ESTADOS
UNIDOS continúa atacando Irak
PAREMOS
LA GUERRA CONTRA IRAQ ANTES DE QUE EMPIECE
(Propuesta
de comunicado del CSCA, reunión 13/90/02)
Tras
la intervención en Afganistán, el próximo escenario de la denominada
“guerra global contra el terrorismo” de la Administración Bush será Iraq.
Inmediatamente después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, EEUU puso
en marcha los preparativos militares y mediáticos para desencadenar contra Iraq
una guerra de grandes dimensiones que conduzca finalmente a la invasión y
ocupación del país y al cambio de su régimen político.
Si bien el objetivo de imponer
militarmente un cambio de régimen en Iraq fue ya formulado explícitamente por
la anterior Administración Clinton, el presidente Bush ha encontrado en los
sucesos del 11 de septiembre de 2001 la justificación para proceder al asalto
final de Iraq. Tras haber
intentado sin éxito implicar a Iraq en los atentados de Washington y Nueva York,
y después en los envíos de cartas con ántrax, la Administración Bush
considera ahora que no es necesario hallar una conexión entre estos sucesos e
Iraq para justificar el ataque contra este país. En la actualidad, la
Administración Bush afirma incluso que ni tan siquiera un eventual retorno a
Iraq de los inspectores de desarme de Naciones Unidas sería determinante para
evitar la intervención, al tiempo que sabotea toda iniciativa negociadora en
este tema.
El
objetivo de esta nueva guerra en Oriente Medio, de inimaginables consecuencias y
para la que ya se ha iniciado la cuenta atrás, no es instaurar la democracia en
Iraq ni proteger a sus minorías, como tampoco lo es preservar la seguridad
regional o internacional. EEUU y Gran Bretaña no han podido aportar evidencia
alguna de que Iraq esté fabricando o disponga de armas de destrucción masiva,
el principal argumento de la Casa Blanca para justificar este asalto final
contra Iraq. La amenaza de esta nueva guerra y la desinformación ocultan que
Iraq es hoy un país devastado por más de una década de sanciones económicas
y agresiones militares continuadas: según datos de Naciones Unidas, en estos 12
años más de un millón de personas —de ellas, 800.000 menores de 5 años—
han muerto a causa del embargo. Como reiteran expertos, funcionarios de Naciones
Unidas e incluso miembros de anteriores Administraciones estadounidense y
gobiernos británicos, Iraq no es una amenaza y ha cumplido sustancialmente las
obligaciones que le fueron impuestas tras la Guerra del Golfo.
El objetivo de esta nueva guerra es someter definitivamente a Iraq tras 12 años de sanciones genocidas y, con ello, afianzar el control completo —político, económico y militar— del conjunto de la región, zona de dependencia energética de EEUU y sus aliados occidentales: tras Arabia Saudí, Iraq alberga las segundas reservas petrolíferas del planeta. No es casual que la previsión de una nueva guerra contra Iraq esté siendo precedida de la brutal escalada militar del gobierno Sharon contra el pueblo palestino, igualmente justificada como “lucha contra el terrorismo”. Lo que se prefigura tras los sucesos en Palestina y la amenaza de ocupación de Iraq es la devolución manu militari del conjunto de la región árabe al más viejo orden colonial, cimentado en la supremacía estratégica de Israel y el sostenimiento en el poder de regímenes árabes encargados de gestionar el mercado petrolífero internacional y reprimir a sus pueblos.
EEUU pretende imponernos la lógica de que esta nueva guerra es inevitable. Pero nada puede justificarla, ni nada puede legitimarla, tampoco una votación en el Consejo de Seguridad, un organismo al que EEUU ha manipulado a su antojo durante esta década desbaratando con acciones militares unilaterales toda iniciativa de solución negociada de la cuestión iraquí. Pese a ello, a sabiendas de que la Administración Bush miente y de que la guerra solo sirve a los intereses hegemónicos de EEUU, aprovechando mezquinamente en beneficio propio la doctrina antiterrorista surgida tras el 11 de septiembre, el gobierno español ya ha anunciado que apoyará en cualquier caso la intervención militar contra Iraq. El presidente Aznar cederá a EEUU el uso de las bases conjuntas en suelo español, que le son imprescindibles para perpetrar este nuevo crimen contra el pueblo iraquí. Siendo como somos mayoría los ciudadanos y ciudadanas del Estado español quienes nos oponemos a la guerra el reto que nos compromete de manera urgente es pararla esta vez antes de que empiece. La movilización es el primer paso.
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