ESTADOS UNIDOS continúa atacando Irak
¿Por qué el apoyo incondicional de España a EE.UU. en la actual guerra contra Irak?
Eduardo Núñez
Desde que, nuevamente, empezaran
a sonar los tambores de guerra en Oriente Medio, muchos nos hemos preguntado por
qué España se ha constituido en un aliado incondicional de EE.UU.
(Estados Unidos). Más allá de las respuestas simplistas de índole política o
personal con que nos vienen acostumbrando los medios, es importante migrar de lo
secundario a lo principal, de la apariencia al fondo. Necesariamente este paso,
en el contexto de la sociedad capitalista contemporánea, no puede ser otro que
el estudio de los intereses económicos de los diferentes bloques imperialistas.
En este sentido, en las últimas décadas, España se ha adentrado
paulatinamente entre los países de mayor influencia económica en el escenario
mundial. Recientemente Carlos Checa, estratega y asesor del presidente Clinton
durante su último mandato, afirmaba refiriéndose a Aznar: "Juega
Fuerte. Quiere que España supere su status de potencia regional iberoamericana
para convertirse en uno de los grandes" 1. En efecto, más allá de los
deseos, aspiraciones y sueños de Aznar, la conclusión que cabe extraer de esta
afirmación es que España es una potencia emergente que aspira a un hueco en la
lucha por el reparto de las áreas de influencia económica.
El conflicto en Oriente Medio nos está ofreciendo toda una serie de datos y
pistas que nos permiten aproximar la estrategia política que está adoptando
España para hacerse con un lugar entre las principales economías del mundo. No
obstante, para interpretar y concluir correctamente, es preciso, a mi modo de
ver, situar algunos aspectos importantes que caracterizan la actual situación
internacional.
Los intereses reales de Estados Unidos en la guerra
La entrada en el siglo XXI está viéndose determinada por la crisis estructural
capitalista que se inició en 1974. En la actualidad, las principales economías
industriales, Japón, la Unión Europea y Estados Unidos se encuentran en una
profunda recesión económica. Esta crisis económica, a diferencia de
anteriores, se está viendo agravada por el hecho de que la economía japonesa
se encuentra estancada desde principios de los noventa, así como por el
desbordamiento de la economía ficticia asociada a los valores tecnológicos en
Estados Unidos y Europa.
Tras la caída de los países socialistas y el derrumbe de la URSS, toda la década
de los noventa, se ha caracterizado por el recurso a la guerra por parte de
EE.UU. como única vía posible para contrarrestar las crisis cíclicas del
capitalismo. La actual escalada bélica responde a la necesidad de prorrogar
nuevamente la temida crisis que, según muchos expertos, puede ser de una
dimensión superior a la de los años treinta del siglo pasado.
La crisis de EE.UU. marca el compás de la agonía económica internacional. La
espectacular desproporción entre la economía financiera y la economía
productiva, el déficit en la balanza de pagos, la caída del índice bursátil
de los valores tecnológicos, el aumento del paro y de las desigualdades
sociales, son algunos de los rasgos fundamentales de la crisis norteamericana.
Pero, ¿por qué EE.UU. recurre a la guerra para solucionar la crisis? La guerra
contribuye a prolongar el auge de la economía norteamericana y a retrasar la
esperada crisis. Cada guerra iniciada por EE.UU. en Oriente Medio ha venido
seguida de un alza del precio del petróleo. El aumento del precio de este
combustible ha hecho incrementar espectacularmente los beneficios de los
principales monopolios del petróleo y ha fortalecido el dólar en el sistema
monetario internacional. La hegemonía del dólar es vital para contrarrestar el
balance de pagos deficitario de EE.UU., un ataque al dólar podría desencadenar
una reacción en cadena de consecuencias económicas desastrosas e
incalculables.
También es una guerra contra la Unión Europea
En este contexto de crisis, el control del petróleo es clave para EE.UU. ya que
asegura su hegemonía respecto a Japón y la Unión Europea.
Las justificaciones dadas por la Casa Blanca para iniciar la guerra contra Irak
carecen de todo fundamento racional. Uno de los pretextos consiste en atribuir
una importancia desproporcionada al petróleo iraquí en el mercado
internacional. Bajo ese supuesto existiría el peligro de un posible colapso
energético en occidente o una subida espectacular del precio del petróleo si
el gobierno de Irak decidiese unilateralmente parar sus exportaciones. Este
argumento se cae por su propio peso cuando han sido, durante toda la década de
los noventa hasta hoy, los bombardeos "quirúrgicos"
anglo-estadounidenses, así como el embargo económico, los que han limitado la
exportación del petróleo iraquí. Otro de los argumentos más utilizados ha
sido el de las armas de destrucción masiva iraquíes. Esto en boca de un país
que el pasado año 2002 tuvo un presupuesto militar de 366.000 millones de dólares,
una cantidad muy superior a la suma de los diez países siguientes que más
gastan en armamento, es, cuanto menos, de un cinismo extremo. Irak no tiene
potencial militar alguno, no puede tenerlo tras doce años de bombardeos sistemáticos
y de inspecciones que no han encontrado ni una sola prueba que corrobore tal
acusación. Ni siquiera el mismo Scott Ritter, inspector de Naciones Unidas
durante 1997 y 1998 que reconoció abiertamente su ejercicio de espionaje al
servicio de EE.UU. durante sus inspecciones, se atrevió nunca a afirmar la
existencia de tales armas.
El grueso del consumo interno de petróleo en Estados Unidos proviene de
Venezuela, Canadá y México. Por tanto, no existe una dependencia directa de
EE.UU. respecto al petróleo de Irak, es más, la importancia de este petróleo
se ha ido relativizando tras la caída de la URSS y en la medida que avanzaba la
implantación de multinacionales norteamericanas como Chevron- Texaco en los
yacimientos del Caspio y la región de eurasia.
Pero entonces, ¿cuál es la finalidad de la guerra en Irak? La UE con una
economía más dinámica y robusta que la norteamericana se está conformando
como el principal competidor de EE.UU. La UE, a finales de 2004, cuando se hayan
incorporado los nuevos Estados miembros, además de Gran Bretaña y los países
escandinavos, conformará un mercado de 450 millones de personas frente a los
280 millones de norteamericanos, el PIB (Producto Interno Bruto) europeo superará
con creces el norteamericano.
Además, EE.UU. está recibiendo duros golpes en América Latina en la medida en
que se ve frenada la aplicación del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
La consolidación de Chávez en Venezuela tras el golpe de Estado fallido en
Abril del año pasado, la resistencia de la insurgencia en Colombia frente al
Plan Colombia, la llegada al poder de Lula en Brasil y el incremento de los
movimientos revolucionarios en toda América Latina no contribuyen a la
consolidación de los intereses imperialistas norteamericanos en Latinoamérica
y, por tanto, debilitan su potencial en el panorama internacional.
Volviendo al conflicto en Oriente Medio. ¿Adónde va el 10 por ciento de las
reservas de petróleo mundial?, es decir, ¿a dónde va el petróleo de Irak? La
mayoría del petróleo iraquí tiene por destino Europa, sobretodo Francia y
Alemania cuyas economías son el principal motor de la UE, y de Japón. EE.UU.
sabe que controlando el petróleo iraquí asegura su hegemonía mundial y su
dominio sobre la UE y Japón. La postura de Francia contra la guerra no responde
a ánimos pacifistas sino al hecho de que ve peligrar su posición económica en
la región, mucho mejor consolidada que la de EE.UU.
Con la guerra, EE.UU. busca eliminar y aplacar al que, seguro, será su futuro
competidor más fuerte, la UE. Esta estrategia pasa por eliminar la competencia
en la industria del petróleo y asegurar el monopolio de las empresas
norteamericanas y anglosajonas, de Exxon-Mobil, Chevron-Texaco y BP-Amoco-Arco.
Con ello, a su vez, contribuye a reforzar el dólar y a debilitar el euro. Un
euro fuerte y un posible paso de países de la OPEP al euro podrían constituir
un ataque al dólar de consecuencias inimaginables.
España se desmarca de sus aliados naturales
Los aliados naturales de España, como consecuencia del proceso de convergencia
europea, están en la UE. Esta es una cuestión estratégica, a largo plazo,
para el capitalismo español. Pero si esta premisa es cierta ¿cómo es posible
entender el alineamiento de Aznar con EE.UU.? Hasta el momento EE.UU. ha
demostrado en reiteradas ocasiones que puede dividir a la UE.
Durante la guerra de Yugoslavia esto sucedió en reiteradas ocasiones y, ahora,
en el conflicto de Oriente Medio vuelve a percibirse. La estrategia
norteamericana pasa por aprovechar los conflictos de intereses entre los Estados
miembros de la UE para sacar tajada, fortalecer sus posiciones y, de paso,
debilitar a Europa.
En el reciente conflicto de Oriente Medio, España se ha desmarcado de las
posiciones de los dos motores de la UE, Francia y Alemania, para hacer
prevalecer y reforzar sus intereses económicos y regionales.
¿Es posible una fragmentación de la UE? ¿Hasta cuando va a poder hacer uso
EE.UU. de las contradicciones existentes en el seno de la UE? No obstante, este
teórico punto flaco parece temporal en la medida que el proceso de convergencia
europea avanza y unifica los intereses de los Estados europeos que conforman la
UE. Al final, todos los intereses económicos en juego, incluidos los de España,
pasarán, ineludiblemente, por la defensa del proyecto europeo común, por la
construcción de una Europa imperialista capaz de hacer frente a EE.UU.
Los intereses del capitalismo español, alianza a corto plazo para EE.UU.
La alianza de España con EE.UU. es táctica, a corto o medio plazo, y responde,
por un lado, al intento de fortalecer sus intereses regionales en América
Latina donde es el segundo mayor inversor del mundo y, por el otro, a engrosar
vertiginosamente los beneficios de la principal empresa energética española
Repsol-YPF.
Hemos hecho referencia a cómo el alza del precio del petróleo en tiempos de
guerra hace incrementar los beneficios de los grandes monopolios petroleros.
Observemos el siguiente cuadro2 correspondiente a los años 1999 y primer
trimestre de 2000, durante los cuales se atacaba a Irak mediante los denominados
bombardeos "quirúrgicos".
Compañía petrolera Beneficios primer semestre de 2000* Incremento respecto a 1999
Exxon-Mobil 7500 116%
Shell-Royal Dutch 6106 87%
BP-Amoco-Arco 6317 197%
Total Fina – Elf 2971 165%
Texaco 1199 154%
Chevron 2247 218%
Repsol – YPF 1144 303%
* en millones de dólares
Fuente: El periódico, 11-9-2000
Tomado de www.rebelion.org
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