ESTADOS UNIDOS continúa atacando Iraq
ENTREVISTA
a Noam Chomsky, lingüista, profesor y activista político norteamericano
“EE.UU. quiere tener el
dominio del mundo”
ANDY ROBINSON - 11/03/2003
Nueva York. Corresponsal
-¿La guerra es inevitable?
–Me temo que estén haciendo lo posible para que sea imposible echar marcha
atrás. Yo diría que si Hans Blix dijera la semana que viene que no hay ni tan
siquiera una navajita de bolsillo en todo el territorio iraquí, daría lo
mismo. La Administración norteamericana lo ha dicho claramente. Lo que quieren
es un cambio de régimen. Lo de la ONU es una farsa.
–¿Por qué le parece que Tony Blair y José María Aznar se juegan su apoyo
político siguiendo a Estados Unidos?
–Bueno, son casos distintos. El Reino Unido se resignó tras la Segunda Guerra
Mundial a ser el “socio menor” de EE.UU., como dijo entonces el Foreign
Office. Da lo mismo el grado de humillación que sufre o las barbaridades que
tiene que cometer, sigue ahí. La alternativa es unirse a Europa y ser un país
del montón. España es distinta. A mi juicio –al igual que en el caso de
Berlusconi–, es puro oportunismo. Prefieren posicionarse al lado del capo de
la mafia que hacer caso al 85% de su población. No vamos a perder tiempo con la
idea de que éstos son grandes estadistas que sacrifican votos por una
convicción. ¡Que idea más absurda! Es una elección sencilla: te alineas con
el poder o con la democracia. Y eligieron el poder.
–A diferencia, por ejemplo, de Turquia...
–Lo que ha hecho el Gobierno turco es extraordinario y muchos gobiernos
occidentales deberían sentirse humillados y avergonzados por el ejemplo de
compromiso democrático que acaba de darse en Turquía. El 95% de los turcos
está en contra de la guerra y tanto el Parlamento como el Gobierno les hicieron
caso. Esto se llama democracia. Pero soy escéptico sobre a la posibilidad de
que se les deje seguir en su oposición. De alguna manera supongo que EE.UU. les
obligará a aceptar.
–¿Cómo?
–En primer lugar tiene grandes armas económicas, como ya se ha visto. En
segundo lugar, aunque Turquía formalmente es una democracia, sigue, a todos los
efectos, bajo un régimen militar mediante el Consejo de Seguridad Nacional. De
modo que siempre hay una amenaza de golpe militar. Estuve en Turquía hace unas
semanas. Hablé en varias universidades y mis amigos turcos me aseguraron que
debía dar por sentado que un elevado porcentaje del público asistente a mis
conferencias era policía secreta. Hay que admirar a los intelectuales turcos.
No son como los nuestros. Están bajo una amenaza constante y no sólo expresan
sus opiniones sino que también hacen insumisión. Pero temo que si el poder
militar decide que no quiere aceptar la decisión parlamentaria, hay formas para
que pase por encima del Parlamento.
–¿Se refiere a un golpe?
–No creo que un golpe sea necesario. El sistema de poder y seguridad en
Turquía ya esta diseñado para que los militares puedan imponerse a las
decisiones del Gobierno. Es más, el Ejército turco se sentirá muy preocupado
si EE.UU. les amenaza con dar su apoyo a una mayor autonomía para los 4
millones de kurdos en el nordeste de Iraq. Turquía tiene 50 millones de kurdos
y el Ejército quiere ampliar la ocupación militar del norte de Iraq. Recuerde
que en los años ochenta EE.UU. y Turquía perpetraron una de las peores
atrocidades contra los kurdos y los resultados aún son visibles en los barrios
pobres de Estambul, que están llenos de kurdos que huyeron a la ciudad. La
mayoría aplastante de los kurdos turcos está en contra de la guerra porque
piensa que en ese contexto se reproducirá la represión. Lo que no es un miedo
infundado.
–¿Esta guerra es por el petróleo?
–El petróleo es un factor importante. Pero ya hace tiempo –80 años
quizás– que el crudo es una fuerza motora en la política exterior de EE.UU.,
así que debe de haber otros factores.
–¿Cuáles?
–Primero, consideraciones políticas domésticas. En el sistema de propaganda
de Estados Unidos, Saddam Hussein pasaba en septiembre de ser un tipo malo a ser
una amenaza para la existencia de EE.UU. En septiembre, de repente, los sondeos
de opinión empezaron a incluir la pregunta: “¿Piensa usted que Saddam
Hussein es una amenaza inmediata?”. Desde entonces más o menos dos tercios de
la población piensa que si no paramos a Saddam hoy, nos va a matar mañana.
Curiosamente, el pueblo estadounidense es el único del mundo –con la
excepción del mismo pueblo iraquí– que tiene ese miedo a Saddam Hussein. En
países vecinos como Kuwait e Irán se le desprecia, pero no se le tiene miedo.
Bueno, ¿qué pasó en septiembre del 2002? Pues se celebraron las elecciones
legislativas en EE.UU. La Administración tenía que evitar que cuestiones como
Enron, las pensiones o el paro fuesen temas electorales. Y cuando tiene miedo,
la gente busca el cobijo del poder. Esto la Administración lo sabe de sobra. Ya
lo hicieron en los ochenta. Eche un vistazo a sus currículos. Son todos hombres
de la Administración Reagan y de la de Bush padre. En 1981 lo primero que hizo
Reagan fue declarar una guerra contra el terror. Nos dijeron que había
terroristas libios sueltos en Washington, que los rusos nos iban a bombardear
desde una base aérea en la isla Granada, que fue invadida. Luego dijeron que
los sandinistas nicaragüenses estaban a sólo dos días de marcha de Texas y
declararon un estado nacional de emergencia porque la seguridad nacional estaba
supuestamente amenazada entonces por Nicaragua...
–¡Vaya amenaza...!
–Pero hay otra explicación. Existe una nueva política global expresada
abiertamente en el National Strategy Report de octubre. Éste explica con pelos
y señales que, en vista de que EE.UU. tiene un poder mayor que el resto del
mundo junto en cuanto a los medios de violencia, debe usarlo para garantizar el
dominio del mundo ahora y para siempre. No lo digo yo ,sino ellos, en el
informe. Hasta explican que habrá que actuar preventivamente para que nadie
desafíe ese poder. El objetivo de nuevo es que el mundo entero tenga miedo. Y
una forma de hacer esto es atacar un país indefenso.
–¿Y las armas de destrucción masiva?
–Es obvio que esta política aumenta, no disminuye, el riesgo de que
proliferen las armas de destrucción masiva y también aumenta el riesgo de
terror en EE.UU. La Administración sabe esto tanto como la CIA. Pero les da lo
mismo. Porque creen –probablemente con razón– que sus recursos de violencia
son tan grandes que da lo mismo lo que se diga.
–Michael Ignatieff (catedrático al igual que Chomsky de la Universidad de
Harvard) acaba de publicar una defensa de lo que él califica como el “imperio
estadounidense” que dice que es el único policía global capaz de evitar el
conflicto. ¿Qué le parece?
–Más o menos lo mismo que los intelectuales nazis, que decían exactamente lo
mismo sobre Alemania. Miremos el pasado. ¿El imperio de EE.UU. ha garantizado
la paz, la democracia y el orden? ¿En América Latina, por ejemplo? En esa
región EE.UU. ha ejercido su voluntad más que en ninguna otra del mundo sin la
molestia de Europa o Rusia. Ignatieff hasta dice que en Vietnam hubo un
“conflicto trágico” entre dos métodos de “construir una nación”,
entre EE.UU. y los vietnamitas del norte. ¿Fue así de verdad? Si fuera así,
¿cómo es que Vietnam del Sur fue el principal objetivo de los bombardeos
estadounidenses? Luego dice que el factor clave que determinará si es
justificable la guerra en Iraq es el conflicto en Palestina. Por tanto
–dice–, EE.UU. debe garantizar que hay una resolución diplomática de ese
conflicto. Pero vamos a ver, existen las hemerotecas. Durante 25 años EE.UU. ha
bloqueado unilateralmente la resolución diplomática del conflicto
palestino-israelí frente al resto del mundo. ¿Qué sentido tiene decir ahora
que tiene que intervenir para resolverlo?
–¿Cuál debe ser la respuesta de los periodistas ante la propuesta de Donald
Rumsfeld de “incrustar” a 1.000 reporteros en las filas de las tropas
estadounidenses?
–Rumsfeld evidentemente cuenta con que esta guerra no vaya a durar más de
unos días y lo más probable es que tenga razón. Esto no puede llamarse
guerra. Es un país del Tercer Mundo contra EE.UU. y el Reino Unido, las dos
potencias militares más grandes de la historia. ¿Cómo llamar guerra a eso?
Entonces la cuestión es: ¿qué clase de masacre va a ser? Y Rumsfeld calcula
probablemente con acierto que será muy corta y, por tanto, por qué no llevar a
los periodistas. Dicho esto, ningún periodista serio lo aceptaría.
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