REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA
21
de octubre del 2002 |
Abortado
intento de asesinato de Chávez
Durante
la transmisión de su programa Aló Presidente, el presidente Chávez denunció
el aborto de un magnicidio contra él a su llegada de una gira por Europa. Según
Chávez, el día Viernes en la noche, al hacer una escala en Canadá para
reabastecer combustible, recibió una llamada telefónica del ministro del
Interior y Justicia Diosdado Cabello, alertándolo de no aterrizar en el
aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, ya que existía un plan
para asesinarlo.
"Eran como las 8 de
la noche del 18 de octubre de 2002. Resulta que a un cuerpo de Inteligencia llegó
la información, menos mal que a tiempo, acerca de un presunto movimiento de
armas, que se llevaba a cabo por parte de sujetos desconocidos en el Paseo
"La Zorra", en la Parroquia de Catia La Mar del Estado Vargas. Se
comisionó un grupo de funcionario civiles y militares para ir a
investigar".
"Allá llegó el
equipo. Como a las 20 horas, es decir a las 8 de la noche, estaban acercándose
al lugar y fueron repelidos por una granada fragmentaria, les lanzaron una
granada y disparos de armas de fuego. Un grupo entonces de choque estaba allí,
con capacidad de respuesta armada." Dice el informe: "reciben fuego de
armas, les lanzan una granada, afortunadamente son gente bien entrenada y
pudieron guarecerse del ataque. Observaron a varias personas que se desplazaban
rápidamente por la playa, entre los quiscos ubicados en la arena de la misma y
el rompeolas, por lo que la comisión procedió a realizar varios disparos con
el fin de evitar el escape de las personas involucradas en tal hecho. Sin
embargo, montaron un vehículo cercano y escaparon.
Posteriomente se realizó
una inspección en la zona, encontrándose en uno de los quioscos de la playa
(ubicada entre mamo y Maiquetía) un objeto cilíndrico envuelto en dos bolsas
negras para basura, constatándose entre varios testigos que era una bazooka
modelo AT-4 color verde oliva, un bolso color verde y negro tamaño regular
contentivo de una toalla colocar azul, un teléfono celular marca tal, color
negro y seria tal, un manual de uso del teléfono, dos fotos digitales (una del
ciudadano presidente de la República y otra del avión presidencial), un periódico
Últimas Noticias de fecha 18 de octubre, una fotografía aérea de la Parroquia
Catia La Mar, Estado Vargas, donde aparece escrito un manuscrito que
textualmente dice: "Para que el águila caiga únicamente debes recibir
orden del contacto del aeropuerto y sólo por el número de teléfono que ya
sabes. Al ubicarte en el sitio preciso rompe este mapa. Suerte" Luego,
sobre el mapa está la figura de un avión sobrevolando La Zorra, y las
coordenadas 10º, 35" 51.6' N, una cosa milimétricamente calculada, y 67º
2" 44.4' O. Punto exacto en el mapa.
Una agenda de bolsillo
verde impresa con dirección en Cúcuta, en donde aparecen personas opositoras
al actual gobierno y teléfonos celulares. En los celulares hay detalles como
este: en la última media hora, ese celular había hecho 46 llamadas que ya están
registradas; aquí están algunos nombres y número telefónicos.
Chávez indicó que en la
madrugada del allanamiento a la casa del Dr. Tejera París, muchas personas
salieron o se fueron del país, y denunció que en estos momentos debe estar
ocurriendo lo mismo, por lo que alertó al Poder Judicial, Fiscalía y
Ministerio del Interior y Justicia.
Chávez explicó que el
alcance efectivo de estas armas es de 300 metros y el alcance máximo es de 500
metros. Pesa 6.8 kg cargado. Calibre de 84 mm. Velocidad inicial del proyectil:
290 m/seg. Tiempo de vuelo: 1.2 segundos. Es un arma individual antitanques, de
tiro directo y sin retroceso, para combatir blancos múltiples.
Se intuye que el plan era
tener bazookas en varios sitios para lograr mayor probabilidad de asegurar el
objetivo. Se presentaron dos teorías; la más convincente indica que el avión
presidencial sería atacado mientras se acerca para aterrizar, en un momento en
el cual pasaría a menos de 300 metros de La Zorra.
El presidente Chávez
desvió su vuelo y aterrizaron finalmente en Palo Negro, en la Base Aérea
Libertador. Aún cuando se negaron a dar nombres, indicaron que algunos de los
implicados en los sobres bombas y el terrorismo financiero en 1993 estarían
involucrados en estos intentos (refiriéndose posiblemente a López Cisco).
Diosdado Cabello informó
además que el atentado contra Unión Radio, que ocurrió aproximadamente a la
una de la madrugada, tendría el propósito de desviar y distraer la atención
de los cuerpos de seguridad del Estado con el fin de hubiera menos vigilancia en
Maiquetía, y poder así realizar el atentado con más facilidad.
Chávez también informó
que algunos terroristas habrían sido introducidos en el país desde la frontera
colombiana, con el fin de infiltrarse en manifestaciones bolivarianas para
intentar ultimar al Primer Mandatario en estas.
Con dolor, Chávez anunció
que se retirará por un tiempo –y no por su voluntad- de actos y
manifestaciones de calle, tomando fuertes medidas de seguridad para él y su
equipo.
El periódico chileno
"La Nación" informa de otro plan para asesinar al vicepresidente que
fracasó
Víctor Gutiérrez. La
Nación
El golpe de Estado que hubo en Venezuela en abril pasado iba a tener un pie en
Santiago de Chile. Ante el inminente asilo en nuestro país del brazo derecho de
Chávez, José Vicente Rangel, dos agentes de la Dirección Superior de
Inteligencia Policial de ese país viajaron a nuestro país para asesinarlo a él
y su familia.
Al entrar a Chile, en
Policía Internacional del Aeropuerto Pudahuel, el encargado les preguntó si
venían de paseo. Los corpulentos hombres contestaron que venían por motivos de
trabajo. Y no mintieron. Lo que no confesaron fue que eran agentes operativos de
la Disip (Dirección Superior de Inteligencia Policial), agencia política de
Venezuela. Y menos aún que en Santiago tenían un objetivo que cumplir: afinar
todos los detalles para asesinar en nuestro país al entonces ministro de
defensa, hoy vicepresidente, de Venezuela, su esposa, hijos y nietos.
Los dos agentes
venezolanos llegaron a Chile el lunes 8 de abril de este año. Ese día buscaron
la prensa local para ver noticias de su país, pero se encontraron con que las
preocupaciones de los medios eran la muerte de la actriz mexicana María Félix
y que Colo Colo seguía con racha ante un triunfo frente a los autobuseros. No
entendían nada. Para ellos había algo más importante. Mientras esperaban sus
maletas en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, sabían que faltaban sólo tres
días para el frustrado golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez.
Su misión era perseguir
y luego exterminar a la cúpula cercana a Chávez después que éstos pidieran
asilo político. Se trataba de un crimen perfecto.
Un plan creado en
Venezuela, coordinado desde Perú, y ejecutado en Chile con ayuda y logística
de un camarada de armas. Un ex alto militar chileno.
Al llegar a Santiago los
esperaba su contacto en Chile, el brigadier (R) Manuel Provis Carrasco, ex
agente de la DINA y la CNI. Fuentes de la Disip en Venezuela explican que Provis
era un hombre de confianza de los agentes, y que por tal motivo conocía el
plan. Sin embargo, los cercanos a la operación en Chile indicaron que es
posible que Provis no hubiera recibido mayores detalles de la misión al
principio. Los venezolanos dijeron también a "Manolo" que realizaban
investigaciones sobre opositores en Chile. "El plan de los agentes de la
Disip era confidencial y provenía de una alta autoridad de dicha agencia
venezolana. Provis, también nombrado como 'Omar Shariff' por los agentes por su
parecido al actor egipcio, no sé si estaba informado de todo en un
comienzo". Es más, los agentes se movilizaban en ocasiones solos.
Pero de que estuvieron
juntos, y más aún, que los agentes se alojaron en la casa de un familiar del
brigadier, "no cabe duda", señaló un testigo que vio a los Disip
junto al militar chileno. "Si hasta se abrazaban cuando se veían".
Ya más tranquilos, los
agentes extranjeros le informan al brigadier Provis su interés por obtener
antecedentes de un político de su país con lazos en Chile. Además le informan
que en dos días más (11 de abril) habría un golpe de Estado en su país. Los
agentes de la Disip manejaban con seguridad la información que el entonces
ministro de Defensa y ahora vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel,
se asilaría en Chile junto a su esposa, la pintora chilena Ana Avalos, sus
hijos y nietos. La misión de ellos era asesinarlos a todos. Vicente Rangel,
para los agentes, significaba un futuro enemigo político de los golpistas, y
podría tomar más fuerza desde el extranjero.
El trabajo del brigadier
Manuel Provis, quien se retiró del Ejército en diciembre del año pasado, era
asistir a los agentes venezolanos en lo que necesitaran. Conseguirles celulares,
armas, servirles de guía, protegerlos y darles la información de inteligencia
que requirieran. La confianza entre el brigadier Provis y los agentes
venezolanos era tal que para no dejar registro de ellos en hoteles y
departamentos, los alojó por unos días en la casa de un familiar ubicada en la
comuna de Las Condes. Lo que no sabían los involucrados en este macabro plan
era que estaban siendo seguidos, incluso hasta las puertas de la casa de calle
Sebastián Elcano.
Los agentes de la Disip
que llegaron a Chile se identificaron como Samuel y Víctor Hugo.
Samuel era quien estaba a
cargo de la misión en Chile. Testigos que compartieron con él lo describen
como un hombre corpulento, de 1,80 de altura.
Aproximadamente de unos
50 años. Dijo ser coronel activo del ejército venezolano y amigo personal del
brigadier Provis. Según el coronel Samuel, Provis lo había atendido muy bien
en Israel, lugar donde el brigadier chileno estuvo en una misión militar. Por
su parte, Víctor Hugo tenía aproximadamente 40 años, de bigote. Era gordo y
de casi 1,70 de altura. Nunca dijo ser militar, sólo miembro de la Disip.
Los agentes Samuel y Víctor
Hugo en ocasiones se trasladaban solos en el Metro. Buscaban sus propios
restaurantes y tomaban café mientras revisaban documentos relacionados con la
familia Rangel. Los días previos al golpe, los venezolanos chequeaban
antecedentes de sus propiedades, incluso fueron a Dicom de Tobalaba para sacar vía
legal más antecedentes de la familia.
Específicamente,
buscaban a través de los parientes de la cónyuge, Ana Avalos, información de
cuánto dinero había en Chile, a qué propiedades podría llegar la familia
asilada, y ver las direcciones de las hermanas de la pintora chilena. El plan se
había diseñado en Caracas y coordinado desde Lima, pero ellos tenían que
tener todas las opciones cubiertas. Los operativos de la Disip esperaban
ansiosos la llegada de la familia Rangel a Chile. El plan no era rebuscado:
simularían un asalto y liquidarían a los que estuvieran en la casa, no sería
el primer asalto con víctimas fatales. Rápido y efectivo. No había tiempo, ni
organización, para secuestros, salidas del país ni operaciones más
rebuscadas.
Los agentes afinan los
detalles
A través de las noticias
en Chile e informados por sus superiores desde Venezuela, los agentes de la
Disip se dirigen al Ibérico, un conocido restaurante de Borde Río, para afinar
los detalles de la inminente llegada de la familia del entonces ministro de
defensa. Mientras Samuel y Víctor Hugo se quejaban de lo malo del café
nacional, le dieron más detalles del golpe en Venezuela a su contacto chileno.
Le señalaron que el entonces director de operaciones de la Disip, Eliecer
Otaiza, era quien los había enviado a Chile, y que éste se encontraba en Perú
esperando a que el presidente Hugo Chávez llegara a Lima a través de un asilo.
Fuentes de la Disip en
Venezuela confirmaron a La Nación Domingo que el plan en Perú era asesinar a
Chávez, labor que efectuaría el propio Otaiza. La misma suerte había dictado
Otaiza para los Rangel-Avalos en nuestro país.
En Perú, Eliecer Otaiza,
tenía redes cercanas. Su estrecha relación con Vladimiro Monetesinos era
conocida. Otaiza personalmente se encargó de encubrir y proteger al macabro ex
asesor de Alberto Fujimori hasta el momento de su captura.
¿Quién es el
contacto?
La relación entre la
Disip y la DINA es antigua y se inició durante la operación Condor (que unía
a las agencias de inteligencia de Latinoamérica en su lucha contra los
militantes de izquierda y grupos subversivos). Otaiza, quien dice ser la
reencarnación de Napoleón, aprobó el contacto con el Brigadier chileno Manuel
Provis para ser enlace en la misión en Chile debido al "buen currículum"
del chileno en actividades de represión.
El brigadier Manuel
Provis Carrasco alias «Francisco Valenzuela», se graduó en 1970 de la Escuela
de las Américas en la especialidad de orientación de armas de combate. También
estuvo asignado al centro de tortura de la Villa Grimaldi y perteneció a la
brigada Caupolicán de la DINA. A fines de 1977, cuando era un capitán de la
DINA, le propuso a la ex agente Marcia Merino (conocida como «La flaca
Alejandra» por sus ex compañeros del MIR) que para no tener problemas en el
futuro, muriera legalmente y cambiara de rostro e identidad. Y así fue. La ex
mirista se sometió a una operación de cirugía plástica en la Clínica Santa
María.
Por su parte, la ex
agente de la DINA Luz Arce recuerda que a fines de 1989 recibió un llamado del
entonces teniente coronel Manuel Provis Carrasco, quien le dijo que venía
llegando de Israel. Su nueva destinación sería el Ministerio de Defensa, y le
ofreció trabajo en la BIE (Brigada de Inteligencia del Ejército). Provis
continuó en tareas represivas y fue comandante del cuartel de CNI de calle
Borgoño al mando del Area Metropolitana.
El 2 de noviembre de
1999, el ministerio de Defensa publicó en el Diario Oficial la designación del
brigadier de Ejército Manuel Provis Carrasco como reemplazante del jefe de
plaza de la VIII Región durante las elecciones presidenciales. Provis Carrasco
se retiró del Ejército en diciembre del año pasado. Ahora trabaja en el área
de la salud.
Se Complica la Operación
Mientras en Venezuela el
golpe se debilitaba gracias al apoyo de los chavistas y de diferentes
mandatarios del mundo, los agentes de la Disip viajaron a Viña del Mar como
turistas. Según ellos, todo saldría como estaba planeado. A menudo, al
disfrutar de mariscos y vinos chilenos, los funcionarios de la Disip se quejaban
del supuesto dinero que José Vicente Rangel tendría en Chile. Hablaban de
cientos de miles de dólares y de cuánto lo odiaban. Sabían de su cariño por
Chile. Rangel, abogado y periodista de 73 años, es considerado uno de los más
fieles colaboradores de Chávez. Para los agentes, asesinarlo era una misión
que debía cumplirse.
La cercanía del
vicepresidente venezolano con Chile no es sólo a través de su esposa. En 1948,
Rangel hizo parte de sus estudios de Leyes en la Universidad de Chile. Luego, en
nuestro país se casó con Ana Avalos, quien destacaría en Venezuela como
artista plástica (escultora y ceramista) y productora de televisión.
Los agentes y Provis sabían
a través de antecedentes que traían desde Caracas que el matrimonio llegaría
a Chile junto a sus dos hijos y sus dos nietos. Todos estaban en la lista para
ser asesinados. La orden era clara: no debía quedar ningún heredero de Rangel,
ningún sobreviviente cercano a Chávez. Por lo menos ese era el plan del jefe
de operaciones de la Disip, Elicer Otaiza.
Al empeorar la crisis en
contra de Hugo Chávez, la prensa en Chile publicaba que Ana Avalos habría
llamado a la esposa del entonces embajador de Chile en Caracas, Marcos Alvarez,
para ver la posibilidad de conseguir asilo en nuestro país en caso de que se
agravasen los hechos.
Esta información, sin
embargo, fue desmentida por el ministro Secretario General de Gobierno, Heraldo
Muñoz.
El Secretario de Estado
dijo entonces que no había nada oficial al respecto y que las informaciones que
circularon esa mañana eran sólo rumores. Luego se sumó el propio embajador
Alvarez, quien dijo que nadie del gobierno venezolano se había acercado a la
embajada con tal objetivo. Por su parte, los agentes de la Disip recibieron la
confirmación de que el asilo se había pedido y que el plan para ejecutarlos
continuaba.
Mientras la incertidumbre
y la preocupación aumentaban en Caracas, los agentes venezolanos llamaban cada
media hora a su país para saber qué hacer. Aunque el apoyo a Chávez aumentaba
y el golpe se debilitaba, en Chile todo seguía su curso.
Sin embargo, cuando el
inminente regreso del mandatario al palacio presidencial tomaba fuerza, la
angustia de los encargados de ejecutar el plan en Chile se acentuó. Finalmente,
los eventos políticos que le costaron por 48 horas la salida del poder a Chávez,
cambiaron. Las noticias anunciaban que Rangel conversó dos veces con Chávez
mientras este último estaba recluido y que además participó en el movimiento
para reponerlo en el poder.
Por su parte, la Disip
manifestaba un amplio respaldo a los manifestantes favorables a Chávez.
La Dirección de
Seguridad e Inteligencia Policial fijó un día después del golpe una posición
a favor del pueblo venezolano y aseguró que no saldrían a la calle a reprimir
las manifestaciones chavistas.
En nuestro país, los
agentes venezolanos perdían contacto con su agencia de inteligencia, debido a
que las prioridades fueron cambiando para la Disip. Samuel y Víctor Hugo
compraban los diarios locales buscando información, y se encontraban con temas
ajenos y frívolos como que la animadora Margot Kahl, trabajaba un proyecto en
solitario luego que Alvaro Salas se negara a trabajar con ella. De Venezuela,
muy poca información. Entonces, le pidieron al ex DINA, Manuel Provis que los
llevara a un ciber-café en Providencia para ver noticias de los medios
venezolanos.
Al sentarse frente al
computador se dieron cuenta que Chávez había vuelto al poder y que la oscura
misión de asesinar a los Rangel-Avalos estaba cancelada. José Vicente Rangel
no se asilaría. Rangel no llegaría a Chile. No habían opositores que
eliminar, no había víctimas.
El brigadier Provis no
entendía lo ocurrido. Sus amigos venezolanos tampoco. ¿Qué hacer ahora? ¿Qué
pasa si alguien los busca en Venezuela? El mensaje les llegó con claridad desde
Perú. Eliecer Otaiza les ordenó quedarse unos días, porque según él, las
cosas cambiarían, habría otro golpe. Pero éste nunca llegó. Chávez volvía
al poder.
El autor intelectual
Sospechas de que el autor
intelectual de este frustrado crimen era alguien superior a Eliecer Otaiza hay
muchas. Pero los propios agentes en Chile siempre afirmaron que el director de
la Disip, el capitán Carlos Aguilera, era inocente y que desconocía del plan
de la masacre de los Rangel. Siempre apuntaron responsabilidad a Otaiza.
Una periodista venezolana
lo compara al director operativo de la Disip con Vladimiro Montesinos.
"Creen tener una imagen de imprescindible. Chávez con un pasado de
conspirador vive paranoico. Eliécer era encargado de su seguridad. Le advertía
de las amenazas y, de ser necesario, las creaba. Salía en público para
afirmarlo: 'Quieren matar a Chávez'. Cuando Chávez estaba por hacer pública
su decisión de remover a Otaiza de su cargo, justo un funcionario de la Disip
era capturado con cargas explosivas que pretendía dejar en la pista en la que
aterrizaría el avión de Chávez. Eliécer Otaiza montaría un
"operativo" y desmantelaría la acción. Un burdo manotazo de ahogado
que no deja de tener una connotación tierna".
El modo de operación
descrito por la profesional, es muy parecido al de Lenin Guardia: al no existir
conspiraciones, simplemente, las creaba.
En Venezuela afirman que
Eliecer Otaiza es el hijo pródigo de Chávez. ¿Cómo sacarlo de su lado, si
siempre había sido como su hijo? Lo más grave es que, a pesar de que Otaiza
salió formalmente de la Disip, sus redes continúan activas.
La frustración
Provis y los agente de la
Disip estaban preocupados. Estaban decepcionados de los golpistas.
Temían por sus vidas. Si
el plan se filtraba, los venezolanos sabían que eran hombres muertos. Por
seguridad, las salidas a restaurantes cambiaron por reuniones en la casa del
familiar de Provis. El temor a ser aprehendidos aumentaba. Al manejar por las
calles de Santiago veían un vehículo policial y temían. Los agentes
abandonaron Chile, el viernes 19 de abril, ocho días después del golpe de
Estado. Permanecieron en Chile un total de once días.
José Vicente Rangel, ex
ministro de Relaciones Exteriores, luego de Defensa y ahora Vicepresidente
Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela, nunca supo del plan del
atentado en su contra.
Mientras celebraba junto
a su amigo Hugo Chávez, los agentes de la Disip se paseaban libres por las
calles de Caracas. De haber triunfado el golpe de Estado, y si la información
que manejaban los agentes de que los Rangel se asilarían en Chile, el destino
de esta familia hubiese sido otro.
Además, de haberse
concretado el macabro acto terrorista de la Disip en Chile, nadie hubiese
entendido el exterminio de esta familia de diplomáticos. Probablemente hubiesen
pensado en los golpistas como culpables. Quizás un asalto con un final fatal.
La despedida entre el
coronel venezolano Samuel, Víctor Hugo y el Brigadier Provis estuvo cargada de
agradecimientos y estima. El vuelo N° 56O de Lan Chile, del viernes 19 de
abril, llevó de regreso a Venezuela a los agentes operativos de la Disip. En
Santiago, el brigadier Provis seguiría su vida normal, ya está acostumbrado.
Era sólo un operativo más.
¿Aló, con el
Brigadier Provis? -Sí con él habla...
Seis meses después de la
frustrada visita de los agentes a Chile, el pasado jueves 17, llamé a la casa
del brigadier Manuel Provis Carrasco para preguntarle por el operativo para
asesinar a la segunda autoridad política de Venezuela y su familia. Con una
inusual tranquilidad me respondió que no conocía a ningún militar venezolano.
Tampoco recordaba haber estado con ningún miembro de la Disip en Chile, y menos
ser parte de un atentado para eliminar al vicepresidente de Venezuela y su
familia. "No tengo ningún problema en reconocer que trabajé en la DINA,
la CNI y en el DINE (Dirección de Inteligencia del Ejército), pero yo no
recuerdo haber estado con agentes venezolanos, para nada", contestó el
brigadier.
Le expliqué al ex
militar que personas cercanas al operativo escucharon que Samuel (coronel de la
Disip) lo recordaba desde Israel, pero insistió en que no lo recuerda. "Sí,
estuve en Israel, pero no me recuerdo de ningún venezolano. Y mucho menos
estuve con él en el mes de abril".
La calma con la que
contestaba el brigadier era sorprendente. Incluso cuando le dije que fuentes de
la Disip lo señalaban a él como uno de los participantes en el plan para
asesinar a la familia Rangel en Chile, incluidos menores de edad. "No, para
nada. Yo no haría algo así", contestó pausadamente. "Yo no tengo
contacto con nadie. Yo ahora estoy jubilado".
Al pedirle si podíamos
juntarnos para hablar del tema, el brigadier Provis accedió de inmediato.
Acordamos juntarnos al
mediodía del día siguiente en un café del sector Las Condes.
La reunión, que duró más
de dos horas, fue relajada. Cuando nos sentábamos para disfrutar de un café,
me pregunta el objetivo de haberlo llamado a su casa, lo hace muy tranquilo:
"¿Usted esperaba una confesión? ¿Esperaba que le dijera sí, yo le voy a
contar todo? ¿Para qué me llamó?". Le expliqué que era su derecho a réplica.
Y que para mí era necesario tener su lado de la historia. Asintió y me explicó
que él no tiene nada que ver con los señores venezolanos. "No voy a
Venezuela desde hace más de 30 años. No conozco, ni soy amigo de ningún
venezolano".
Ordenamos unos cortados,
y me pide que le entregue detalles de cómo me enteré de esta operación.
Cuando nos desviábamos del tema, él me volvía a lo que nos convocaba.
"No es que me meta en tu trabajo, yo que tú no publico nada. Si lo haces
tendré que demandar. Por qué no investigas un poco más. Tómate un tiempo,
porque te aseguro que estás equivocado. Yo no tengo nada que ver, y me vas a
manchar sin razón alguna. Seré despedido de mi trabajo y capaz que hasta mi
mujer se vaya de mi lado. No me arrepiento de nada de lo que hice en la DINA ni
en la CNI, porque no atenté contra nadie. Pero que yo sea parte de un atentado
en contra de una familia extranjera, para nada. Imagínate".
Le aclaro que llevo
trabajando más de cuatro meses en el caso. También le explico que hay testigos
que lo vieron junto a los agentes venezolanos, que los siguieron. El brigadier
se queda pensando por un rato como tratando de ayudarme a resolver el
crucigrama. Pero su salida no fue para nada la de un ex agente tratando de
analizar un tema serio: "Déjame pensar... ¿y si eran chilenos que se hacían
pasar por venezolanos? Podría ser ¿no?". Le señalo que las fuentes
venezolanas y chilenas son irrefutables y sabemos que eran agentes de la Disip.
Otra vez se queda pensando: "Estoy tratando de pensar... Tu me dices que
alguien me vio con ellos, pero quizás es alguien que se parece a mí. Imagínate
que las fotos mías que aparecen en los archivos de internet de los derechos
humanos están erradas. El que aparece ahí, no soy yo". Le digo que los
testigos lo identifican por su rostro y por su nombre. Entonces me pide algo que
me lo repite en varias ocasiones durante nuestra conversación. "Te pido
que por favor no publiques mi verdadera foto".
Le pregunto al brigadier
por qué se preocupa si se supone que él no ha hecho nada malo.
Otro detalle importante
para él era saber qué había ocurrido con los agentes extranjeros.
Deseaba saber si estaban
detenidos o bajo vigilancia. Lo raro es que el brigadier no preguntaba qué decían
de él estos agentes, y menos aún porque lo involucraron en este caso. Le
entregué detalles de cómo los agentes lo mencionaban, y de lo agradecidos que
estaban de su cordialidad y atenciones en Santiago, en especial en la casa de su
familiar. El militar que sólo escuchaba y sonreía agregó: "que amables
que son, pero no los conozco. Te juro que nunca estuvieron en la casa del
familiar que mencionas".
Le indiqué que el
coronel venezolano Samuel, siempre comentaba de cómo el brigadier lo atendió
muy bien en Israel. De inmediato me interrumpió: "Sí, estuve en Israel,
pero no me acuerdo de ningún venezolano". Sus palabras eran muy
convincentes. Lo hacía con voz baja y suave. Nunca se alteró durante nuestro
diálogo. De no haber sido por compromisos la reunión hubiera durado horas.
Finalmente, le insistí
que mi investigación y testigos lo señalaban a él como el contacto de los
agentes de la Disip en Chile, pero me contestó una y otra vez que no los
ubicaba.
Tomado de www.rebelion.org
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