Documentos del militante 
RESOLUCIÓN DE LA PRESIDENCIA FEDERAL DE
IZQUIERDA UNIDA

(Aprobada con 22 votos a favor, 2 en contra)

27 de mayo de 2003
Izquierda Unida

(Este documento de 6 páginas en MS Word y en Adobe Acrobat PDF)

UN RESULTADO ESPERANZADOR
PARA UN NUEVO COMIENZO

En primer lugar queremos agradecer a los ciudadanos y ciudadanas que han confiado en las candidaturas de Izquierda Unida y muy especialmente a los jóvenes, tienen que saber que cuidaremos su confianza y que utilizaremos nuestro poder en las instituciones para garantizar un nuevo comienzo en la política en España. Esto significa arrebatar el poder a la derecha y ser la mejor garantía para políticas alternativas y a favor de los anhelos de la mayoría.

En segundo lugar, constatar que el Partido Popular no ha ganado el plebiscito en que convirtió estas elecciones. Los resultados no pueden dejar lugar a dudas: ha perdido votos, ha dejado de ser el partido más votado y ha perdido poder político. Particularmente malos han sido los resultados en Euskadi o en Catalunya donde su situación refleja todos los problemas a los que el PP se enfrenta: confrontación, inestabilidad, exclusión. Nunca antes la relación entre el gobierno y las comunidades históricas fue tan mala, repleta de tanto desencuentros y problemas. De otra parte todos los partidos que en este último período se han señalado como claramente contrarios a las políticas del PP han crecido electoralmente.

Esta es una señal inequívoca de que el voto de la protesta y de la movilización social ha elegido opciones alternativas a las del Partido Popular. Sin duda el retroceso del PP no ha tenido el alcance que hubiéramos deseado. Y convendrá analizar con más detenimiento los factores que pueden permitir explicarnos las razones de éste elevado suelo electoral del PP en una situación adversa.

Hay que considerar también las relaciones complejas entre lo social y lo político y los modos y manera de hacer más expresa y fluida esta relación. Nos preocupa que algunas gentes que han participado y se han comprometido con la movilización social puedan sumirse en la perplejidad pensando que no hay coherencia entre la contestación y la representación electoral.

Pero no hay muchas razones para que el PP "saque pecho" y más bien algunas de fondo para que sientan preocupación por unos resultados que significan la apertura de un nuevo período político para nuestro país.

Como en otras ocasiones el PP ha movilizado todos sus recursos privados y públicos al servicio de una campaña electoral personalizada por Aznar y apoyada en un discurso claramente excluyente y extremista. El uso obsceno, una vez más, de los medios de radiodifusión públicos y la complicidad sin tapujos de algunos privados, han protagonizado un nuevo episodio de la visión autoritaria que caracteriza a la derecha extrema que nos gobierna y a quienes les alientan.

Muchos de los votos del PP lo han sido de una manera vergonzante y probablemente fruto de la estrategia del miedo que Aznar ha protagonizado en estas elecciones. No son votos prestados, pero tampoco son votos incondicionales. El PP no puede pensar que su electorado va a soportarlo todo. Ya sabe, por otra parte, que el resto del país, mucho menos. Y con toda seguridad Aznar y el PP saben que este resultado es el "máximo posible" de toda la derecha. El PP se ha esforzado por movilizar el voto xenófobo y racista, el voto de extrema derecha y el voto residual del miedo. Y parece haberlo conseguido. Pero es todo el voto que puede conseguir. Y conviene recordar que en estas elecciones votan 3 o 4 puntos menos que en las generales.

La estrategia del PP le ha convertido en un partido "apestado", incapaz de articular alianzas políticas sino es sobre la base del clientelismo y con un discurso que convierte en enemigo a cualquiera que ose cuestionar algunas decisiones. El PP está instalado en la lógica amigo-enemigo y su talante y arrogancia han ido expulsando uno por uno a sus iniciales aliados. Es un pésimo dato para un partido en el gobierno. La estrategia del miedo es la lógica de los partidos que buscan con desesperación mantener un poder que se les escapa.

Ha resultado particularmente cuestionada su política en el País Vasco. Lo han apostado todo a una estrategia de confrontación entre nacionalistas y no nacionalistas y las dos ocasiones en que lo han intentado han cosechado los mismos resultados: su derrota y el éxito de los llamados a ser liquidados. Valga como ejemplo las mayorías absolutas de PNV-EA en Guipúzcoa y Vizcaya. Por otra parte los resultados del voto nulo auspiciados por HB sólo pueden ser leídos como un cuestionamiento de la estrategia de prohibición de estas opciones políticas. Seguimos defendiendo que hubiera resultado mucho más útil para la sociedad vasca y española la derrota predecible de este mundo en las urnas. Afirmamos por eso que siendo la respuesta tan clara, la insistencia del PP en su estrategia de confrontación amén de una irresponsabilidad es un claro síntoma de agotamiento y fin de etapa.

Creemos, por último, que hay buenas razones para proseguir en la estrategia de impugnar las políticas del Partido Popular y señalar los rasgos autoritarios y depredadores del espacio público de este partido y su liderazgo.

Pensamos que la lectura más razonable para la izquierda es la de constatar los datos de la realidad, tomar nota de aquellos factores que deben enseñarnos más sobre la sociedad en qué vivimos y continuar defendiendo las instituciones y los valores de una sociedad solidaria y en paz, frente a los empeños de la derecha. Y proponer y reivindicar otros modos de hacer las cosas y otras alternativas para las cuestiones centrales de nuestra vida. Parece evidente que estos últimos años de gobiernos de la derecha han prolongado algunas tendencias sociales anteriores y vivimos ahora su incidencia en la cultura política de nuestro país. La pervivencia del miedo como un factor actuante en términos políticos, el uso de la confrontación para atemorizar a una parte de la sociedad, el uso indisimulado de los resortes del poder para perpetuar a quienes gobiernan, son y serán un lastre para hacer viable cualquier alternativa basada en la reivindicación de otros valores y otros comportamientos.

No podemos desconocer tampoco los efectos de la situación internacional y la consolidación, tras el 11 de septiembre, de una agenda basada en la seguridad y en el recurso a la fuerza.

El PSOE ha cosechado unos resultados que consolidan el liderazgo de la actual dirección pero que están por debajo de las expectativas. Algunas apuestas claramente no han funcionado y, probablemente, se han visto presos de la dinámica que Aznar les ha impuesto desde hace tiempo. A nuestro juicio la estrategia de conciliar acuerdos y confrontaciones no ha dado buenos resultados. Y no creemos que los problemas hayan venido por su vinculación a la movilización social, sino por todo lo contrario. La reedición de la "orientación hacia el centro" sería una mala respuesta a la ofensiva que la reacción conservadora ha puesto en marcha en nuestro país.

Por otra parte, la estrategia de una parte de los verdes, especialmente en Madrid, ha fracasado rotundamente. Ha sido una lamentable experiencia querer suplantar el espacio electoral de IU y se ha saldado con un ridículo que debería ayudar a una reflexión en gentes que exigen una transformación de las opciones de izquierda y que han comprobado a donde llevan algunas aventuras. Les proponemos reanudar el diálogo con el fin de reconstruir lazos y relaciones entre gentes que –en su inmensa mayoría- luchan por lo mismo.

Por otra parte, los resultados ponen también de relieve que en estas elecciones en la decisión sobre el voto influye decisivamente la política local y sus vicisitudes. El análisis pone de manifiesto el peso de esta condición en todas las comunidades.

La recuperación de Izquierda Unida

Izquierda Unida ha apostado su estrategia en los últimos dos años a reconstruir sus lazos con la sociedad civil crítica, a involucrarse en la movilización social y a estimular las respuestas colectivas frente a las políticas de la derecha. Un elemento esencial de este proceso ha sido la recuperación de nuestra capacidad de acuerdo con otras fuerzas políticas en diferentes puntos del estado. Los datos de Izquierda Unida en estas elecciones confirman lo acertado de esta estrategia. El resultado ha sido un incremento de la credibilidad. Hemos recuperado un espacio en la política estatal con un perfil propio, muy nítido y muy claramente enfocado hacia políticas de izquierda.

Izquierda Unida ha conseguido un buen resultado que supera las expectativas iniciales que habíamos depositado en estas elecciones. Debe servirnos de referencia lo que colectivamente nos pareció sensato al comienzo de esta campaña y que no era otra cosa que superar los resultados de las elecciones generales del 2000, es decir el 5,4% de los votos.

Ese objetivo se ha cumplido sobradamente y si añadimos los resultados conseguidos en aquellos lugares en los que acompañamos a otras organizaciones, los resultados son todavía más significativos. En este caso, y es la interpretación que corresponde, rondaríamos el millón ochocientos mil votos y el 7,4% de los votos en todo el estado. Un resultado inimaginable hace apenas un año. Conviene recordar que las encuestas de hace seis meses dudaban de nuestras posibilidades de superar el 5% de los votos. Esas eran las verdaderas expectativas que deben servirnos de referencia, no otras.

Es imprescindible, por eso, felicitar al conjunto de militantes y organizaciones por el trabajo realizado y por los resultados conseguidos. Tal vez, lo más importante de esta campaña haya sido la recuperación del orgullo de ser de Izquierda Unida y entender que eso es un compromiso con una fuerza claramente identificada con la izquierda, con sus valores, con sus tradiciones y con su voluntad de seguir el lugar de encuentro de los que no tienen voz. Nuestro voto sigue articulando sectores tradicionales de nuestro espacio y cultura y las nuevas voces de los jóvenes y de la movilización social. Estos últimos sectores se han convertido en los sectores más dinámicos y nos obligan a acentuar nuestra apertura, nuestra renovación orgánica y generacional y la integración de la diversidad y pluralidades. Y debemos asegurar este proceso sabiendo articular nuestra cohesión y capacidad de acción.

Los resultados de IU ponen fin a un largo período de declive político que amenazaba con nuestra marginalización social y pública. Es un resultado que, por primera vez, se produce con el PSOE en la oposición. Rompemos de esta manera la tendencia a crecer sólo en condiciones de oposición al gobierno de una fuerza de izquierdas. Este resultado debe agradecerse a toda Izquierda Unida y a sus militantes.

Los desiguales resultados ponen de manifiesto nuestras dificultades en algunos lugares y la necesidad de comprometer a toda Izquierda Unida para enraizarnos y progresar en las poblaciones en los que nuestra representación es muy pequeña o casi inexistente. Debemos constatar que nuestra organización ha tenido tradicionalmente una representación irregular y que esa diversidad genera respuestas electorales desiguales en los momentos de declive y también en los momentos de recuperación.

Los datos nos señalan que el camino de la apertura, de la integración y del discurso plural han convencido a miles de ciudadanos que nos han permitido mejorar significativamente los resultados respecto a las anteriores elecciones. En general se ha reforzado el proyecto federal y en especial damos cuenta de buenas noticias en Córdoba - en el marco de una importante y muy positiva recuperación del voto en IU en Andalucía; pero también en Euskadi, en Catalunya, en Asturias, en Madrid y en la Comunidad Valenciana. A pesar de los buenos resultados de IU en las Islas Baleares, la caída electoral de los socios minoritarios no ha permitido mantener el Govern en manos de la izquierda plural.

Conviene resaltar la importancia de las negociaciones postelectorales para la formación de gobiernos locales con otras fuerzas políticas. Un buen resultado electoral puede convertirse en estéril o bien transformarse en una mayor presencia institucional. Máxime cuando IU es clave en las Comunidades Autónomas de Madrid y Asturias y en innumerables ayuntamientos, entre ellos Córdoba, Sevilla, Barcelona, Bilbao, Segovia y otras capitales de provincia y ciudades importantes como Gijón, Leganés, Avilés, Alcorcón, etc.

Por eso IU defenderá que ni por acción u omisión permitirá gobiernos del PP. Tampoco daremos entrada en nuestro gobiernos a la derecha, ni consentiremos ser alcaldes con sus votos.

En el haber de estas elecciones hay que incluir, además, la ruptura de las mayorías absolutas en algunos lugares importantes y, con ello, se hace posible la realidad de políticas negociadas en el seno de la izquierda.

Para este próximo período IU considera que sus prioridades políticas deben estar orientadas a:

· Continuar la estrategia de impugnación de las políticas del Partido Popular y de respuesta y confrontación frente a los intentos de la derecha de consolidar su programa conservador.

· Apostar allí donde estemos en condiciones por mayorías plurales de izquierda claramente orientadas hacia acuerdos programáticos de progreso que frenen los intentos de la derecha por conquista el poder local o autonómico.

· Reforzar en este período las zonas débiles y frágiles mediante un fondo de solidaridad con la voluntad de conseguir una mayor homogeinización organizativa y federalidad de nuestro proyecto. La extensión del proyecto debe intentar dar respuesta a nuestras preocupaciones en torno a la incorporación de las diferentes pluralidades y al mantenimiento y desarrollo de la cohesión.

· Recuperar espacios para el acuerdo y el compromiso con la izquierda alternativa y transformadora a nivel social y a nivel político. Los resultados confirman la credibilidad de esta estrategia y la necesidad de intensificarla. IU debe convertirse en un motor de la reorganización y acuerdo en el espacio rojoyverde y ecosocialista. IU debe ser un referente de la representación política de los jóvenes, de los alternativos, de los rebeldes. Experiencias como la de Catalunya pueden profundizarse para convertir un buen acuerdo electoral en una buena experiencia de construcción de una referencia política de la izquierda ecosocialista y alternativa.

· Fortalecer y articular mejor la presencia de IU, de sus organizaciones y militantes en los movimientos sociales y organizaciones sociales. Este empeño debe dar como resultados una mejor implantación en las redes críticas de nuestro país y un rejuvenecimiento de nuestra organización, clave para nuestras próximas citas.

· La próxima Asamblea ordinaria de IU debe confirmar este camino hacia la transformación de la organización, hacia la apertura de un Nuevo Comienzo, desde los presupuestos del mayor consenso, la mayor integración y el mayor acuerdo. Nadie debe quedar excluido de la tareas de hacer de IU una fuerza fundamental en el panorama político en nuestro país. La Asamblea debe encaminarse, desde el fortalecimiento de la unidad conseguida, a la transformación de Izquierda Unida al compás de nuestro compromiso con la movilización social. La Asamblea debe confirmar la apertura de un nuevo inicio social, político y cultural en IU. Uno de sus resultados debe ser el del rejuvenecimiento de su representación, haciendo real la base social de IU, su base electoral, la representación pública y la representación orgánica. Este es un imperativo imprescindible para nuestro crecimiento y consolidación.

· Orientar nuestro trabajo a preparar en las mejores condiciones las próximas y decisivas citas políticas: las elecciones catalanas, andaluzas y generales.

· Por último, no queremos ni podemos descuidar el ámbito europeo, lo que significa nuestro compromiso con la idea de la construcción de un referente político europeo de la izquierda alternativa y transformadora. Construido con los mismos criterios de diversidad, pluralidad e integración. Queremos ser, también, parte del partido de referencia del movimiento ecosocialista en Europa.

Madrid, 27 de mayo de 2003

 


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