Original tomado de http://www.rebelion.org/spain/teonav240702.htm 
 24 de julio del 2002
Después del referéndum sobre el acuerdo electoral con ICV 

¿Qué futuro para Esquerra Unida i Alternativa?

Tania Mercader y Teo Navarro
¿El acuerdo electoral con IC, para qué política?
El referéndum interno celebrado en EUiA el pasado 6 de julio aprobó con una exigua mayoría (el sí superó al no apenas en 200 votos, un 54% frente a un 45%, con una abstención superior al 40%) un acuerdo de coalición electoral con Iniciativa per Catalunya-Verds para las próximas elecciones locales, autonómicas y generales. Este acuerdo culmina un proceso iniciado hace casi dos años cuando la II Asamblea Nacional de EUiA, tras una dura polémica, aprobó como objetivo central contribuir a la "recomposición del espacio de la izquierda transformadora", una fórmula que apenas ocultaba la futura sumisión de EUiA a las exigencias de Maragall y el PSC, por la vía del acuerdo con Iniciativa per Catalunya (IC).
 
Se trataba entonces, y se trata ahora, de construir la versión catalana de los fracasados Olivo italiano y Gobierno de Izquierda plural francesa, experiencias de gobiernos de gestión social-liberal que acaban desprestigiando a las formaciones que las integran y enfrentándose a la movilización de los trabajadores y otros sectores populares, que en buena parte acaban volviéndoles la espalda en las elecciones. Una versión "española" de ese tipo de gobiernos ya la practica IU en algunas comunidades, en sociedad incluso con fuerzas "nacionalistas" burguesas (Baleares, País Vasco, Aragón hasta hace algunas semanas...) y en numerosos gobiernos municipales (Córdoba, L'Hospitalet...).
 
Conviene resaltar que esa apuesta por convertirse en una fuerza de gestión, homologable al resto de la izquierda oficial, se da justo cuando, después de largos años de desmovilización, se abre finalmente una perspectiva clara al desarrollo de la lucha de clases, de resistencia social a las políticas neoliberales, abriendo paso al protagonismo de una nueva generación de luchadores que en gran parte rechaza la política conciliadora de las organizaciones sindicales y de la izquierda oficial.
 
¿IC, una fuerza de izquierda transformadora?
 
Hace cuatro años se constituyó EUiA con el objetivo explícito de construir en Catalunya el espacio político basado en una política y una práctica transformadora anticapitalista, un espacio que IC había abandonado definitivamente en favor de políticas de adaptación a la UE imperialista y neoliberal (OTAN, Maastricht...), al marco constitucional monárquico (apoyo a las políticas contrarias a los derechos democráticos de las nacionalidades) y a las políticas neoliberales (contrarreformas laborales, privatizaciones, políticas de inmigración...), en sintonía con otras fuerzas social-liberales como el PSC-PSOE y las mayorías dirigentes de los grandes sindicatos.
 
La refundación de ICV como fuerza "ecosocialista", homologándose a otras fuerzas verdes europeas corresponsables de esas mismas políticas en sus respectivos países (Alemania, Francia...), respondía a la necesidad de tomar un perfil diferenciado de los partidos reformistas social-liberales, ante el riesgo de ser fagocitados electoralmente por ellos, como empezó a ocurrirle en favor del PSC-PSOE en el pasado ciclo electoral.
 
La transformación de IC en una fuerza integrada en las instituciones dio un salto con esa orientación, actuando como una mera oficina electoral para la obtención de cargos. Hoy IC gobierna en varios ayuntamientos, en alianza con el PSC, ERC e incluso con CiU, con unas prácticas que poco difieren de esas fuerzas en sus rasgos más esenciales. Las consecuencias son la responsabilidad directa de IC en la represión de luchas como las de los inmigrantes o las de los jóvenes okupas de Barcelona. Los trabajadores de la empresa de autobuses de Barcelona pueden dar también buena cuenta del papel de IC, su patronal en sociedad con el PSC. No resulta difícil imaginar que, ahora a escala de un gobierno autonómico, esa misma será la política de la futura coalición social-liberal de la que IC/EUiA aspiran a formar parte.
 
El aparato electoral de IC, cuya supervivencia depende de las subvenciones estatales, tiene su otra gran apoyatura en el aparato sindical de CCOO en Catalunya, donde lidera la política de la mayoría oficialista, basada en la colaboración de clases y en prácticas burocráticas de dirección. Ese rasgo central de aparato burocrático electoral y sindical queda al desnudo con los datos de afiliación y participación en el reciente referéndum interno en IC. El sí fue apoyado por el 81'12%, 1190 votos, un 26'44% de un censo teórico de 4500 afiliados. Es decir, 2 de cada 3 afiliados a ICV se desentendieron de la consulta. Es fácil deducir que estamos ante una afiliación pasiva, alejada de cualquier actividad militante, actividad que por el carácter de ICV se limita básicamente a sus cargos en el aparato institucional del Estado y en el aparato sindical de CCOO.
 
¿Cuál es el carácter de la crisis de EUiA?
 
Los resultados electorales de EUiA en las elecciones locales, autonómicas y generales del 99-00 defraudaron las expectativas creadas, que apuntaban a tomar el relevo de IC como referente electoral catalán de IU. La respuesta de la mayoría de la dirección fue poner en marcha un giro a la derecha, siguiendo la estela de la burocracia sindical y del aparato electoral de IC, con la esperanza de superar la marginalidad institucional en futuras contiendas.
 
Este giro se dio en paralelo al que inició IU, con el agotamiento del discurso de Anguita. Después de la VI Asamblea, y ahora de la mano de Llamazares, IU busca consolidarse como el ala izquierda del régimen: gobernando con políticas social-liberales, en coalición con el PSOE, en numerosos ayuntamientos (el más emblemático, Córdoba) y en algunas comunidades; alabando sin rechistar la política de paz social de las burocracias dirigentes de CCOO y UGT; sometiéndose a la constitución monárquica y al reaccionario imperialismo español, como hemos visto en el apoyo de Llamazares a la última "garzonada" contra Batasuna (planteándola como la alternativa democrática a la recién aprobada ley de Partidos) o la vergonzosa capitulación al imperialismo español alinéandose tras del PP en el contencioso colonialista con Marruecos (Leila/Perejil y Ceuta y Melilla).
 
En lo que respecta a EUiA, esta línea de adaptación a las políticas social-liberales dominantes en la izquierda oficial ha llevado a la organización a un creciente desprestigio entre sectores de activistas obreros y juveniles y al abandono de la organización, en particular tras el referéndum, de una parte de los militantes comprometidos con las movilizaciones, que sienten la necesidad de levantar una alternativa política real a la izquierda del social-liberalismo, muchas veces en enfrentamiento directo con él allí donde gobierna.
 
¿Qué política defiende el bloque del Sí?
 
Si atendemos a las corrientes internas, el peso abrumadoramente mayoritario corresponde a la dirección del PCC, en alianza con una parte de la dirección del PSUCviu y con el apoyo del POR. Es conocida la estrategia del PCC en la defensa de un difuso Frente de Izquierdas frente a las políticas neoliberales. En realidad, se trata de una nueva versión del viejo discurso de la alianza antifascista con la burguesía progresista de los frentes populares, presentado ahora como ungüento eficaz frente el avance de la "derecha extrema" y del neoliberalismo. ¡Como si se le pudiera frenar con las recetas social-liberales de "capitalismo civilizado" y de "rostro humano" aliñadas por Maragall!
 
Si analizamos los intereses materiales en juego parece evidente que estamos ante un bloque de aparato interesado en mantener un cierto nivel de cargos institucionales y sindicales. No es por casualidad que casi todos los dirigentes del PSUCviu que ocupan responsabilidades importantes en el aparato de CCOO o cargos institucionales hayan hecho campaña por el sí, en abierto enfrentamiento con su propia organización.
 
En este sentido, resulta clarificador el manifiesto público de apoyo a la coalición suscrito por dirigentes sindicales de IC, PCC y PSUCviu con puestos en el aparato de dirección de CCOO, diluyendo la ya casi inexistente frontera entre oficialistas y críticos que los enfrentó en tiempos pasados.
 
Mención especial merece la integración en ese bloque del POR, organización de tradición trostquista que, tras la teoría de que en la etapa actual es necesaria una alianza duradera entre reformistas y revolucionarios, se viene plegando sistemáticamente a la política de la dirección del PCC en casi todos los terrenos, argumentando que se "puede sacar un buen provecho político de este mal acuerdo". Bastaría con preguntar qué piensan de este tipo de gobiernos de gestión social-liberal a un buen número de trabajadores, ex-votantes del difunto gobierno de la Izquierda Plural de Francia, para sacar conclusiones anticipadas de a dónde conduce esa política. Una experiencia que en el Estado Español ya se produjo durante la larga etapa de gobierno del PSOE de Felipe González.
 
Por el contrario, la aspiración de cualquier fuerza anticapitalista debería ser echar a Pujol con la movilización para sustituirlo por un verdadero gobierno obrero y popular. Pero si las condiciones no permiten otro relevo que el de Pujol por Maragall, sólo la fuerza de la lucha obrera y popular contra la política de ese nuevo gobierno de gestión del sistema, podrá garantizar avances para el movimiento de masas, que podrá ir construyendo una alternativa real de poder sobre la base de su experiencia de lucha y organización. Generar cualquier ilusión en que un gobierno social-liberal puede favorecer a los trabajadores, y más aún comprometerse en apoyarlo o integrarse en él, es impropio de una fuerza que se postula como alternativa al sistema y más pronto que tarde, como el PC en la experiencia francesa, acabará pagando un alto precio por esa política.
 
¿En qué coincide el bloque del NO?
 
La mayoría del PSUCviu y la corriente Rojos/Roges de EUiA se pronunciaron en contra del acuerdo.
 
La mayoría de la dirección del PSUCviu se opuso en nombre de que "otro acuerdo era posible", un pacto electoral más amplio que, además de IC, incluyera también a otras formaciones y movimientos a la izquierda del PSC-PSOE, hacia la construcción de un llamado "Polo Alternativo". El acuerdo también era rechazable porque subordinaba completamente EUiA a IC (nombre de la coalición, anagramas, hegemonía de IC en el gobierno de la coalición...). La posición del PSUCviu no cuestionaba, sin embargo, la bondad de participar en un gobierno Maragall si ese otro acuerdo se materializase.
 
Surgido de la ruptura con IC, el PSUCviu se halla inmerso en grandes contradicciones, con un amplio número de sus militantes oponiéndose al entendimiento con IC y un cierto número de abandonos por su línea errática y ambigua. Desde la II Asamblea Nacional de EUiA, en que se midió con la dirección del PCC por asumir la coordinación general, la dirección del PSUCviu ha venido coincidiendo con el PCC en la definición de la línea política básica y en el rechazo de las iniciativas de la corriente Rojos/Roges en apoyo de las luchas (trabajadores de TMB, inmigrantes, campaña contra la Europa del Capital...), en oposición a la política de desmovilización de las cúpulas de los grandes sindicatos o en defensa de un programa de ruptura con las políticas social-liberales para EUiA.
 
Tal coincidencia política entre el PCC y el PSUCviu, fraguada en la II Asamblea, ha sido la base para que, tras el enfrentamiento por intereses de aparato en los procesos congresuales de CCOO o en la lucha por la dirección de EUiA, nuevamente el 1 de mayo lanzaran un manifiesto común y algunos de sus dirigentes volvieran a manifestar públicamente la voluntad de reunificarse.
 
De hecho, el PSUCviu en un primer momento apoyó la orientación de buscar el acuerdo con IC, con participación destacada de algunos dirigentes suyos en la gestión del acuerdo. Sólo después, cuando la crisis en su interior se fue agudizando, su dirección se fracturó en dos: una parte minoritaria reivindicando públicamente el acuerdo y llamando a apoyarlo y la mayoría, pronunciándose en contra en nombre de que "otro acuerdo es posible". El PCE, bajo la dirección de Frutos y partidario de integrarse en "gobiernos de izquierda plural", jugó su papel de garante de la cohesión del partido y apoyó la posición del PSUCviu, pero se negó expresamente, sin embargo, a dar la batalla en el seno de IU cuando el Consejo Político Federal rechazó debatir el asunto, mientras el coordinador general hacía campaña pública a favor.
 
La corriente Rojos/Roges se opuso al acuerdo con IC por su carácter humillante para EUiA. En eso coincidía con el PSUCviu. Pero, más allá de esta coincidencia, llamó a votar No porque considera a IC como parte de la izquierda social-liberal y porque está a favor de construir una alternativa, también electoral, al bloque social-liberal de la izquierda liderado por Maragall y del que forma parte IC. Rojos/Roges recibió el apoyo de la Corriente Roja estatal, aunque la resolución presentada por ésta en el CPF de IU omitía la caracterización de IC y el rechazo del objetivo final del pacto: la integración en un futuro gobierno Maragall. Buscó así una complicidad con los miembros del PCE y del propio PSUCviu que fue poco correspondida.
 
¿Cuáles son las perspectivas?
 
Parece fuera de toda duda que la puesta en marcha del pacto electoral con IC con la oposición de casi la mitad de los afiliados activos profundizará la crisis de EUiA. Una victoria tan pírrica aconsejaría replantear la conveniencia de continuar con el acuerdo, pero no será así porque para la mayoría dirigente el afán por ganar una cuota institucional está por encima de cualquier otra consideración.
 
El pacto supone un salto cualitativo en el proceso de destrucción de EUiA como proyecto de reagrupamiento de la izquierda transformadora y anticapitalista, tanto desde el punto de vista político como del organizativo. Políticamente, porque convertirá a EUiA en una fuerza subsidiaria del proyecto social-liberal de Maragall y organizativamente, porque -tal como está formulada la coalición- supone el abandono de la soberanía de EUiA en manos de IC.
 
Por mucho que se empeñen los dirigentes catalanes favorables al pacto y por mucho aval de Llazamares, el acuerdo dará como mucho un diputado en el Parlamento de Catalunya y un puñado de cargos locales y pequeñas parcelas de poder, migajas institucionales que más pronto que tarde traerán desprestigio y una crisis mayor, en la medida en que EUiA será vista como una fuerza homologable a PSC e IC, aunque sea la pariente pobre del bloque. Y ya se sabe que, puestos a elegir, se acaba escogiendo el original.
 
El desarrollo del acuerdo traerá crisis agudas en aquellas localidades y zonas donde el acuerdo contó con una fuerte minoría en contra, pero sobre todo allí donde el pacto fue ampliamente rechazado (Tarragona, Girona, varios municipios del cinturón industrial de Barcelona...) y donde las organizaciones locales de EUiA practican una política abiertamente enfrentada a IC. Como la llave de la coalición está en sus manos, es probable que se dé la paradoja de que IC monopolice las siglas de EUiA para sus listas, mientras las organizaciones locales de EUiA se verían obligadas a recurrir a fórmulas como agrupaciones de electores o la legalización de otras siglas para poder presentarse.
 
Esta situación esquizofrénica, junto al desprestigio creciente que sufrirá EUiA por su subordinación política y organizativa a IC en las elecciones autonómicas y generales, difícilmente será sostenible para muchos activistas de EUiA opuestos al acuerdo. La puntilla definitiva sería la integración o la solidaridad política con un hipotético gobierno Maragall.
 
Sin embargo, en el ámbito interno deberá celebrarse la III Assemblea Nacional de EUiA antes de finalizar el año, a las puertas del ciclo electoral. Después del referéndum, la Assemblea puede ser el escenario de una disputa por la mayoría entre los dos bloques en liza. El PSUCviu apuesta por hegemonizar una nueva mayoría, en alianza con Rojos/Roges. Aunque no será fácil conseguirla ante el abandono de sectores de afiliados que votaron por el No en el referéndum y porque el bloque del Sí ha demostrado hasta ahora una mayor consistencia y disciplina, articulada alrededor de la dirección del PCC.
 
El PSUCviu sigue preso de una dirección dividida y de una política zigzagueante. La lectura triunfalista de los resultados del referéndum, capitalizando el no para sus posiciones, expresa la satisfacción de haber logrado frenar momentáneamente la larga crisis que padece desde la II Assemblea. Pero plantear, como se insinuó en la II Assemblea, un acuerdo con Rojos/Roges para un simple relevo de personas es el mejor camino para que el PSUCviu profundice su crisis y para que el PCC mantenga la hegemonía de su proyecto. No está de más recordar que en esa Assemblea hubiera resultado mayoritaria la unidad entre el agrupamiento "transversal" y el PSUCviu en defensa de un proyecto alternativo a la unidad electoral con IC, objetivo real de la formula "recomposición de la izquierda tranformadora" que el PSUCviu apoyó entonces junto al PCC.
 
Lograr una nueva mayoría que corrija el rumbo liquidador actual exige ante todo una claridad de objetivos que permita movilizar a los militantes del No y arrastrar a todos aquellos que votaron Sí violentando sus deseos y aspiraciones. Es decir, el PSUCviu debería abandonar su línea de adaptación al bloque social-liberal y luchar claramente por una EUiA que sea instrumento de agrupamiento anticapitalista y transformador. Debería definirse contra la participación en un futuro gobierno Maragall y comprometerse sin titubeos en el impulso de la movilización en todos los terrenos, incluido el sector crítico de CCOO en Catalunya. Si el PSUCviu se reconoce en la política de ruptura con el Olivo italiano que llevó a cabo Refundación Comunista, podría soltar lastre y empezar a sentar las bases para un verdadero reimpulso de EUiA abriendo una perspectiva a la crisis.
 
¿Qué papel debe jugar Rojos/Roges en la crisis?
 
Los buenos resultados del No, con el inesperado giro del PSUCviu, no pueden ocultar que el acuerdo ya es un hecho y que, salvo que se lograra revertirlo, el camino de la crisis se acelerará de manera irreversible. Un primer síntoma son los abandonos de varios activistas sindicales y de los movimientos sociales.
 
Es hora pues, apoyándose en la fuerza del No, de redoblar esfuerzos por construir una fuerza capaz de aglutinar a la izquierda anticapitalista y transformadora, que esté al servicio de las movilizaciones y que no se supedite ni a las direcciones sindicales ni a las instituciones parlamentarias, una fuerza -en definitiva- que busque construir una alternativa al social-liberalismo. Estos esfuerzos deben desarrollarse tanto dentro como fuera de EUiA.
 
Esta perspectiva exige concentrarse en el impulso y la participación en las movilizaciones contra las políticas neoliberales del PP, CiU y la UE. Al calor de la nueva fase iniciada con las poderosas movilizaciones de diciembre contra la LOU, de Barcelona y Sevilla contra la Europa del Capital y, sobre todo, la huelga general del 20 de junio, se abren nuevas oportunidades de intervención con la entrada en escena del movimiento obrero, tras largos años de desmovilización, y con las primeras experiencias de lucha de una joven y vigorosa nueva generación de trabajadores. Como parte activa de ese proceso hay que seguir trabajando, desde los distintos movimientos de contestación a las políticas neoliberales, por unificar las movilizaciones e impulsar la convocatoria de una nueva huelga general, más contundente aún que la del 20-J, que fuerce la retirada del Decretazo y haga retroceder al gobierno Aznar. Ser sujeto real de esa línea exige actuar en el movimiento obrero y sindical con una voluntad resuelta de agrupamiento de fuerzas. En el terreno de CCOO exige el compromiso de organizar el sector crítico en Catalunya.
 
La dinámica de la crisis de EUiA tiene un Rubicón. El apoyo real y efectivo de EUiA a un hipotético gobierno social-liberal encabezado por Maragall, ya sea mediante la participación directa o la solidaridad política desde el Parlamento, se volverá incompatible con el desarrollo de una fuerza alternativa de carácter anticapitalista, como acabó demostrando la experiencia de Refundación Comunista con el Olivo. Si se asume la responsabilidad de repetir pasivamente la nefasta experiencia del PC francés, el descrédito arrastrará a EUiA y a toda corriente alternativa que actúe en su seno.
 
El trabajo en común desarrollado con las compañeras y compañeros del PSUCviu a favor del No debe ser un estímulo para proseguir la tarea, con el objetivo de rectificar el actual rumbo que lleva a la destrucción de EUiA como fuerza transformadora y anticapitalista. Precisamente por eso es necesario que la dirección del PSUCviu se defina a favor de una alternativa anticapitalista frente a un posible gobierno social-liberal liderado por Maragall, convergiendo en iniciativas comunes de acción que den respuesta a las necesidades de lucha del movimiento de masas.
 
La nueva etapa abierta en EUiA requiere un fortalecimiento de Rojos/Roges como instrumento de agrupamiento de fuerzas. Para establecer las bases políticas y los planes de futuro necesitaremos una conferencia amplia y abierta a todos aquellos que, tanto dentro como fuera de EUiA, estén comprometidos en la construcción y el impulso de una alternativa frente al neoliberalismo gobernante y frente al social-liberalismo. En esa labor de agrupamiento deben ocupar un lugar importante las compañeras y compañeros que abandonaron o abandonan EUiA porque sienten que ya no es un instrumento para luchar.
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(*) Tania Mercader y Teo Navarro son miembros del Consell Nacional de Esquerra Unida i Alternativa, de la corriente Rojos/Roges de EUiA y de la Corriente Roja de IU y de la dirección del PRT-Izquierda Revolucionaria.

 


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