OBJETIVOS
DEL TERRORISMO ANTICUBANO DURANTE LA
ULTIMA DECADA: TERMOELECTRICAS, REFINERIAS Y HOTELES PRINCIPALES
Autor: Percy Francisco Alvarado Godoy (Fraile)
Escritor guatemalteco y ex agente de la Seguridad
del estado de Cuba.
El objetivo estratégico y supremo de las acciones
terroristas de la mafia anticubana radicada en Miami, ha sido deponer por
cualquier vía al gobierno cubano. Desde el cabildeo político para supeditar la
política norteamericana a un enfrentamiento constante a la Revolución y
ejercer contra ella las más disímiles presiones ¾ entiéndase leyes como la Ley Asesina de Ajuste
Cubano, la Ley Torricelli y la Ley Helms Burton¾, hasta tratar
de aislarla internacionalmente, han sido sus actividades públicas permanentes.
En ese accionar, ha tenido un rol protagónico la Fundación Nacional Cubano
Americana (FNCA).
Sin embargo, no todo ha sido labor política,
falsas acusaciones o “siembra” de una traidora quinta columna dentro de la
Isla. Para lograr esos fines, la mafia contrarrevolucionaria acudió también a
la violencia, al sabotaje y a planes continuados de asesinato.
La oleada terrorista contra Cuba, ejecutada con la anuencia del gobierno
norteamericano, provocó nada menos que la pérdida de 3 478 vidas humanas,
heridas e incapacidad a cerca de 2 099 personas y cuantiosos daños materiales.
Estas cifras, que expongo a continuación,
caracterizan el recrudecimiento del terrorismo contra Cuba en la última década:
·
Se
organizaron 16 planes de atentado
contra el Comandante en Jefe Fidel Castro.
·
Igualmente,
se prepararon 8 planes de atentado contra otras figuras de la Revolución.
·
Se
planificaron, organizaron y ejecutaron alrededor de 108 planes terroristas
contra Cuba. Al respecto, cabe significar que la labor de la Contrainteligencia
y la Inteligencia cubanas impidieron o desestimularon una parte significativa de
los mismos. Cabe a los Cinco Héroes Cubanos
detenidos injustamente en EE UU un valioso aporte en este sentido.
·
La incitación
a la desobediencia social contra el gobierno llegó a límites sorprendentes: sólo
en un mes ¾
entre el 26 de enero y el 25 de
febrero de 1993¾,
las emisoras contrarrevolucionarias realizaron:
-
20
llamados a atentar contra la persona de Fidel.
-
100
exhortaciones a realizar sabotajes contra instalaciones y objetivos económicos.
-
124
llamamientos a miembros del MININT y de las Fuerzas Armadas para
insubordinarse contra el gobierno de la Isla.
-
471
incitaciones a efectuar propaganda contra la dirección del país y el sistema
socialista.
Dentro de estos objetivos tácticos inmediatos, el
centro de los ataques violentos y de la preparación de ulteriores sabotajes, lo
representó la economía cubana, lógico soporte del sistema político y social
establecido en Cuba.
¿Por qué se
priorizaron, pues, los
ataques terroristas contra
objetivos económicos a partir de 1990?
¿Qué planes se llevaron a cabo para destruir la
economía nacional?
¿Qué modalidades asumió ese criminal terrorismo
contra Cuba?
Las respuestas a estas preguntas las encontrará el lector en el presente artículo, teniendo en cuenta que estuve directamente involucrado en muchas de estas actividades dada mi condición de agente de la seguridad cubana, a la par que he estudiado detenidamente a dicho fenómeno.
¿Por
qué la economía cubana era un
objetivo del terrorismo en los primeros años de los noventa?
Indudablemente, el inicio de la década de los años
noventa representó para Cuba un poderoso desafío para sobrevivir. El
derrocamiento del campo socialista, la desaparición de la URSS y otros fenómenos
vinculados a la economía mundial, fueron los factores externos que provocaron
el desencadenamiento de la crisis económica cubana en los años noventa. De
repente, la Isla se encontró con las siguientes dificultades:
·
Pérdida de
sus exportaciones a la URSS, las que representaban el 59.9 % del total de lo que
la Isla exportaba hacia el exterior.
·
Pérdida de
las importaciones establecidas con este país, que alcanzaban el 68 % de lo que
Cuba importaba en 1989.
·
Caída
acumulada del PIB, entre 1990-93, en un 39 %.
·
Déficit
comercial externo.
·
Desaparición
de créditos blandos y la exclusiva posibilidad de obtener capital a corto plazo
y con altas tasas de interés.
·
Paralización
de las inversiones.
·
Semiparalización
de la industria nacional por falta de materias primas y combustible, llegando a
emplearse sólo entre el 10% y el 15 % en el año 1993.
·
Caída del
consumo total en un 27 % como resultado de la contracción de la oferta de
bienes y servicios, ya que la producción decreció en un 54,3 %.
·
Brusca caída
del salario real entre 1990 y 1993, lo que conlleva al incremento de las
necesidades insatisfechas de la población ¾ la circulación mercantil minorista decreció de 9
354.2 (1989) a 6 897 (1993), en lo referido a ventas de mercancías y alimentación
pública¾.
Como es de suponer, la economía cubana
era un objetivo demasiado vulnerable por parte del terrorismo, con el fin
de precipitar la caída de la Revolución en esos momentos, agudizar
la difícil situación del país y fomentar el descontento social.
Aunque inicialmente la mafia terrorista de Miami
planificó sus acciones contra instalaciones turísticas con el propósito de
presentar al mundo un clima interno de oposición, cuando se adoptan varias
medidas por parte del Gobierno Revolucionario para salir de la crisis, cambian
sus percepciones y agudizan su accionar.
Basta destacar algunas de
las medidas adoptadas por Cuba para reducir los desequilibrios económicos
existentes, de ajuste y estabilización monetaria, y alcanzar una mayor
eficiencia económica, para comprender cómo se focalizan los objetivos
inmediatos del terrorismo contra Cuba.
Algunas de estas medidas, adoptadas a partir de
1994, fueron:
·
Apertura al
capital extranjero.
·
Desarrollo
del turismo como motor impulsor del desarrollo económico ulterior.
·
Ley de
Inversión Extranjera.
Obviamente, la mafia terrorista anticubana definió
sus objetivos de una forma más precisa:
-
Atentar
contra instalaciones turísticas, no sólo ya para “asustar” turistas, sino
para afectar la principal fuente de recursos para el país.
-
Atentar
contra instalaciones económicas que jugaran un papel clave para el desarrollo
económico, tales como termoeléctricas, refinerías, centrales azucareros y
sembradíos de caña.
-
Búsqueda de
información sobre empresas creadas con capital extranjero no sólo para ejercer
presiones sobre los inversores foráneos, sino para ejecutar acciones
terroristas contra las mismas.
-
Búsqueda de
información sobre la situación del abastecimiento de piezas de repuesto de la
industria azucarera, industria básica y otros objetivos económicos.
-
Estudios de
vulnerabilidad y situacionales ¾mediante el empleo del GPS¾ de una diversidad de objetivos económicos,
sociales y políticos.
El
terrorismo contra las instalaciones termoeléctricas cubanas:
La industria eléctrica cubana acumuló un
crecimiento de cerca del 300 % a
inicios de la década de los noventa con respecto a 1958. Sobre todo, en la década
de los 60, se habían realizado grandes inversiones para lograr el aumento de la
capacidad de generación. Nuevas termoeléctricas surgieron en ese período.
Para 1991 se había logrado generar
la cantidad de 13.163 GW/h, aportando las termoeléctricas casi un 89 % del
total de electricidad generado en esa fecha.
Por ello, desarticular el sistema eléctrico
nacional se convirtió en un objetivo priorizado por parte de la mafia
terrorista de Miami. Con ello se lograría, desde luego, paralizar la producción
y los servicios, así como casi todos los aspectos de la vida nacional.
A grandes rasgos, casi todos los planes terroristas
se encaminaron a sabotear o preparar condiciones para ejecutar ulteriormente
acciones violentas contra las principales termoeléctricas del país: la
“Antonio Guiteras” (Matanzas), “Carlos Manuel de Céspedes”
(Cienfuegos), “Máximo Gómez” (Mariel), Tallapiedra (Ciudad de la Habana) y
Santa cruz del Norte (Provincia Habana), fueron centro de su atención.
Algunos de estos intentos, evidencian dicha
afirmación:
- En
el año 1993, el ciudadano cubano Manuel Inda Ramos fue reclutado por Luis Zúñiga
Rey, personero de la FNCA, con vistas a que microlocalizara objetivos económicos
en la zona industrial de la ciudad de Matanzas. Posteriormente, atentaría
contra estos objetivos, entre los que se encontraba la termoeléctrica
“Antonio Guiteras”.
- En
el primer semestre del año 1994, la FNCA me orientó a través de Pepe Hernández,
su presidente, así como mediante Alfredo Domingo
Otero, realizar los marcajes de varias termoeléctricas del país, usando
diferentes aparatos GPS. Entre los
objetivos seleccionados estaban las de Matanzas, Cienfuegos, Mariel y Santa Cruz
del Norte. El propósito estaba claro: posteriormente usarían esa información
para emplear medios sofisticados teledirigidos
para provocar la destrucción de las mismas.
El propio presidente de la FNCA también me orientó
hacer estudios detallados sobre la posibilidad de atacar a la termoeléctrica
“Antonio Guiteras” desde el mar o de infiltrar terroristas con explosivos
por esta vía. Todavía recuerdo cada detalle de mis encuentros con Pepe y su
insistencia por averiguar también sobre la factibilidad de usar hombres ranas
para introducirse en la Guiteras y colocar explosivos allí.
En otra ocasión, fue Arnaldo Monzón Plascencia,
directivo de la FNCA, el que me insistió sobre realizar estudios sobre la
termoeléctrica cienfueguera. Me dio cierta cantidad de dinero y me presionó
para que filmara cada detalle de la instalación desde la bahía. Estaba
seleccionada, sin lugar a dudas, como otro objetivo de sus planes siniestros.
Apenas
dos años después, en octubre de 1996, varios
terroristas agrupados en la organización “Brigada 2506” —José
Miró Torres, Gustavo C. Ponzoa Álvarez, Eduardo Ferrer González y Oscar Zacarías
Lima Córdoba—,
decidieron emplear las informaciones a disposición de la FNCA y recibiendo
apoyo logístico y financiero por parte de ésta: lanzarían mini aviones
teledirigidos, cargados de explosivos, contra varios objetivos entre los que se
encontraban las termoeléctricas de Mariel, Tallapiedra y Santa Cruz del Norte.
Para
mí —por supuesto también para mis oficiales—, no fue una sorpresa conocer de estos planes. Siempre
estuvo claro que los marcajes y micro
localizaciones mediante satélites,
serían empleadas en cualquier momento para efectuar actos terroristas. Por
ello, siempre cuidamos de colocar un margen de error aceptable en los mismos.
¿Se
imagina el lector cuáles habrían sido las consecuencias de estos actos?
¿Qué
le hubiera pasado a un país que perdiera de pronto su producción de
electricidad, máxime en un momento de crisis económica aguda?
¿Qué
consecuencias hubiera traído para Cuba perder, en consecuencia, la posibilidad
de mantener funcionando las pocas industrias que trabajaban en esos momentos?
No
hace falta mayor comentario al respecto. Cualquiera puede entenderlo con
facilidad.
Por
suerte, todos estos planes fueron neutralizados a tiempo.
Las refinerías cubanas, otro
objetivo del terrorismo.
La
mafia terrorista de Miami le prestó también especial atención a todo lo
relacionado con el abastecimiento de petróleo y a la posibilidad de sabotear
las principales refinerías del país.
El
2 de abril de 1993, fue ametrallado el buque tanque “Mykonos”, de bandera
maltesa y que contaba tanto con tripulación cubana como chipriota. Esta acción
fue realizada sólo a 7 millas de la ciudad de Matanzas. El ejecutor de ese vandálico
ataque fue el autotitulado Ejército Armado Secreto, encabezado por el Chino
Aquit, nada más y menos que uno de los terroristas fotografiados junto al
presidente norteamericano el 20 de mayo del año pasado.
El
propósito de esta acción terrorista era asustar a las compañías y países
que trasladaran petróleo a Cuba y, evidentemente, estrangular también a la
economía cubana por esta vía.
En
mi caso, recibí orientaciones de
Alfredo Domingo Otero en relación con realizar estudios de las refinerías”
Ñico López” (Ciudad de la Habana) y la de Cienfuegos. Estos estudios
consistieron en la micro localización
de ambos objetivos, su filmación y detección de vulnerabilidad. Era evidente,
por tanto, que las mismas estaban en la mira del terrorismo anticubano
y no importaba ni tan siquiera la vida de las centenas de trabajadores
ocupados en ellas.
Recuerdo
los momentos en que también filmé y entregué a los jefes de la FNCA varios
casetes conteniendo imágenes de dichas instalaciones. En ellos aparecían
decenas de obreros que desconocían los tenebrosos planes de la mafia de Miami.
Como
puede apreciar, amigo lector, a partir de estos planes, Cuba estaría condenada
a no sobrevivir. Por suerte, todos estos planes macabros también fueron
desarticulados y neutralizados a tiempo.
Hoteles y otras instalaciones turísticas:
los más conocidos objetivos del terrorismo.
Tanto
en mi libro “Confesiones de Fraile”, como en el reciente artículo titulado
“Objetivo: cabaret Tropicana”, examino al detalle el interés de la mafia
terrorista por terminar con el turismo en la Isla.
Un
sucinto examen de estos planes y acciones terroristas puede demostrar el propósito
de acabar con la actividad económica a la cual apostó la dirección del país
como locomotora para salir de la crisis económica.
Como
ya señalé al principio del artículo, la percepción de dañar la economía
nacional por esta vía cobra mayor fuerza a partir de que la FNCA participa en
estas actividades terroristas a partir de 1993. Esto no quiere decir que, con
anterioridad, no hayan existido otros planes y no se hayan realizado ataques
violentos contra instalaciones del turismo. Veamos algunos de ellos:
-
(7 de octubre de 1992) Se lleva a cabo un ataque contra el hotel Meliá
Varadero por parte de un team de la organización Comandos L.
-
(2 de septiembre de 1993) Fue detenido el ciudadano mexicano
Marcelo García Rubalcava, residente en los Estados Unidos y asociado a
la organización contrarrevolucionaria Alpha-66.
Venía con el propósito de atentar contra instalaciones turísticas.
-
Tres ataques al hotel Guitart Cayo Coco (11 de marzo de 1994) (6 de
octubre de 1994) (20 de mayo de 1995). Por parte de terroristas de Alpha 66.
La
incorporación de la FNCA al terrorismo contra Cuba, partiendo de sus ilimitadas
fuentes de financiamiento y la experiencia subversiva de varios de sus
dirigentes, provoca un arreciamiento de las actividades violentas contra el
turismo en Cuba. Vendrá entonces la oleada terrorista de los años 1996 y 1997,
la cual provocó que explotaran varias de
las 31 bombas colocadas en hoteles e instalaciones turísticas:
·
Colocación de una bomba en un hotel de Varadero por parte de Santos
Armando Martínez Rueda y José Enrique Ramírez Oro, residentes en los Estados
Unidos. El artefacto explosivo,
compuesto por 138 gramos de C-4, fue desactivado por especialistas cubanos.
Ambas personas fueron entrenadas por Alfredo Domingo Otero, mi jefe inmediato en
la FNCA y, al ser capturados, portaban el mismo teléfono celular que utilicé
en mi labor como agente de esa organización.
·
(12 de abril de 1997) Explosiona una bomba en una discoteca del Hotel
Meliá Cohiba, en Ciudad de la Habana. Contenía 600 gramos de C-4 y
milagrosamente no causó víctimas humanas. Fue colocada por el salvadoreño
Francisco Chávez Abarca.
·
Se encuentra una bomba en el piso 15 del Meliá Cohiba, conteniendo 401
gramos de explosivo C-4. Fue colocada también
por el salvadoreño Francisco Chávez Abarca.
·
(12 de julio de 1997) Explotan
dos artefactos en los hoteles Capri y Nacional. Ambos fueron colocados por el
salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León.
·
(4 de agosto de 1997) Explota
una bomba en el lobby del hotel Meliá Cohiba, la que contenía TNT y exógeno (RDX).
Fue colocada por el salvadoreño Otto René Rodríguez Llerena.
·
(22 de agosto de 1997) Explota una bomba cerca del lobby bar del Hotel
Sol palmeras, en Varadero. Fue colocada por los guatemaltecos Jorge Venancio Ruíz
y Marlon Antonio González.
·
(4 de septiembre de 1997) Explotan bombas en los hoteles Copacabana, Tritón
y Chateau Miramar, así como el
famoso restaurante conocido como Bodeguita del Medio.
Otros
artefactos fueron detectados a tiempo o sus portadores capturados apenas
penetraron en el territorio nacional.
En
mi caso particular, como ya fue denunciado públicamente, me correspondió el
triste, y a la vez honroso papel, de haber estado involucrado en dos planes
violentos:
·
El primero fue un intento frustrado de introducir, vía marítima, 4
artefactos explosivos y 8 cápsulas de fósforo vivo, en diciembre de 1993.
·
El segundo fue el conocido plan de volar Tropicana con una bomba de 450
gramos de C-4. La otra bomba la colocaría en hoteles de Varadero o Ciudad de la
Habana. Fueron directivos de la FNCA los que me reclutaron para tal fin, ofreciéndome
dinero y contactándome con Luis Posada Carrilles para que me entrenara.
El sagrado derecho de Cuba a
defenderse.
Como
usted ha podido apreciar, amigo lector, este artículo reseña sólo una parte
de los planes terroristas en esta década.
No
hay dudas que la debilitada economía cubana se convirtió en objetivo de estos
planes, pues la mafia agresiva de Miami contaba que se lograría provocar la caída
de la Revolución.
Por
suerte, estuvieron hombres dignos en este frente de combate, en las propias
entrañas del monstruo.
Al
conocer sobre estos planes y sobre la apatía del gobierno norteamericano por
impedirlos, ¿no le parece a usted que era necesaria la presencia de René,
Antonio, Fernando, Gerardo y Ramón en Miami?
Ciro
Bianchi Ross lo dijo con claridad en el prólogo a mi libro “Confesiones de
Fraile”:
“Ojos
y oídos de Cuba en la Florida fue Percy Francisco
Alvarado Godoy, el autor de este libro. Ojos y oídos de Cuba en la
Florida fueron Antonio, Fernando, René, Gerardo y Ramón. La ineludible
necesidad de Cuba de mantenerse vigilante frente a la creciente hostilidad y
beligerancia de los grupos anticubanos asentados en los Estados Unidos, se
evidencia en estas confesiones de
Fraile sobre su labor dentro del ala terrorista de la Fundación Nacional
Cubano-Americana. Para defender a Cuba y a su pueblo de la virulencia de estos
grupos trabajaron también, en silencio y heroicamente, en los Estados Unidos,
Antonio, Fernando, René, Gerardo y Ramón. Así lo reconocieron con valentía
ante el tribunal que los sentenció. No actuaron por dinero ni por rencor, ni en
el ánimo de ninguno de ellos cobró vida la idea de dañar al pueblo
norteamericano. Jamás, con su actuación, pusieron en peligro la seguridad
nacional de los Estados Unidos.”
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