Sobre la ONU. Por Pedro H.
Considero que no hay peor enemigo para el análisis que la
generalización, y con frecuencia leo críticas generales a la ONU, que,
modestamente pienso que son matizables. En primer lugar porque no hay
que confundir la ONU con el Consejo de Seguridad, bastante inoperante
por su falta de democracia y el derecho de veto de los cinco
permanentes, anacronismo de postguerra que quizá tuvo su sentido hace
sesenta años, pereo desde luego no ahora. Por desgracia, pretender su
reforma es tan ingenuo como pedir amáblemente a un dictador que se
suicide para acabar con la dictadura.
Este derecho de veto da lugar a perversiones como el tema de las
sanciones contra Iraq. De hecho, desde hace ya muchos años la mayoría
absoluta de los miembros, empezando por Rusia, China y Francia, estaban
a favor del levantamiento, pero se encontraban de frente con el veto de
EEUU y Gran Bretaña. Tanto es así, que en adelante países como Rusia,
China o Francia estudian con lupa cualquier sanción para evitar que se
repita esta situación. Por ejemplo, cuando estalló el último conflicto
entre Etiopía y Eritrea, se presentó una resolución para establecer un
embargo de armas contra ambos países. Con el fin de evitar que EEUU
pudiera utilizar este embargo como sucedió anteriormente en el caso de
Iraq, Yugoslavia, etc, para condicionar el no vetar el levantamiento de
las sanciones al cumplimiento de más y más condiciones al arbitrio de
EEUU, Rusia condicionó su voto a la inclusión de una "fecha de
caducidad" (creo que fueron tres años), tras la cual las sanciones
quedarían automáticamente levantadas. Es decir, lo "vetable" no
sería el
levantamiento, sino el mantenimiento de las sanciones.
Tampoco debe confundirse el Consejo de Seguridad con la Asamblea
General, que aunque es más protocolaria que otra cosa, puede tomar
resoluciones como la reciente sobre las intenciones de Sharon respecto a
Arafat, justo después de ser vetada en el CS.
Por desgracia también ocurre que el mismo CS en ocasiones toma
decisiones que no entran en su competencia, como la discutida creación
de órganos, que parece claro que sólo pueden crearse por tratados
internacionales o por la Asamblea General, como es el caso del tribunal
de la antigua Yugoslavia, que como justamente denunció Milosevich, es
ilegal porque el órgano que lo creo, el CS, no es competente para ello.
Por otro lado están las agencias especializadas, como la FAO, UNICEF,
OMS, OIT, UNESCO, ACNUR... cuyo personal y estructuras hacen labores
importantísimas e insustituibles en muchos países, pero que no salen en
las televisiones. Cuestiones como vacunaciones masivas de niños, o
programas para lucha contra las plagas en la agricultura de África, Ásia
o América Latina, o campañas de alfabetización y promoción de las
mujeres no son noticia. Cosas que hacen ahora algunas ONG con gran
repercusión mediática se llevan haciendo desde hace cincuenta años por
estas agencias sin armar tanto ruido.
No olvidemos que las primeras denuncias sobre la mortalidad de niños
iraquíes vinieron precisamente de la FAO y UNICEF, que algunas de las
denuncias más sonoras del embargo han venido precisamente de altos
funcionarios de la ONU en Iraq, y que países como EEUU y el Reino Unido
han bombardeado (figuradamente, se entiende) a aquellas agencias que no
eran de su agrado. Cuando el Secretario General de la UNESCO Amatar
M'Bow, partiendo del informe Mc Bride sobre el monopolio de la
información en el mundo (por cierto, ese informe es la fuente primigenia
de autores como Noam Chomsky o Michel Colon), propuso a la asamblea de
la UNESCO un plan para financiar la diversificación de las fuentes de
información, EEUU y GB abandonaron la UNESCO, privándola del 25% del
presupuesto, para evitar que dicho plan siga adelante. Luego volvieron
cuando el políticamente correcto Mayor Zaragoza sustituyó a M'Bow al
frente de la UNESCO. Por supuesto, EEUU no es miembro de la Organización
Internacional del Trabajo y es, junto con Somalia, el único país del
mundo que no ha firmado la declaración de los derechos del Niño, que es
también una iniciativa de la ONU.
No olvidemos tampoco que millones de personas, sobre todo mujeres y
niños, no mueren de hambre y enfermedades en todo el mundo gracias a la
labor callada del personal de ACNUR, UNICEF o de los programas de la OMS
y de la FAO.
Vaya este mitin para colocar las cosas en su sitio y constatar que el
problema no es la ONU en sí, sino la perversa manipulación que países
como EEUU han hecho de ella gracias al veto del CS y de la compra de
fidelidades a golpe de dolar.
Y dicho esto, comprendo perfectamente que para millones de personas la
ONU sea un todo, útil o inoperante en cuanto a decisiones políticas se
refiere según los intereses de EEUU. Considero que la ONU es una víctima
más del imperialismo americano.
Como decía un catedrático de derecho internacional, la bondad de éste no
depende de que sea respetado o ignorado.
Pedro H. [dnipro@mi.madritel.es ]