cuenta de que muchos prisioneros
ser bios capturados por el UÇK fueron
conducidos a casas alejadas, a granjas, a fábricas abandonadas
y que, sorprendentemente, fueron bien tratados, ofreciéndoles
comida y permitiendo que pudiesen dormir en condiciones
aceptables. De hecho, los matones del UÇK seleccionaban
a los presos para vender los mejores órganos humanos.
Los prisioneros ignoraban la razón de aquella bondad, de
aquel trato que les otorgaban sus carceleros: sólo se daban
cuenta de su destino cuando, tras ser trasladados a Albania,
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Thaçi es un criminal, y Kosovo
es un pequeño Estado en
manos de la mafia.
eran puestos ante los cirujanos que les extraerían sus órganos,
sus riñones, tras ser asesinados de un balazo en la cabeza, fríamente,
para que sus vísceras no se estropeasen. No sabemos
a cuántos prisioneros mataron así, aunque algunas fuentes
hablan de centenares de serbios asesinados para alimentar el
tráfico de órganos. Tal vez nunca sabremos cuántos fueron
sacrificados. La lista de los lugares utilizados como prisiones y
mataderos es larga: Burrel, Bicaj, Cahan, Fushë-Krujë, Kukës,
Durres, Rripe (donde estaba la siniestra casa amarilla). Esa era
una de las principales revelaciones del informe de Marty, pero
no era la única.
Una de las bandas mafiosas organizadoras de ese tráfico criminal
fue el llamado grupo de Grenica, denominado así por el
nombre de una pequeña región kosovar, y uno de sus principales
dirigentes era Hashim Thaçi. Hoy sabemos que, bajo sus
órdenes, se formaban grupos de matones, de asesinos, que
planificaban matanzas y practicaban la tortura con los detenidos,
muchas veces hasta la muerte; sabemos que se lucraban
con el tráfico de drogas, que forzaban a la prostitución, que
organizaban la trata de personas. Esas bandas del UÇK, que
recibían la protección norteamericana, hacían prisioneros, los
trasladaban en coches camuflados, sin matrículas, y los llevaban
a la casa amarilla, en Rripe (un municipio del distrito
albanés de Dibër, cuya capital es Peshkopi, situado junto a la
frontera con Kosovo). Todas las operaciones estaban fríamente
planificadas, con
mé dicos que examinaban
y realizaban análisis
de sangre a los prisioneros
serbios que
iban a ser sa crificados,
para conocer así su
estado y su valor en el
mercado del tráfico de
órganos. Algunos testimonios
parciales que
han podido recogerse
indican que muchos
prisioneros supieron
que su destino era ser
asesinados para vender
después sus órganos.
Todo eso ocurrió
durante la guerra que
lanzó la OTAN en 1999,
pero también después,
a lo largo de los años
de la primera década
del siglo XXI, porque las complicidades llegan hasta hoy: en
enero de 2011 fue detenido en Estambul el médico turco Yusuf
Ercin Sonmez (conocido como doctor Frankenstein, y que,
según el diario británico The Guardian, es uno de los principales
organizadores del tráfico de órganos humanos) que era
buscado por la Interpol por su presunta implicación en ese
tráfico en Kosovo y en Azerbeiján. Ha sido también relacionado
con Hashim Taçi.
Cuando presentó su informe, Dick Marty dijo que, con toda
probabilidad, las grandes potencias conocían ese comercio de
la muerte. ¿Cuáles son esas potencias? No lo dijo, pero todos lo
entendieron: Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania,
Francia, los principales países de la OTAN. Porque fue la OTAN
quien atacó a Yugoslavia y forzó la aparición de un poder nue -
vo basado en criminales como Thaçi, y son esos países quienes
han entregado millones de dólares para mantener en pie
un Estado criminal. Los cómplices de los matarifes como Tha -
çi se justifican: mantienen que la estabilidad política en
Kosovo y en toda la antigua Yugoslavia es un valor que está por
encima de la petición de responsabilidades. Marty, consciente
del horror, reclamó que los tribunales internacionales investigasen,
y dio cuenta de la atmósfera de miedo en que vive hoy
la población de Kosovo, incluidos muchos soldados, fiscales,
policías, familiares de desaparecidos. Miedo hasta el punto de
que Marty explicó que si él fuera un abogado de algún testigo,
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le recomendaría que no declarara, porque ya han sido asesinados
demasiados testimonios. Hay que tener presente que la
justicia de Kosovo entrega los datos de todos los testigos a los
abogados de los acusados, es decir, facilita de hecho que los
asesinos ordenen la desaparición y la muerte de quienes pueden
testificar contra ellos. También han sido destruidas
muchas pruebas: en abril de 2008, Ramush Haradinaj, un antiguo
guerrillero del UÇK y también ex primer ministro de
Kosovo, e Idriz Balaj, comandante de las Águilas Negras, una
siniestra unidad del UÇK, fueron absueltos por falta de pruebas
en la Corte Internacional de La Haya pese a haber cometido
crímenes de guerra y múltiples asesinatos. Pero supieron
imponer la ley de los mafiosos: nueve de los diez testigos que
hubieran declarado contra Ramush Haradinaj no pudieron
hacerlo porque estaban muertos; todos murieron en atentados,
o carbonizados, y el único testigo superviviente que podía
testificar anuló su declaración después de que intentaran asesinarlo.
Tanto los servicios secretos de países occidentales
como la misión de la OTAN en Kosovo sabían que Haradinaj
era un criminal implicado en el tráfico de drogas, prostitución,
trata de personas y tráfico de órganos y de armas. Miles de
kosovares conocen las historias del siniestro tráfico de órganos,
pero no se atreven a hablar. El escándalo había llegado
demasiado lejos, y la EULEX (misión de la Unión Europea en
Kosovo) anunció en diciembre de 2010 que investigaría las
denuncias, y, en enero de 2011, la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa exigió una investigación sobre las actividades
del UÇK y sobre los asesinatos de prisioneros para alimentar
el tráfico de órganos. La antigua fiscal del Tribunal
para la antigua Yugoslavia, Carla del Ponte, ha pedido también
que se abra una investigación sobre la actuación de Hashim
Thaçi. Pero los asesinos siguen sueltos, y en esa sociedad de
pon zoña, en ese Estado mafioso creado en el corazón de los
Balcanes, nada sorprende, aunque en
las elecciones donde triunfó Thaçi
más de la mitad de la población no
votase.
Como era de esperar, el gobierno
de Kosovo, dirigido por Thaçi, negó la
veracidad del informe y acusó a Mar -
ty de haber dirigido una investigación
para publicar un “panfleto político
hecho por Serbia, con el acuerdo de Rusia”. Aunque Thaçi ha
procurado refinar sus modales y construir en los últimos años
una imagen pública de hombre de Estado, fue fiel a su reputación
y a su antiguo sobrenombre de “la serpiente” declarando
que “El informe apunta contra Kosovo. Presentaré pruebas al
tribunal. Dick Marty cree estar protegido por la inmunidad
parlamentaria, pero ésta no durará de por vida. Tengo cuarenta
años. Esperaré a que la pierda”. Era un aviso inquietante,
viniendo de quién viene. La mafia albanesa y kosovar no suele
bromear, hasta el punto de que la propia Carla del Ponte ha
llegado a decir que creía que algunos de los miembros del
Tribunal Penal Internacional tenían miedo de esas mafias.
Sin embargo, pese al repugnante silencio de los corderos
im puesto durante años, la verdad siempre pugna por salir:
desde el revelador incidente que tuvo lugar en el aeropuerto
de Pristina, cuando un pasajero turco perdió el conocimiento
y los médicos que le atendieron descubrieron una cicatriz re -
ciente a consecuencia de la extracción de un riñón, se ha do -
cumentado que ciudadanos de otros países, desesperados por
su miseria, accedieron a que se les extrajeran órganos a cambio
de diversas cantidades de dinero, que, a veces, ni siquiera
llegaban a cobrar. También han surgido nuevos datos en el
proceso que se sigue en Pristina, y que el gobierno kosovar no
ha podido impedir, contra la clínica Medicus, una em presa
que extraía órganos a ciudadanos turcos, kazajos, rusos, ucranianos
y moldavos. Los riñones eran vendidos después por
noventa mil euros a clientes de países ricos. En el proceso está
implicado Shaip Muja, un médico cirujano del UÇK que hoy es
consejero político de Thaçi y que fue uno de los principales
organizadores del tráfico de órganos. El negocio del tráfico de
órganos continúa.
Lo más siniestro no es que todo ese horror se conozca
ahora, sino que los principales países de la OTAN ya lo sabían.
Marty ha puesto por escrito, con su escrupulosa investigación,
juntando todas las piezas, lo que para nadie era un secreto:
que Thaçi es un criminal, y que Kosovo es un pequeño Estado
en manos de la mafia. La fiscal Carla del Ponte (que trabajó en
el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia)
publicó hace ya dos años un libro (La caza, disponible en castellano)
donde daba cuenta de mu -
chas de estas atrocidades. Señalaba,
por ejemplo, que Thaçi y Agim Çeku
(jefe militar del UÇK) estaban en -
vueltos en el se cues ro de hombres,
mujeres y niños, y recogió datos so bre
doscientos secuestradores miembros
del UÇK, así como de los crímenes
cometidos después de la llegada de las
tropas de la KFOR, tras los bombardeos de la OTAN. Carla del
Ponte publicó los datos sobre treinta y cinco serbios y kosovares
que fueron secuestrados, “encerrados en condiciones in -
humanas en un establo”, torturados, violados y asesinados:
uno de los acusados era Fatmir Limaj, un matón que llegó a ser
parlamentario de Kosovo y que era el “socio empresarial” de
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El único testigo superviviente
que podía testificar anuló su
declaración después de que
intentaran asesinarlo.
Thaçi. Carla del Ponte reveló también que pudo recopilar
información sobre los casos de trescientos serbios asesinados,
en 1999, por traficantes de órganos. Todo indica que ese tráfico
de órganos humanos se desarrolló du rante la guerra, pero
continuó después cuando Kosovo se convirtió, en la práctica,
en un protectorado norteamericano. Era imposible que
Washington, con su gigantesca base de Camp Bondsteel en Ko -
sovo y sus miles de hombres destacados en el territorio, desconociese
lo que hacían sus protegidos.
Los bombardeos de la OTAN destruyeron buena parte de
Serbia, y su difícil situación económica explica la aceptación
posterior de las imposiciones de Estados Unidos y la Unión
Eu ropea, pese a que algunos países, entre ellos España, no re -
conocen a Kosovo como estado independiente. Serbia no
hubiera asumido nunca la separación de Kosovo, pero las au -
toridades de Belgrado fueron forzadas por las grandes potencias
occidentales a aceptar el hecho consumado de la amputación,
hasta el punto de que una delegación kosovar se presentó
en la Asamblea General de la ONU, sin ser miembro, y
permaneció allí gracias a la treta de ser considerada una “invitada”
de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Ale ma nia e
Italia. El gobierno serbio sabía que seguir oponiéndose a la in -
dependencia de Kosovo significaba cerrarse el camino a la
entrada en la Unión Europea, y hoy Serbia fía la superación de
la grave crisis, la reconstrucción del país, y todo su futuro, a
esa hipotética integración.
Pese a todo, Thaçi, continúa siendo el primer ministro de
Ko sovo, y sigue disfrutando de la protección de sus patronos
norteamericanos, como sugiere Dick Marty en su exposición.
Ante el horror denunciado en el informe del Consejo de Eu -
ropa, Estados Unidos ha reclamado pruebas, en un ejercicio
de hipocresía que quiere hacer olvidar que sus propias agencias,
como la CIA, así como los servicios secretos alemanes
BND, y los servicios de inteligencia británicos e italianos, además
de la OTAN, habían elaborado desde hacía años informes
calificando a Thaçi como uno de los principales jefes de la
mafia albanokosovar, y que ellos mismos disponen de esas
pruebas. Por eso, Marty ha declarado: “las pruebas están ahí,
sólo hay que ir a buscarlas”. Pero muchos de los responsables
de la OTAN y de la misión de la ONU en Kosovo han tenido, y
tienen, una actitud complaciente con los criminales que dirigen
el país, hasta el punto de que algunos, como el danés
Søren Jessen-Petersen, jefe de la UNMIK y representante de la
ONU en Kosovo, ha llamado “amigo” a un personaje como
Haradinaj, enriquecido con el crimen, a quien la fiscal Carla
del Ponte no dudó en calificar de “gánster con uniforme”. El
silencio y la complicidad de importantes políticos de los países
de la OTAN con Thaçi y sus mafiosos se explica porque si
los criminales fueran presentados ante los tribunales saldrían
a la luz las complicidades de muchos responsables, empezando
por Bill Clinton, Tony Blair y muchos dirigentes políticos
occidentales que siguen en activo.
Kosovo es un Estado criminal en manos de la mafia, y, una
vez más, Estados Unidos, para conseguir sus propósitos políticos,
ha colaborado con grupos de asesinos sin escrúpulos,
capaces de las mayores vilezas, reconvirtiéndolos después en
los nuevos dirigentes de Kosovo. La complicidad ha llegado
tan lejos que muchas de las pruebas recogidas por el Tribunal
Penal Internacional para la antigua Yugoslavia han sido destruidas,
y la investigación abandonada por presiones de los
Estados Unidos. Pino Arlacchi, responsable de la Oficina de las
Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD) y di -
putado socialista en el Parlamento Europeo ha hecho pública
su convicción de que los países europeos quieren silenciar la
evidencia de que Kosovo es “el centro del crimen en Eu ropa”.
Pero, en este sórdido capítulo de la historia universal de la in -
famia, faltaba todavía apurar el cáliz del horror y de la vergüenza:
hace apenas unas semanas, una propuesta serbia pa -
ra crear una comisión internacional que investigue el presunto
tráfico de órganos humanos en Kosovo, que fue presentada
ante el Consejo de Seguridad de la ONU y debatida a mediados
de febrero de 2011, fue vetada por Estados Unidos. Nadie
puede ignorar que los asesinos siguen sueltos, y que, ante
Kosovo, el silencio es un crimen de guerra????
Referencias
http://assembly.coe.int/ASP/APFeaturesManager/defaultArtSiteVi
ew.asp?ID=964
http://www.theemptyhousewebdoc.com/
http://www.icty.org/
http://www.pinoarlacchi.it/en/articles/435-arlacchi-il-kosovo-euno-
sbaglio-leulex-e-un-fallimento
crimenorganizado
El Viejo Topo 280 / mayo 2011 / 35Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 31/05/2011 - Modificar
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