RAMÓN
J. CAMPO. Zaragoza La leyenda negra de los maquis en Aragón
debería revisarse a fondo y restituirles su papel de luchadores contra
el fascismo que no fructificó contra Franco, pero tuvo su recompensa en
la expulsión de los alemanes de la frontera hispano-francesa en el
verano de 1944. Aquellos republicanos que perdieron la guerra civil y
pasaron por la Bolsa de Bielsa formaron una serie de brigadas
clandestinas a lo largo del Pirineo que fueron la punta de lanza del
ataque contra los nazis, a raíz del desembarco de Normandía, el 6 de
junio de 1944.
Documentos inéditos a los que ha tenido acceso HERALDO demuestran que
un grupo de unos 30 soldados alemanes huyó por Hecho y Aragüés del
Puerto el 29 de agosto de 1944 tras sobrevivir a un ataque de los maquis
en el tren, en Bedous, al otro lado de la frontera del Somport. El régimen
de Franco estaba muy preocupado por la composición de estas brigadas de
maquis españoles a los que temían los alemanes hasta el punto de que
miles de soldados, guardias civiles y policías armados reforzaron la
vigilancia de los puestos fronterizos. Una carta enviada desde Canfranc
a Hilario Borau, uno de los destacados dirigentes aragoneses de la
Brigada X de guerrilleros españoles, hablaba de 10.000 soldados en la
estación ferroviaria internacional.
Uno de aquellos alemanes que integraba la vigilancia fronteriza en Forge
d"Abel relató que las fuerzas alemanas se concentraron en agosto
de 1944 "para internarse en España, pero fueron sorprendidos por
un número muy elevado de "maquis" en Bedous".
"La mayoría de mis compañeros fueron muertos o hechos
prisioneros, pero yo pude escapar con otros seis o siete y nos dirigimos
hacia España encontrándonos de nuevo grupos de enemigos que hicieron más
prisioneros. Por la parte de Gabas hay un grupo muy numeroso de 250
maquis españoles, bien armados por los aliados", explicaba este
suboficial alemán que logró atravesar la frontera por el Paso de la
Mina, en Hecho. Un comandante del Tercer Reich fue abatido a 200 metros
de la frontera por los guerrilleros españoles.
"Volad un puente del tren"
Los sabotajes empezaron en junio de 1944. La Brigada X de los
guerrilleros españoles, en la que estaban integrados, entre otros, los
canfraneros Hilario Borau, Ricardo Sánchez y Francisco Cavero, recibió
la orden de volar un puente de la línea férrea.
"Ellos sabían lo que había costado construir esa línea y optaron
por colocar el artefacto en otro lugar para no destrozar el puente de
Etsaut", explica Robert Felix, un guerrillero de la Resistencia
francesa que compartió muchas horas con los españoles en su refugio de
Marie Blanche, al lado del Somport. "Los alemanes les tenían tanto
miedo que cuando pasaban por allí decían que no había nadie, aunque
sabían que estaban", agrega el francés residente en Oloron.
"Nosotros éramos muy jóvenes y los españoles tenían la
experiencia de haber luchado contra Franco".
Igual que los primeros tanques que entraron en París llevaban los
nombres de Belchite o Teruel porque a sus mandos iban españoles, los
guerrilleros aragoneses impidieron a los alemanes de la frontera acudir
en ayuda de sus compañeros del norte y los obligaron a huir hacia España.
Francia reconoció el arrojo de estos españoles condecorándolos con
las medallas de la Resistencia, pero en España estas acciones son casi
desconocidas.
"Nunca olvidaré cómo pasaban los soldados alemanes por el túnel
del Somport, heridos y desharrapados", cuenta Santiago Marraco, ex
presidente del Gobierno aragonés y natural de Canfranc, quien por
entonces apenas contaba seis o siete años de edad.
Rendidos en El Portalet
Algunos alemanes no lograron fugarse hacia España. Los 50 soldados que
ocupaban el Hotel Baresse, en la frontera de El Portalet, en Sallent,
fueron detenidos por un grupo de media docena de guerrilleros,
comandados por el canfranero Ricardo Sánchez, el verano de 1944.
Los españoles sorprendieron al centinela del puesto al que hicieron
creer que iban muchos. Cuando fueron saliendo con las manos en alto y
entregando las armas, los alemanes se tiraban de los pelos al ver que
eran seis enemigos.
Lo curioso del asunto es que después de esta acción, los maquis y los
guardias civiles de Sallent celebraron juntos, con una bota de vino por
medio, el hecho. El carabinero Salvador García y el maquisard francés
Robert Felix así lo atestiguan
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