E
L N U R E M B E R G D E
P I N O C H E T |
Carmen Hertz, abogada de la acusación
"La mayoría de la sociedad chilena
exige que Pinochet sea juzgado"
Mario Amorós-Tiempo
La Corte
Suprema de Chile acaba de despojar a Augusto Pinochet de su
inmunidad parlamentaria y abre así la posibilidad de que el
hoy senador vitalicio sea procesado y juzgado por su
responsabilidad criminal en la desaparición de 19 personas en
octubre de 1973, en el operativo militar conocido como caravana
de la muerte. El presidente del alto tribunal, Hernán
Alvarez, ha anunciado que el martes 8 de agosto explicará los
términos del fallo, filtrado por fuentes judiciales a la
prensa la semana pasada.
Una de aquellas 19 víctimas fue Carlos
Berger, periodista, abogado y militante comunista de 29 años.
Su viuda, Carmen Hertz, forma parte del grupo de siete
letrados que el 2 de marzo solicitó el desafuero de Pinochet
al juez Juan Guzmán Tapia, instructor de las 154 querellas
presentadas hasta el momento contra el ex dictador. Al conocer
que la Corte Suprema rechazará el recurso de la defensa,
Hertz sintió una "gran satisfacción después de tantos
años de lucha para establecer la verdad y lograr justicia en
los casos de violaciones de los derechos humanos cometidas por
la dictadura".
En una conversación telefónica mantenida
pocas horas después de la filtración del fallo, cuyo retraso
en hacerse público critica con dureza, Carmen Hertz
asegura que el desafuero del general golpista constituye, además,
"un homenaje a las víctimas de la política de
exterminio implementada por la junta militar". Tras esta
decisión de la Corte Suprema, Pinochet sólo podrá eludir el
juicio si el examen de salud mental que se le practicará en
breve demuestra que padece locura o demencia senil.
- ¿Cómo valora la decisión de la
Corte Suprema?
- De acuerdo a lo trascendido, Pinochet
está desaforado. Esta gran victoria es la culminación de
muchos años de lucha del movimiento de derechos humanos y es
fruto también de la acción internacional. Esta logró la
detención de Pinochet en Londres, que tuvo repercusiones muy
importantes en Chile ya que desbloqueó su blindaje y retornó
convertido en un cadáver político, en un personaje patético,
haciéndose el enfermo.
- ¿Cree que Pinochet será juzgado?
- Los abogados querellantes tenemos
presente que en nuestro país existen los poderes fácticos y
éstos, aunque debilitados tras el desafuero del ex dictador,
intentan ejercer su influencia para impedir que sea
enjuiciado. Nosotros tenemos que luchar también contra estos
poderosos intereses.
Por otra parte, el Código de Procedimiento
Penal establece que las personas inculpadas mayores de setenta
años deben someterse a un examen de salud mental, que en este
caso debe decretar el juez Juan Guzmán Tapia. Dicho examen médico
puede practicarse antes o después de la declaración
indagatoria del inculpado. No obstante, la defensa y los
familiares de Pinochet han señalado que éste se opondrá a
su realización, lo que demuestra que el argumento de su mal
estado de salud era una maniobra para impedir el desafuero.
El examen de salud mental es obligatorio y,
por tanto, si éste lo rechaza, incurriría a mi juicio en
desacato de una resolución judicial. Pero es el magistrado
quien debe decidir en ese supuesto. Los abogados querellantes
exigiremos que se le realicen unos exámenes médicos con
garantías, a cargo de especialistas independientes. Además,
en cuanto el expediente del caso caravana de la muerte retorne
a la competencia de Guzmán Tapia pediremos que Pinochet
declare y que sea procesado.
- ¿Teme que las presiones políticas lo
impidan?
- Tenemos la esperanza de que con la
fuerza moral del movimiento de derechos humanos saldremos al
paso de las propuestas de acuerdos políticos que implican la
impunidad.
La derecha está embarcada en amenazas o
busca acuerdos con otros sectores. También están en ello los
poderes fácticos. Además, estas maniobras han encontrado eco
en algunos sectores de la Concertación, como por ejemplo en
el presidente del Senado, Andrés Zaldívar.
Pero si este país quiere culminar la
transición a la democracia, debe lograr, entre otros
aspectos, que las Fuerzas Armadas se subordinen al poder político
y que se reconvierta la derecha, que aún hoy es filofascista,
conspirativa y golpista. Y por supuesto el cierre de la
transición tiene que ir acompañado de la verdad y la
justicia en materia de derechos humanos.
Además, Lagos y la Concertación deben
recordar que en todas las manifestaciones públicas en su
apoyo de los últimos meses ha habido un grito unánime y
espontáneo: "Juicio a Pinochet".
Este es el sentimiento mayoritario de la
población. Pinochet debe ser juzgado. Por ello cualquier
arreglo para garantizar su impunidad chocará con el
sentimiento mayoritario de los chilenos.
- Su marido fue secuestrado, torturado y
desapareció en octubre de 1973. ¿Qué siente en estos
momentos?
- Esta es la única forma de reparación
por nuestro sufrimiento y el de nuestros seres queridos. Pero
es una reparación no sólo personal, sino colectiva. El tema
de la justicia es una causa nacional. Sólo si los tribunales
operan con independencia, una sociedad puede desarrollarse y
que la justicia actúe frente a estos crímenes da garantías
a la sociedad entera.
- Resulta paradójico que la crueldad de
la dictadura perjudique a Pinochet...
- Sí, la desaparición forzada de
personas, que fue parte de la técnica de eliminación de
opositores políticos, les ha convertido en vulnerables porque
la justicia lo considera ahora como secuestro calificado, un
delito que no está cubierto por la ley de Amnistía. Por ello
la derecha y los poderes fácticos han puesto el grito en el
cielo y han demostrado un desconocimiento grotesco de nuestro
ordenamiento jurídico, que establece que para hablar de
homicidio debe identificarse antes el cadáver y realizar la
autopsia. En su perversión moral la derecha y los militares
defienden que aquellos actos son homicidios, es decir que los
secuestrados están muertos, para poder aplicar la ley de
Amnistía.
- ¿Cuál es en definitiva el
significado histórico del desafuero de Pinochet?
- Se está estableciendo la verdad tras
tantos años. Hay que tener en cuenta que el trabajo del
movimiento de derechos humanos se inició tras el golpe de
estado, con la fundación del Comité Pro Paz y la presentación
de denuncias y recursos, todos ellos rechazados por la actitud
negativa del poder judicial, cómplice de la dictadura.
Y en los años más recientes ha sido tan
difícil poder establecer la verdad histórica y hacer
justicia porque durante la transición no se ha querido tocar
el blindaje de Pinochet, sino que se consolidó su impunidad,
por lo que hasta hace poco hemos luchado contra corriente. Si
el ex dictador no hubiera sido desaforado, se habría
demostrado que tenemos una democracia tutelada y una sociedad
civil rehén de los poderes fácticos. |