Nuestro periódico publica hoy el suplemento
especial dedicado al Enemigo del Año. El chapapote (2002), Osama bin
Laden (2001), la ofensiva de ETA (2000), los desastres naturales (1999),
la xenofobia (1992) o la corrupción han sido otras veces los
elegidos.En 2003, es el tabaco el que se incorpora a la lista negra de
las mayores preocupaciones de la sociedad, y no sin motivos.
No hacía falta ir hasta Irak para buscar las armas de destrucción
masiva. La más terrible, en realidad, está al alcance de
cualquiera.Según los expertos, el tabaco es, hoy en día, la mayor
causa de mortalidad en los países desarrollados. Se calcula que para el
año 2025 habrá provocado la muerte de más de 150 millones de
personas. Aunque el cáncer y los problemas coronarios son las
enfermedades que rápidamente se asocian a su consumo, el Ministerio de
Sanidad relaciona el cigarrillo con 25 patologías, muchas de ellas
funestas. Según datos oficiales, el 16% de las muertes en España en
1998 pueden atribuirse al tabaco. Y en nuestro país fuma un 34% de la
población.
Este ha sido el gran año contra el tabaco. Los 192 países de la OMS
firmaron en marzo un acuerdo histórico para poner en marcha un
ambicioso plan para prevenir la iniciación en el hábito y fomentar la
desintoxicación. En el terreno informativo, España ha incorporado en
2003 los grandes avisos de riesgo en los paquetes de cigarrillos. Sumándose
a esta corriente, la plantilla de EL MUNDO decidió en un referéndum
propuesto por la asamblea de trabajadores prohibir fumar en las
instalaciones y crear salas para fumadores desde el pasado 13 de marzo.
Un 81% del censo aprobó la medida.
Lenta, pero inexorablemente, ha ido cambiando la percepción social
sobre el tabaco. Y la lección aprendida es que, respetando la libertad,
pero haciendo uso de la responsabilidad individual sobre la propia salud
y la del entorno y prestando atención a los consejos y ayudas médicas,
es como se puede acabar con lo que hoy, nadie duda, es una lacra social.
Sigue siendo una paradoja que el Estado, que prohíbe otras sustancias tóxicas,
permita la venta de tabaco y cobre impuestos por ello. Son situaciones
ilógicas heredadas de una época donde el tabaco no era visto como lo
que es hoy: el gran enemigo de todos.
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EL ENEMIGO
DEL AÑO |
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Una conspiración que dura más
de 50 años |
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La industria del tabaco es una
de las más ricas que existen. Para seguir manteniendo su poder,
a pesar de los perjuicios demostrados del principal producto que
fabrica, ha manipulado información, comprado a científicos y
elaborado campañas publicitarias destinadas a los mercados más
vulnerables del planeta. |
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Por Ainhoa Iriberri y José Luis de la Serna
Si el dinero da el poder, no hay duda de
que la industria del tabaco es de las más poderosas que
existen. Casi todas las batallas que se han librado contra ella
se han aparecido mucho a la bíblica lucha de David contra
Goliat, sólo que sin final feliz. Uno de esos combates quedó
inmortalizado en el cine -industria que, paradójicamente, ha
ayudado mucho a la tabaquera- con la película El dilema. En la
cinta, un envejecido Russell Crowe hacía públicas las
tácticas de la compañía para la que, durante varios años,
había trabajado, como responsable de I+D, con el fin de evitar
el pago de indemnizaciones a los demandantes que les reclamaban
una responsabilidad por haber contraído enfermedades
directamente atribuibles al consumo de tabaco.
Si hoy en día la mayoría de las páginas web de las
tabaqueras relevantes cuenta con un apartado dedicado al tema
Tabaco y Salud, en donde se reconoce lo nocivas y adictivas que
son las miles de sustancias que componen los cigarrillos, han
hecho falta demandas, presiones, procesos judiciales y condenas,
además de una intensa labor por parte de los medios de
comunicación, para que los fabricantes de tabaco asumieran
públicamente que el producto con el que se enriquecen es, a
pesar de su legalidad, nocivo.
Cuatro son las grandes compañías que se reparten la tarta
de los adictos al tabaco del mundo: Philip Morris, British
American Tobacco (BAT), Japan Tobacco y la Corporación Nacional
China del Tabaco. Esta última, a pesar de producir el 30% de
los cigarrillos del mundo, los destina principalmente a su
mercado interno. Así, tres transnacionales son las principales
protagonistas de una serie de maniobras que han escandalizado, y
siguen haciéndolo, a los agentes más activos en la lucha
antitabaco.
A finales de 2002, la revista médica British Medical Journal
sacó a la luz un estudio que podría haber hundido a las
empresas protagonistas. Misteriosamente, y a pesar de la
gravedad de las acusaciones difundidas contra varias compañías
tabaqueras norteamericanas, la información no tuvo
consecuencias para éstas. Misterios de los poderosos.
En el trabajo publicado en la revista británica, titulado
Cómo respondió la industria del tabaco a un influyente estudio
sobre los efectos en la salud del humo ambiental, la
epidemióloga Lisa A. Bero, de la Universidad de California en
San Francisco (EEUU), analizó una serie de documentos
desclasificados de las principales compañías del sector en los
que se describía con meticulosidad cómo la industria se había
involucrado en la realización y publicación de un estudio
clínico que contradijera otra investigación anterior que
demostraba los peligros del humo para los fumadores pasivos.
El ensayo en cuestión, realizado por el investigador
japonés Takeshi Hirayama, concluía que las esposas de hombres
fumadores tenían hasta el doble de riesgo de desarrollar
cáncer de pulmón que las casadas con hombres no adictos.
Además, el peligro estaba directamente relacionado con la dosis
consumida por el fumador.Sin duda, un duro golpe para una
industria que ha visto en el «yo hago lo que quiero con mi
salud», que defienden muchos usuarios del tabaco, la mejor
estrategia defensiva.
Pero contrarrestar un estudio científico, avalado por una
institución y llevado a cabo por un investigador de reputación
intachable, no es fácil. De nada hubiera servido -aunque lo
intentaron- que las compañías tabaqueras salieran en su propia
defensa. Para contrarrestar el efecto de la investigación
japonesa, la industria del tabaco decidió utilizar la misma
estrategia que su enemigo: diseñar y difundir un trabajo que
fuera, en apariencia, tan riguroso y transparente como el
primero.
Según los papeles encontrados por la epidemióloga (que
buscó en varias bases de datos y en las propias páginas web de
las compañías implicadas), las empresas diseñaron un complejo
plan para conseguir su objetivo.
Dos eran las claves de su estrategia: ocultar su
participación en el estudio y hacer que el mismo, que por
supuesto demostraba la inocuidad del humo para las esposas de
los fumadores, impactara a la comunidad científica. Para ello
decidieron, por ejemplo, que los investigadores fueran japoneses
como los autores del trabajo original.
Además, y sabiendo que la financiación de un estudio por un
organismo oficial suele ser garantía de independencia,
utilizaron un centro financiado y desarrollado por ellos mismos
para apoyar el trabajo.El Centro de la Investigación del Aire
en Espacios Cerrados fue la institución que usaron como
señuelo. En ningún momento se mencionó que dicho organismo
había sido creado por la propia industria tabaquera.
En muchas ocasiones se ha hablado de las estrategias que usan
las compañías fabricantes de cigarrillos para evitar su
desaparición.De hecho, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) publicó en 2001 el informe Tácticas de la industria
tabaquera contra las políticas de salud pública. En ese
documento se desvelaban los siete pilares que usaba este sector
para «hacer frente a las medidas gubernamentales de regulación
de sus productos»:
- Campañas de relaciones públicas.
- Compra de la opinión de científicos o expertos de otros
campos para crear controversia en torno a resultados
confirmados.
- Financiación de partidos políticos.
- Contratación de grupos de presión para influir en la
formulación de políticas.
- Uso de grupos tapadera en industrias conexas para oponerse
a las medidas de la lucha antitabáquica.
- Presiones para lograr que en lugar de medidas legislativas
enérgicas se adopten códigos voluntarios o leyes más laxas.
- Corrupción de funcionarios públicos.
El informe proviene de la desclasificación de papeles
internos de la industria tabaquera que han salido ahora a la
luz. Según los autores, dichos documentos «atestiguan una
conspiración de 50 años para oponerse a las medidas de
restricción del consumo de tabaco, restablecer la confianza de
los fumadores y seguir defendiendo la exención de
responsabilidad para sus productos». Los artífices del
documento de la OMS sugieren que se debe informar en todos los
mercados sobre lo que las compañías sabían acerca de la
nocividad y el poder adictivo del tabaco y de cuándo se obtuvo
esa información.
En el documento se describe, con varios ejemplos, cómo la
industria ha utilizado esas tácticas a lo largo de los años.
Así, habla de la creación, en 1954, del llamado Consejo de
Investigación de la Industria Tabaquera, para transmitir el
mensaje de que ella misma podía investigar responsablemente el
problema del tabaquismo y la salud. Pero la nueva institución
se dedicaba, en realidad, a publicitar investigaciones para
demostrar que el tabaco no causaba cáncer o que los fumadores
pasivos no corrían riesgos.
«Hace 10 años se difundió la noticia alarmante de que la
cera de los envases de leche causaba cáncer: lo mismo se dijo
acerca del uso del yodo para broncearse. Estas teorías eran tan
válidas como la que afirma que los sapos causan verrugas y como
las tácticas alarmistas de hoy en torno a los cigarrillos.
Porque nadie ha podido aportar pruebas concluyentes de que fumar
provoque cáncer.Ni científicas, ni biológicas, ni clínicas
ni de otro tipo», se podía leer en una publicidad de la
empresa Brown & Williamson Tobacco en 1969, cuando ya se
había establecido la estrecha relación entre el tabaco y el
cáncer de pulmón.
José Luis de la Serna es subdirector de el mundo y
responsable del área de salud.
APOYOS
DEPORTE, TABACO Y PUBLICIDAD
1.800 millones de euros se gastaron las compañías
fabricantes de cigarrillos durante la pasada temporada en
actividades relacionadas con la Fórmula 1, un dinero que supuso
el 20% del total de las elevadas inversiones que requiere esta
disciplina. Esta actividad y el motociclismo son los dos
deportes en los que el patrocinio de las tabaqueras es más
evidente. Para la industria del tabaco, que su imagen se vea
asociada con el mundo del deporte implica que sus productos
aparezcan unidos a los conceptos de salud, juventud y bienestar,
algo bastante paradójico si se tienen en cuenta los numerosos
estudios que demuestran que ese hábito mata.Los diferentes
organismos están intentando luchar contra el excesivo
protagonismo de la industria tabaquera en el mundo deportivo,
pero ésta ha encontrado formas de patrocinar sin que se nombre
el producto y poder así escapar a las leyes más o menos
restrictivas.Entre las artimañas: utilizar los colores
asociados a la marca o lanzar ropas deportivas con el nombre del
tabaco (como la línea Camel), entre otras.
LA TASA DE MORTALIDAD POR TABAQUISMO EN MUJERES SE
DISPARARA EN ESPAÑA
Históricamente, las mujeres han fumado menos que los
hombres. Sin embargo, coincidiendo con la emancipación
femenina, el consumo del tabaco entre este género ha ido
aumentando paulatinamente desde los años 70. Las compañías
tabaqueras han visto en este hecho una oportunidad de negocio y
se han dirigido específicamente a las mujeres para vender sus
productos. Según el informe Las mujeres y el tabaco: de la
política a la acción, de la OMS, la industria tabaquera ha
explotado la imagen de la emancipación femenina a través de la
publicidad y el patrocinio para atraerlas al consumo de sus
productos. Además, ha fomentado la asociación del consumo de
tabaco con la imagen de moda y delgadez. «Encienda un Lucky y
no volverá a echar de menos esos dulces que le engordan»,
rezaba una compaña publicitaria a principios de los años 30 en
EEUU. A pesar de que en la década de los 90 el consumo
masculino de tabaco duplicaba al femenino, diversos estudios
demuestran que en la actualidad las mujeres ya han alcanzado a
los hombres en este peligroso parámetro. Según declaró
Richard Peto a EL MUNDO, el aumento de la adicción a los
cigarrillos observado en España a partir de la década de los
70 «ahora empieza a provocar muertes», pero causará muchas
más en las próximas décadas.
10.100 MILLONES DE DOLARES DE INDEMNIZACION
Ésta ha sido la resolución de la primera demanda
colectiva que plantearon fumadores estadounidenses a una
tabaquera por engañar al consumidor con su publicidad de
cigarrillos light. Según ellos, Philip Morris (el mayor
productor de cigarrillos del mundo) había ocultado durante más
de 30 años los resultados de sus propias investigaciones sobre
el daño que estos pitillos, supuestamente más suaves, causan a
la salud de sus usuarios. La sentencia, dictada en marzo, obliga
a esta compañía a compensar con 7.100 millones de dólares a
los afectados y a pagar otros 3.000 al estado de Illinois por
daños punitivos. Pero, pese a que en los últimos tiempos han
crecido las resoluciones judiciales en esta línea, en 2003 no
todo han sido buenas noticias. De hecho, el pasado mes de mayo
un juez de Florida (EEUU) revocaba la sentencia histórica que,
en 2000, condenó a cinco grandes compañías -Philip Morris,
Lorillard, Ligget Group, Brown & Williamson y R. J. Reynolds-
a pagar 145.000 millones de dólares de multa a medio millón de
víctimas del tabaco.
OBJETIVO: LOS ADOLESCENTES
El tabaco es uno de los productos a los que sus clientes
son más leales. Así, si un fumador adolescente elige una
determinada marca de cigarrillos, seguramente será un cliente
fiel hasta que deje de fumar o muera. A las tabaqueras les
interesa, por lo tanto, captar a sus clientes tan pronto como
sea posible. Se han descubierto documentos internos en los que
estas empresas reconocen a los adolescentes como una fuente de
ventas fundamental para la supervivencia de su industria.
Además, los informes desvelan que los paquetes de tabaco, la
publicidad y el diseño de las marcas están especialmente
dirigidos a la captación de nuevos fumadores jóvenes.
A POR LOS PAISES POBRES
Ante la presión ejercida por la mayoría de las naciones
ricas para disminuir la adicción al tabaco, la industria ha
decidido diversificar sus estrategias de relaciones públicas y
establecer como nueva diana de mercado a los países en vías de
desarrollo.En estas naciones, la situación se podría calificar
como dramática.Se calcula que China consume el 30% de todos los
cigarrillos mundiales y se sospecha que la tendencia seguirá
siendo al alza.Según escribió Richard Peto, los adultos chinos
infravaloran los riesgos del tabaco. Las previsiones de este
epidemiólogo no pueden ser más pesimistas: según sus
cálculos, en el año 2050 fallecerán 8.000 personas al día en
el país más poblado del mundo por dolencias atribuidas
directamente al tabaco. En otro estudio, Peto desvela que el
tabaco provoca a día de hoy la mitad de las muertes por
tuberculosis en los habitantes masculinos de la India.Por su
parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha
denunciado tácticas usadas por las tabaqueras para retrasar o
evitar las restricciones del consumo de tabaco en
Latinoamérica.
LOS ACTORES QUE FUMAN EN PANTALLA INFLUYEN EN LOS JOVENES
La imagen de Humphrey Bogart aferrado a un cigarrillo en
la mítica Casablanca es la del héroe por excelencia. Pero poca
gente recuerda que este conocido actor habría llegado aún más
lejos si un cáncer de pulmón no hubiera acabado con su vida.
Según los expertos, el cine contribuye a la difusión del
hábito tabáquico en la población. Las tabaqueras también
utilizan esta industria para promocionar sus productos y se sabe
que algunos actores han cobrado dinero por fumar en pantalla una
determinada marca de cigarrillos. La Unión Europea ha pedido a
los estados miembros que intenten acabar con esta práctica.
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DOCUMENTO |
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EL ENEMIGO
DEL AÑO |
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ELOGIO ESTETICO DEL TABACO |
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Por Francisco Umbral
En este monográfico contra el tabaco puedo
permitirme un elogio del tabaco, yo, que no soy fumador nI lo he
sido nunca. Es, inevitablemente, el elogio estético del tabaco,
del fumar y del fumador. Creo que hay un libro de José Luis
Garci, titulado Fumar de cine, dentro de la serie
cinematográfica de este director y escritor. A lo mejor es el
único que no hay, el que le falta por escribir. El oficio de
fumar forma parte de la gestualidad del hombre occidental.
Recuerdo a Camilo José Cela en la ceremonia de su nombramiento
como doctor honoris causa de una gran universidad: de pronto,
entre los ropones de rigor y bajo el chapiri también de rigor,
surgieron las manos de Cela liando un cigarrillo de picadura en
una pausa. Los buenos fotógrafos no se perdieron esta
fotografía, la mejor de todas y el resumen gráfico de la
personalidad de Cela: una cabeza de catedrático y unas manos de
labrantín gallego y fumador.
Hoy ya nadie lía los cigarrillos, pero a mí, en la
infancia, me fascinaba ese oficio de liarse un pito de la petaca
de marroquinería para luego echar un humo casi ferroviario. Mi
torpeza manual me impidió siempre liar un pito entre los
amigos, y creo que ahí está el origen de mi abstinencia
tabáquica. Porque lo más gustoso de fumar era el prólogo,
como lo más gustoso de escribir una novela es la introducción.
Presumo de no haber fumado nunca, ahora que lo progre es no
fumar, pero la realidad es la que he contado, que yo no soy
fumador porque nunca supe hacerme el canuto.Luego, cuando vino
el tabaco rubio americano y aquello de «es la hora de fumar un
Camel», a mí se me había pasado esa hora, porque el tabaco es
un pecado de adolescencia, una adolescencia que dura toda la
vida o toda la muerte.
Cuando me han otorgado el ilustre ropón de alguna
universidad, he querido imitar el detalle de Camilo y, a falta
de tabaco, he sacado ante los fotógrafos una petaca llena de
whisky. Sin tabaco no habría galanes como Humphrey Bogart o
Gary Cooper.Sin galanes como éstos no habría película, sin
película no habría cine y sin cine no habría penumbra donde
meter mano a la novia los domingos.
El tabaco, pues, es toda la estética del siglo XX y los
personajes de novela también fuman mucho y los autores fuman en
pipa. En el cine es más frecuente la pipa larga y esbelta con
el cigarrillo en la punta, como recurso de la mujer para lucir
las manos de largas uñas azules. Sin ese tabaco de boquilla no
habría vampiresas como Marlene Dietrich o Rita Hayworth y sin
las vampis tampoco habría película. El cine ha difundido la
estética americana por el mundo y esa estética nace del
cigarrillo. Qué sería de Casablanca sin siquiera una cajetilla
de rubio.
César González-Ruano enviaba todas las mañanas al botones
del café a comprarle en el Casino una cajetilla de cigarrillos
egipcios.En el Casino de Madrid los liaban exclusivamente para
él. Con el primero de estos cigarrillos empezaba el primer
artículo.Yo asistía perplejo y fascinado a la operación.
Luego he escrito en mi vida miles o millones de artículos, pero
prometo que jamás he empezado por un cigarrillo egipcio.
César, que era muy fotogénico, salió en una película de
embajador, fumando como sólo él sabía, pero le doblaron la
voz, que era magnífica, por esas cosas del cine, y parecía
otro señor. Además de una estética, el mundo del tabaco rubio
es ya una estadística.El Camel, el Winston, el Marlboro,
etcétera, las grandes marcas americanas, parece que han
suprimido el Bisonte, más conocido por Bisontefiel. El propio
Chesterfield, el Bubi, son nombres que nos remiten cada uno a
una clase social, a una manera de vida, a una época ya pasada,
pues aunque uno no haya fumado nunca el tabaco está tan
incardinado en nuestra biografía que estas marcas y otras se
cargan de nostalgia. Yo percibía que las mujeres olían muy
bien, pero los hombres olían a tabaco, que es como oler dos
veces a hombre. Porque el tabaco es masculino, es un tiarrón
que te tumba y nunca ha acabado de hacer fuego con las vampis
que decíamos antes. El protagonista de Los cuatrocientos
golpes, que es un chico, hace estos versos: «Me han puesto un
castigo cruel por pintar una vampi en un papel». También han
desaparecido las vampis, con el humo de sus cigarrillos. Ahora
pienso que la larga boquilla era una medida higiénica para que
la señorita alejase de sí el humo de lo que estaba fumando.
Recuerdo que a los veinte años fumé un cigarro puro que me
dio un amigo y devolví toda la comida, y luego mi amigo me
llevó a casa. Me metí en la cama y dormí hasta el día
siguiente. Aquel puro sabía malísimo y me decepcionó no
encontrar en él el dulzor amargo de los puros de chocolate que
nos daban por Navidad. Aquello de liar el cigarrillo era una
pausa secreta que el trabajador y el oficinista se tomaban ante
el jefe. Esta pausa había que respetarla, pero se conoce que
los patronos protestaron ante la Tabacalera y entonces empezaron
a venderse los cigarrillos ya liados. El intermedio en esta
lucha fue la máquina de liar pitillos. Era algo así como la
maquinilla de moler café, pero en más pecado. Los padres
mandaban a los hijos liarles unos pitillos y aquí tenemos el
origen genealógico del vicio de fumar, que pasaba de padres a
hijos a través de aquella falsa tostadora de café, pues el
premio para el chico era un cigarrillo, incluida la libertad de
fumárselo delante de la madre, como una cosa obscena y
provocadora.
Con la estética del fumar pasé aquel cine de los 40/50, que
es el mejor que se ha hecho nunca, con sus dos géneros épicos:
el thriller y el western. Todos aquellos gangsters y pistoleros
han desaparecido convertidos en estúpidos marcianos
infantiloides.El cine nació para llevar a los niños y a los
niños vuelve. Bastaría un pase multitudinario y obligatorio de
Casablanca para que el personal volviese a fumar como fumaba
Bogart. El tabaco será sustituido por las drogas como arma
social, pero hemos perdido una estética, como perdimos el
ballet ruso o aquellos automóviles cuadrados donde todas las
mujeres eran fáciles y todos los caminos difíciles.
Hay actores famosos que no serían tales sin el arte de
fumar, como hay jefes de negociado a quienes sólo les aporta
alguna autoridad el tabaco negro que van fumando mientras
acumulan quinquenios.Bogart era un gran actor, pero sobre todo
era un personaje. El cine ha tenido sus tótems y sus tabúes. A
lo primero está el león de la Metro, luego el bigotito de
Chaplin, las ligas de Marlene y así todo un roperío selecto
que culmina en la gabardina de Bogart. El cigarrillo de Bogart
era un tabaco cínico que le permitía al héroe hacer pausas,
silencios de donde nacían sus frases hoy universalizadas.
«Siempre nos quedará París». ¿Siempre nos quedará el
tabaco? Me temo que sí, porque el hombre es poco más que un
alegre suicida.
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EL ENEMIGO
DEL AÑO |
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Morir por culpa del cigarrillo |
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El tabaquismo se ha convertido
en el primer problema de salud pública del mundo. Para el 2025,
esta «verdadera arma de destrucción masiva» habrá aniquilado
a 150 millones de personas. Cáncer, enfermedad cardiovascular y
patologías respiratorias son algunos de los 25 trastornos que
están asociados a este hábito |
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Por Ainhoa Iriberri
Supongamos, lector, que le hablan de un
país en donde uno de cada tres habitantes juega con frecuencia
a la ruleta rusa. Seguro que piensa que le están hablando de
una nación de dementes a quienes poco les importa la vida. En
ningún caso creería que se trata de España. Estaría en lo
cierto. Efectivamente, en nuestro país no hay tanta gente que
juegue a la ruleta rusa, pero somos aficionados a cosas casi tan
arriesgadas. Más de un tercio de la población española
practica diariamente una actividad que entraña tanto peligro
como este juego de azar. Con el agravante de que el jugador no
sólo se perjudica a sí mismo, sino también a la gente que le
rodea. Estamos hablando del hábito legal más peligroso del
mundo: fumar.
Según los últimos datos disponibles sobre España,
recogidos en la Encuesta Nacional de Salud (ENS 2001), la
prevalencia del consumo de tabaco en la población mayor de 16
años es del 34,4%.Aunque ligeramente inferior a los anteriores
datos disponibles -en 1997 fumaba el 38,4% de los españoles
mayores de 16 años-, estas cifras nos siguen colocando en los
primeros puestos de una de las listas más mortales: la de
países consumidores de tabaco de la Unión Europea. Según los
datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en España
los hombres son los que más fuman y las mujeres son las quintas
más adictas al tabaco de la UE.
La sociedad ya apenas se pregunta: «¿Qué pasa por que fume
tanta gente?». Lo sabe. Pasa que su adicción supone muerte y
enfermedades para el fumador y tiene un coste elevado para la
sanidad pública y privada. Pasa, además, que el tabaco le
provoca patologías y el fallecimiento probable al fumador
pasivo que se intoxica con la nicotina del activo.
Según los datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, un 16%
de los fallecimientos totales ocurridos en España en 1998 se
podía atribuir al tabaco, una cifra que se prevé que aumente
con el tiempo al haberse disparado en los últimos años la
adicción a la nicotina entre las españolas.
La lista de enfermedades asociadas al abuso de esta droga es
cada día más larga. Desde aquel primer trabajo epidemiológico
en los años 50 en que los investigadores Richard Doll y Austin
Hill demostraron la relación entre el consumo de tabaco y las
elevadas tasas de mortalidad por cáncer de pulmón, se han
sucedido estudios que demuestran el nexo entre este hábito con
distintas patologías (hasta 25, según los datos del Ministerio
de Sanidad y Consumo).
El tabaquismo se ha convertido en el primer problema de salud
pública del mundo, la primera causa de muerte evitable y una de
las mayores pesadillas a las que se debe enfrentar cualquier
responsable sanitario. Muchos números uno para una sustancia
que, según el epidemiólogo Richard Peto, Director de la Unidad
de Servicios de Ensayos Clínicos (CTSU, en sus siglas
anglosajonas) del Departamento de Ciencias Médicas de la
Universidad de Oxford, en Reino Unido, habrá matado a 150
millones de personas en 2025.
La unidad que dirige Sir Peto es una de las muchas existentes
en el mundo que investigan esencialmente sobre tabaquismo. Este
experto británico definió al tabaco, en los días previos a la
Guerra de Irak, como la verdadera «arma de destrucción
masiva».Si nos atenemos a los datos, hasta pudo quedarse corto.
CANCER
Quien piense que el tabaco sólo provoca cáncer de
pulmón está muy equivocado. Basta con echar un vistazo al
voluminoso Libro blanco del tabaquismo en España, realizado por
el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), para
observar que el hábito es causa directa de otros muchos
tumores, enfermedades cardiovasculares, patologías
respiratorias agudas y crónicas y otras dolencias adicionales
como impotencia sexual, problemas dermatológicos y lesiones en
la cavidad oral y perioral, entre otras. Además, y a pesar de
que el nexo cáncer-tabaco más documentado es el que hace
referencia al cáncer de pulmón, no fue éste el primer tumor
que se sospechó que provoca el tabaco.
En el siglo XVIII, los investigadores Hill y Pot relacionaron
el tabaco con tumores de piel y de las vías aéreas superiores,
una conclusión -que el humo es un elemento cancerígeno-, en la
que ahora están de acuerdo hasta las propias tabaqueras. Hubo
que esperar hasta principios del siglo XX, época en que los
investigadores japoneses Yamagawa e Ichikawa establecieron la
naturaleza carcinógena del alquitrán y otras partículas
presentes en el humo de los cigarrillos, para que se empezara a
hablar del enorme peligro que entraña fumar. Así, de entre
todas las muertes que se producen por cáncer, entre un 25% y un
40% son atribuibles al tabaco.
Esta cifra se dispara cuando hablamos de cáncer de pulmón.
Según los datos del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, la
razón de que el 90% de estos tumores se dé en hombres es
directamente atribuible al tabaco. Este cáncer sería una
rareza si no hubiera este hábito.
El segundo tipo de tumor más frecuente por culpa del vicio
del tabaco es el de la cavidad oral, léase labio, boca o
faringe.Este último ocupa el tercer puesto en la lista de
cánceres asociados al tabaco que más muertes producen.
Sin embargo, y aunque la relación no está estudiada,
ciertos ensayos clínicos serios han desvelado una unión entre
los cigarrillos y otros tumores, como los de esófago,
páncreas, riñón, vejiga y cuello de útero. Además, el
tabaco no sólo provoca este tipo de cáncer: también da lugar
a la aparición de tumores que no están directamente asociados
a su consumo, multiplicando el riesgo de sufrir las temidas
metástasis.
CORAZON
La publicitada (y cierta) relación entre el tabaco y el
cáncer ha podido, sin embargo, tener un efecto negativo en la
sociedad por la difusión de la falsa idea de que los tumores
son las únicas patologías que se pueden evitar cuando uno
decide dejar de fumar.
Probablemente, si se hiciera una encuesta entre la población
sobre qué hacer para evitar la enfermedad cardiovascular -la
mayor causa de muerte en los países desarrollados-, la mayoría
de los participantes coincidiría en hablar del colesterol como
el máximo responsable de aquélla. Una gran parte estaría de
acuerdo en el hecho de que cuidar la dieta para bajar este
peligroso indicador, junto con la práctica de ejercicio, sería
una buena manera de reducir prácticamente a cero la posibilidad
de sufrir, por ejemplo, un infarto de miocardio.
Aún sin faltarles razón, todos estos hipotéticos
encuestados quizá omitirían un elemento muy relacionado con la
patología coronaria: el tabaquismo. Según el capítulo que el
mencionado libro blanco dedica a esta relación, el 29% de las
muertes coronarias se deben a ese hábito. Además de la
mortalidad cardiovascular, otro dato debería preocupar a los
fumadores: el riesgo, en sí, de sufrir cardiopatía isquémica
no mortal aumenta un 200% entre los adictos a la nicotina.
Según uno de los mayores estudios epidemiológicos
realizados, el Nurses' Health Study (Estudio de la Salud de las
Enfermeras), las fumadoras tenían cuatro veces más riesgo de
padecer una enfermedad coronaria que las que no tenían este
hábito. La tremenda relación causa-efecto se observó en todos
los subgrupos de enfermedad cardiovascular: cardiopatía
isquémica, enfermedad cerebrovascular y patología arterial
periférica.
Los estudios dan muchas razones para establecer esta
asociación, aunque, quizá, una de las principales sea que el
tabaco afecta negativamente al equilibrio entre la demanda y la
oferta de oxígeno en el miocardio. Otro de los efectos
indeseables es la disminución de la capacidad de distensión de
las grandes arterias tras el consumo de un cigarrillo. El tabaco
provoca, también, un aumento en la producción de espasmo
coronario y participa en la formación y la biopatología de la
placa aterosclerótica.
HUMO AMBIENTAL
Al hablar de los efectos negativos del tabaco en la salud
no se puede olvidar un polémico aspecto: el tabaquismo pasivo o
-como se denomina en inglés- humo de segunda mano. Cuando las
evidencias de la relación entre tabaco y mortalidad empezaron a
hacerse más rotundas, se puso de moda, como forma de
autojustificarse, el argumento de que cada cual podía hacer lo
que quisiera con su salud.
Pero, a pesar de los múltiples intentos de las compañías
tabaqueras de ocultarlo, los investigadores pusieron pronto de
manifiesto que sí importaba, y mucho, lo que los fumadores
hacían con su salud; no sólo por los gastos que ocasionaban a
los sistemas sanitarios de todo el mundo, sino por el daño que,
paradójicamente, hacían a sus seres más cercanos.
Así, un estudio de la Sociedad Americana del Cáncer
demostró en su día que el tabaquismo pasivo incrementaba el
riesgo de enfermedad cardiovascular en un 23% en hombres, y en
un 19% en mujeres. La investigación, con limitaciones como
cualquier estudio basado únicamente en la observación, se
realizó con parejas formadas por un miembro fumador y otro no
fumador.
Otros estudios han puesto de manifiesto que existe un mayor
riesgo de enfermedades respiratorias -entre otros efectos
nocivos- en los hijos de padres fumadores. Asimismo, se ha
demostrado que los niños de madres adictas pesan una media de
200 gramos menos, y que su riesgo de padecer una muerte súbita
es entre dos y cuatro veces más elevado que el de los nacidos
de madres no enganchadas a la nicotina.
La idosincrasia española es, además, un factor de
preocupación en el tema del fumador pasivo. Nuestro país está
muy lejos de otros en lo que se refiere a derechos del que no
tiene el hábito.Sólo recientemente se ha limitado fumar en los
aeropuertos y parece lejos la prohibición en los lugares de
trabajo, sólo implantada en algunas grandes empresas privadas.
En los lugares en los que históricamente ha estado prohibido
fumar, como el metro de las grandes ciudades, es habitual ver a
los adictos a la nicotina ejercer su no derecho a perjudicar su
salud y la de sus congéneres.
Ainhoa Iriberri es periodista especializada en temas de
salud.
APOYOS
CONVENCION MARCO DE LA OMS
El pasado mes de mayo, los 192 miembros de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) pactaron la firma de un
acuerdo histórico contra el tabaco, el primero alcanzado bajo
el auspicio de este organismo.La llamada convención marco
persigue disminuir la mortalidad y enfermedades asociadas a este
producto. Para conseguirlo, se pretende imponer mayores medidas
de control de la publicidad al respecto e impedir el patrocinio
de eventos lúdicos por parte de las tabaqueras. Además,
intentarán que se recrudezcan los mensajes disuasorios de las
cajetillas, que éstos incluyan fotografías de pulmones
enfermos y ocupen, al menos, un tercio de los envases.El
proyecto pretende, también, que se impongan mayores
restricciones al consumo de cigarrillos en espacios cerrados y
que se facilite el acceso a los tratamientos contra la
dependencia. «El tabaquismo es una epidemia que se transmite a
través de la publicidad», declaró este año Gro Harlem, ex
directora general de la OMS.Por esta razón, entre los objetivos
más concretos que persigue el convenio está la prohibición
total de publicidad del tabaco en prensa, radio e Internet a
partir de 2005. Ahora está pendiente que los distintos países
firmen el tratado, que entrará en vigor tres meses después de
que haya sido suscrito por 40 naciones.Las diferentes
directrices sólo entrarán en vigor en los países que
ratifiquen el texto. En España, este proceso requiere la
aprobación del Parlamento, por un sistema similar al que rige
para las leyes.
LA NECESIDAD DEL COMITE NACIONAL DE PREVENCION DEL
TABAQUISMO
Fue durante la celebración de la IX Conferencia Mundial
sobre Tabaco y Salud (París, 1994). Un grupo heterogéneo de
españoles, compuesto por psicólogos, neumólogos, cardiólogos
y expertos en salud pública, decidieron fundar el organismo
más activo para la lucha contra en España: el Comité Nacional
de Prevención del Tabaquismo (CNPT). En 1995 se constituyó
esta entidad, cuyos miembros sólo tenían un objetivo en
común: su preocupación por los estragos del tabaco en la
población española. El CNPT está formado por más de 30
asociaciones y consta de una junta directiva de siete miembros.
Entre sus actividades destacan la realización de un Libro
blanco del tabaquismo, una completa radiografía del problema en
nuestro país. Además, el CNPT mantiene una intensa actividad
con los medios de comunicación, al ser consciente del papel que
éstos desempeñan en la reducción de este hábito. El comité
organiza campañas de concienciación y elabora monografías
sobre los efectos de la adicción a la nicotina para
médicos.Además, sus miembros mantienen una buena relación con
las autoridades sanitarias, aun considerando que se podría
hacer más para reducir el consumo de tabaco.
EL TABACO EN ESPAÑA ES MUCHO MAS BARATO QUE EN EUROPA
El hábito de fumar en España no sale muy caro, a pesar
de lo que les pueda parecer a los adictos a la nicotina. Según
datos del CNPT, el precio de los cigarrillos en nuestro país
está un 15% por debajo de la media europea. De hecho,
recientemente se pudo leer en los periódicos cómo algunos
súbditos ingleses hacían el agosto volando a España en una
línea aérea de bajo coste para comprar tabaco y revenderlo en
su país por un precio menor al oficial. El CNPT apuesta por una
subida del 10% del precio del tabaco, lo que reduciría un 3% el
gasto sanitario asociado al hábito.
10.000.000 MUERTOS AL AÑO
Según los datos de la Unidad de Servicios de Ensayos
Clínicos de la Universidad de Oxford (CTSU), ésta será la
cifra de muertos anuales por enfermedades asociadas al
tabaquismo para el año 2030, si continúan los patrones
actuales de consumo de tabaco.En 1990, los fallecidos anuales
por esta causa fueron alrededor de tres millones. Los datos del
CTSU indican que el tabaco causará 150 millones de muertes en
el primer cuarto del siglo XXI y 300 millones en el segundo. Sin
embargo, estas espeluznantes previsiones podrían cambiar. Si un
número importante de los adultos que fuman actualmente fueran
capaces de dejar su hábito en los próximos 20 años,
reduciendo a la mitad el consumo global de cigarrillos por
adulto para 2020, se podrían prevenir al alrededor de un tercio
de las muertes que se prevén por esta causa para ese año y se
reducirían a la mitad los fallecimientos previstos para el
segundo cuarto de este siglo XXI.
EL EJEMPLO DE EEUU
Si existe un país que pueda considerarse el adalid de la
lucha antitabaco, es EEUU, donde los distintos gobiernos han
hecho de esta causa uno de sus principales campos de actuación.
California es, quizás, el ejemplo de cómo la guerra contra el
cigarrillo se puede llevar al extremo. En dicho estado no se
puede fumar en lugares públicos, ni en bares o restaurantes, ni
siquiera en algunas playas. La prohibición de fumar en los
centros de trabajo es una realidad en todo el país, y en el
estado de Nueva York, que sigue muy de cerca los pasos
californianos, se ha restringido el consumo de tabaco hasta en
ciertos espacios al aire libre.
EL ENEMIGO DEL AÑO
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