Texto del artículo:
Recomendamos el artículo de abajo, tomado de TerceraInformación:
He cambiado totalmente mis horarios y me he comprometido con los turnos nocturnos en la carpa de distribución de Moria facilitando ropa y otros productos de necesidad básica, mudando rápidamente de ropa a las personas que llegan empapadas y congelándose.
Hace algunas noches está todo tranquilo. Hay ha llegado solo un autobús. Más de veinte niños pequeños llegaron empapados y con frío. Llovía intensamente. Mi compañera y yo, las únicas mujeres del turno nocturno, llevamos las mujeres y niños a una carpa para mudarles de ropa. Era un caos. Una niña pequeña lloraba intensamente sin cesar. “Ha estado llorando así toda la travesía porque quiere tener a su hermano de vuelta”, nos cuenta un hombre con ayuda del traductor. El destino de su hermano no lo sé. […]
Hace dos noches tuvimos otro turno tranquilo en Moria. Tranquilo porque ninguno de los botes que salieron de Turquía llegaron a Grecia. Más de cien personas, muchas de ellas niños, murieron en el mar esa noche.
¿Qué ocurre cuando una madre abraza a su hija que acaba de morir de hipotermia? ¿O cuando una madre, a punto de derrumbarse, ofrece su hijo a un voluntario diciendo: “Cuídalo, por favor”? ¿Qué pasa en los corazones de los involucrados? ¿Y qué pasa en los corazones de los políticos que van a “resolver” el problema construyendo vallas de alambre de espino y empleando la policía? Los guardacostas disparan a botes de refugiados; los hacen naufragar y se quedan allí mirando cómo se ahogan. Es parte de una realidad inimaginable. Y aún, ¿no son esos guardacostas seres humanos como nosotros? Lo son tanto como los nazis, los verdugos del Holocausto, los asesinos americanos en la Guerra de Vietnam, los paramilitares en Colombia, los fanáticos soldados de Israel que devastaron Gaza en 2014 o los jóvenes soldados del Estado Islámico. Son personas con los mismos anhelos de hogar y confianza, con el mismo potencial de vivir una vida adorable. Personas con las mismas experiencias de vida crueles. Agresores y víctimas son parte de la misma lógica infame. Hoy en día necesitamos una visión universal que trascienda este drama y que conecte a ambas partes en la misma matriz vital. Más allá del orden de la sociedad actual existe el orden universal de la “Matriz Sagrada” que está codificada en los genes de todos los seres vivos. Tendremos paz en la Tierra cuando hayamos aprendido a honorar el aspecto sagrado de la vida y tengamos un estilo de vida compatible con los principios de este orden universal. Estos principios no son los mandamientos de religiones institucionalizadas, ni la ley del premio y el castigo, sino las leyes de la empatía, el apoyo mutuo, la cooperación y la solidaridad; los principios de toda comunidad que quiera sobrevivir en el futuro.
Actualmente se debate mucho sobre la integración de los refugiados en la cultura contemporánea. ¿Es esta realmente la única solución? ¿No podrían, ya sea en sus países de origen o de destino, implementar una nueva cultura que les permita ser independientes de los poderes y mercados del capitalismo global? ¿Podrían crear un nuevo tipo de cultura autónoma orientada por las leyes de la vida y no por las del lucro? Entre los refugiados hay personas fuertes que podrían manifestar algo así inmediatamente. Dad tierra a los refugiados y ayudadlos a establecer sus propias comunidades autosuficientes. Necesitarían relativamente poco, pues la tierra produce todo lo que necesitamos si la tratamos correctamente. La autosuficiencia alimentaria puede alcanzarse una vez alcanzada la autonomía en el suministro de energía y agua. Existen métodos probados para asegurarlos: métodos de retención de agua, producción de biogás, el uso de la energía solar, etc. De esta manera, podrían surgir nuevos modelos rápidamente: modelos a los que toda la humanidad tendría que adaptarse si se pretende sobrevivir. Serían modelos para una nueva Tierra, para Terra Nova. Nos enfrentamos a un cambio de sistema enorme.
Los primeros de estos modelos ya se están implementando. No se limitan a satisfacer las necesidades materiales básicas de sus habitantes, sino que tratan de crear nuevas formas de vida. Acabando con la guerra de géneros, promoviendo la sanación del amor y, desde ese punto de partida, crear una nueva relación empática y amable con los animales. A través de una alianza de comunidades trabajando en el mismo espíritu, un nuevo campo de vida planetario puede surgir en la Tierra. La dirección de la nueva evolución humana es clara. Una vez que las primeras comunidades funcionen de esta manera, comenzará un proceso morfogenético mundial; pues en su núcleo todos los seres están conectados con la Matriz Sagrada. Colaboremos por un nuevo concepto de civilización humana en nuestro planeta. Si la vida vence, no habrá perdedores.
Tamera, Portugal, 2016
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Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 30/03/2016 - Modificar
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Actualizado a 24/03/24
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