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Secciones: Economía -  Movimiento Obrero/Mundo del Trabajo -  Marxismo

Título: Una vez más sobre el trabajo productivo e improductivo. Por Peter Howell- Enlace 1 - Enlace 2

Texto del artículo:

PDF con el contenido del artículo



Peter Howell



Una vez más sobre el trabajo productivo e improductivo[1]



 

 










Escrito: 1975

Primera publicación: septiembre de 1975.

Fuente: Revolutionary Communist 3/4 nov. 1975 (reimpreso nov. 1979)

Traducido: Manuel, 2011.

Transcripción / HTML: Manuel, 2011.

Copyleft: puede ser libremente copiado y reproducido
para fines no comerciales en virtud de la correspondiente licencia de Creative
Commons










 



Contenido



Introducción



I Economía
Política Clásica



(i) Los fisiócratas

(ii) Adam Smith

(iii) Ricardo

(iv) Ricardo
frente a Malthus


(v) Las
categorías de la economía política y la lucha de clases



II Los
conceptos de trabajo productivo e improductivo en Marx



(i) La
crítica de Marx al concepto de Adam Smith de trabajo productivo


(ii) El
concepto de trabajo productivo y su desarrollo ulterior



(a) La
producción material



(b) la
producción inmaterial



(c) href="#II.ii.c">El
transporte



(d) La
producción de dinero material



(iii) href="#II.iii">Trabajo
productivo de tipo especial



(a) href="#II.iii.a">Trabajo
invertido en el elemento pasivo del capital productivo



(b) href="#II.iii.b">Trabajo
invertido en el elemento activo del capital productivo



(iv) href="#II.iv">El
trabajo improductivo intercambiado contra el capital


(v) href="#II.v">El
trabajo improductivo intercambiado contra el ingreso



III La
contradicción del capital y los conceptos de trabajo productivo e improductivo



IV Cómo
los marxistas creativos deforman a Marx



(i) Adiós
a las armas


(ii) Adiós
a Marx


(iii) Adiós
a la razón


(iv) href="#IV.iv">El
denominador común



V href="#V">El
departamento IIb y la crisis del capitalismo



(i) La
necesidad del departamento IIb y su lugar en el esquema de reproducción de Marx


(ii) La
ley de la tasa decreciente de ganancia y el impacto del deparmento IIb


(iii) Como
la burguesía responde a la crisis


(iv) La
solución final



Conclusión



 



 



 




 




 




_________________________________________________________



 




 




Una vez más sobre el trabajo productivo e improductivo



 




 





Introducción



En su discurso sobre el presupuesto de abril de 1975, el Sr. Denis Healey,
haciéndose eco de los sentimientos de su "Muy Honorable amigo", señor
Wedgwood Benn, anunció las medidas que, con suerte, podrían revertir el proceso
de "desindustrialización" que Gran Bretaña ha estado experimentando
en los últimos años. El Sr. Benn, por supuesto, ha dejado claro que él ha
encontrado particularmente preocupante la reciente tendencia a una disminución
absoluta del número de personas empleadas en la manufactura. Incluso ha
advertido - con un toque muy de Smith - que cuanto más se contraiga nuestra
manufactura, mayor será la brecha entre lo que físicamente puede
producir y la cantidad mínima necesaria para pagar nuestra posición como gran
nación comercial. Si el Gobierno va a mantener un sector industrial competitivo
y rentable, debe tener como objetivo nada menos que la preservación de nuestra
"base industrial". title="">[2]



Compartiendo la preocupación de Benn, si no sus recetas, Sir Keith Joseph
también ha pedido medidas que restauren la vitalidad de nuestra menguante base
industrial, incluso a expensas del sector improductivo que es, después de todo,
"consumidor de riqueza" más que "creador de riqueza". Qué
lamentable que debamos vivir en una sociedad en la que tantos viven de los
"excedentes" creados por tan pocos. Por el contrario, debemos
esforzarnos hacia una economía de valor sólido, basada en la industria
manufacturera, a cargo de los proletarios y encabezada por el empresario, ese
"raro tipo de persona, relativamente, en comparación con los perceptores
de sueldos y salarios". Por encima de todo, lo que necesitamos ahora en
Gran Bretaña es completar la revolución burguesa de la que surgirá una
burguesía fuerte, libre de grilletes "feudales". Gran Bretaña, por
desgracia, los tiene.



"Nunca tuvo una clase dominante capitalista o una alta burguesía
estable..."Las grandes familias feudales, junto con los terratenientes,
los tribunales, la iglesia y los profesionales del derecho ponen su sello
firmemente en la sociedad británica post-medieval de las que las clases
comerciantes buscaron la aceptación más que retarlas, como lo hicieron en
Francia...La tradición era demasiado fuerte para que la revolución industrial
la hiciera temblar, aunque las clases medias lo intentaron, a mediados de la época victoriana...Usted puede recordar la queja de Marx de que los oponentes
de orientación feudal al capitalismo naciente se disfrazaban de socialistas.
Estaba preocupado por que deberían ser claramente diferenciados del producto
auténtico". title="">[3]



En respuesta al artículo de Trade and Industry, Samuel Brittan, escribiendo
en el Financial Times, criticó a Benn por su disgusto "fisiocrático"
por el trabajo "improductivo", por no tener en cuenta el aumento de
la productividad industrial que acompañó a la caída en el empleo industrial y
por no reconocer que el cambio de la manufactura a los servicios es
perfectamente "normal" en una economía moderna. id="_ftnref4"> title="">[4] En una línea
similar, aunque con fines diferentes, los diputados laboristas George Rodgers e
Ivor Clemitson han argumentado que la disminución del número de empleados en la
manufactura es un hecho económico de la vida que debemos aprender a aceptar, e
incluso darle la bienvenida. Lo que deberíamos hacer, por lo tanto, es
"desviar más personas a las áreas de servicio público - el transporte
público, la enseñanza, los servicios de salud, los servicios sociales, y así
sucesivamente en una larga lista...Nuestros antepasados socialistas habrían
acogido con satisfacción la oportunidad a la que nos enfrentamos. ¿Por qué no
la agarramos con las dos manos? " title="">[5]



Así, Benn se toma la tarea de la defensa de una ética del trabajo adaptado
más a la primera revolución industrial que a la democracia social del siglo 20,
mientras esos como Rodgers y Clemitson son castigados por Sir Keith por ocultar
una intención feudal tras un atuendo socialista.



Para aquellos de nosotros con algo más que un interés pasajero en el curso
tomado por la sociedad burguesa, no es ninguna sorpresa encontrar a las clases
dominantes de este país de nuevo dando vida a un tema siempre recurrente de la
economía política clásica - la distinción entre trabajo productivo y trabajo
improductivo. En su decadencia, como en su infancia, el capital parece decidido
a vomitar directamente cuestiones económicas que arrojan luz especial sobre la
condición no sólo de la sociedad burguesa en general, sino del capital
británico, en particular. Que los enanos de hoy deban sostener a los gigantes
del pasado es la prerrogativa de una clase dominante en decadencia. Por nuestra
parte, podemos encontrar consuelo en la idea de que si la historia del capital
británico asume su dimensión absurda, el final, o más bien un nuevo comienzo,
está sin duda a la vista.



Cuando Sir Keith reclama la consumación
de la revolución burguesa es más que un especialista ideológico. Su objetivo es
dividir a la clase obrera -en "productores de riqueza" y
"consumidores de riqueza" - aunque sólo sea como un preludio a un
ataque contra todos ellos. En consecuencia, es el propósito de este documento
reafirmar la intención original detrás de la formulación de Marx de los
conceptos de trabajo productivo e improductivo, tanto en el ámbito de la teoría
como de la lucha política, para que podamos aislar con mayor facilidad al
elemento realmente parasitario en nuestra sociedad, el "empresario", un
espécimen de hecho muy raro. Esto se hace tanto más necesario a la luz de los
recientes intentos de abandonar por completo muchas de las categorías básicas
desarrolladas por Marx, en la creencia equivocada de que su uso sólo puede
servir para confundir a la clase obrera ya dividida y confundida. Lejos de
sembrar la semilla de la desunión, las categorías de El Capital de Marx, si son
consideradas y utilizadas con propiedad, nos permitirán construir la concordia
más fuerte posible entre las masas de gente en este país. También nos permitirá
demostrar, de una vez por todas, que la forma de combatir esta retirada absurda
hacia la economía política no es mediante el refinamiento de esa
economía, sino sometiéndola a una crítica revolucionaria. id="_ftnref6"> title="">[6]



Empezaremos, por lo tanto, estudiando de cerca a los clásicos, empezando por
los fisiócratas y terminando con la crítica de Ricardo a Malthus. name="_ftnref7" id="_ftnref7"> title="">[7] Como
mostraremos, hay un lado muy claramente reformista de la economía
política, a pesar de su espíritu revolucionario. Y como veremos más adelante,
los "marxistas" de nuestros tiempos tienden cada vez más a este
reformismo - el precio que inevitablemente deben pagar los que ignoran el
concepto marxista del trabajo productivo.



En la segunda parte de este trabajo, vamos a examinar la crítica de Marx a
las categorías de la economía política, y al hacerlo, restableceremos lo que
realmente nos enseñó Marx sobre el tema. Además, dado que la categoría de
trabajo productivo es una parte integral del concepto de capital, será
necesario volver a los clásicos para demostrar lo poco que penetraron en el
secreto de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Esto dejará claro
que el "propósito" del concepto de Marx del trabajo productivo no es
- como Gough y otros sostienen - simplemente "explicar la existencia y
cantidad de la plusvalía en el modo de producción capitalista" name="_ftnref8" id="_ftnref8"> title="">[8] Esta es una
verdad a medias y por lo tanto una distorsión. El propósito completo del
concepto de Marx del trabajo productivo es la de revelar a la clase trabajadora
las leyes del movimiento de la sociedad burguesa.



En la tercera parte, vamos a seguir el lento y triste progreso del
revisionismo contemporáneo que se mueve poco a poco en contra del concepto de
capital, hasta que no queda nada, salvo la concepción vulgar, según la cual
todos los trabajadores empleados en el modo de producción capitalista son
productivos. Esto ha ofrecido a los portavoces de la ideología del capital una
oportunidad ideal para presentar su miserable explicación de la crisis actual.



Por último, se apunta a las causas reales que subyacen a la crisis del
capitalismo de hoy, desenmascarando a los distintos representantes del capital
británico en su intento de aportar soluciones que sólo pueden hacerse efectivas
a costa de la clase obrera. En el proceso quedará muy claro que nuestro variado
surtido de pretendidos marxistas, después de haber "adulterado" el
concepto de trabajo productivo, son incapaces de
ofrecer a la clase obrera una alternativa viable.



 



 



I



w:st="on">LA ECONOMIA POLITICA CLASICA



(i) Los fisiócratas



Los verdaderos fundadores de la economía política moderna fueron los
fisiócratas. Ellos fueron los primeros en trasladar la investigación sobre el
origen de la plusvalía de la esfera de la circulación a la esfera de la
producción y esta fue una de sus valiosas contribuciones a la ciencia. Los
fisiócratas sin embargo, no analizaron la plusvalía desde la
perspectiva del trabajo general social, que en cambio es la única fuente de
valor, la plusvalía se analizó en la forma concreta en la que aparecía por
primera vez en la agricultura como el exceso de valores de uso producidos sobre
los consumidos. Dado que, por otra parte la agricultura era la única actividad
en la que se podía ver la creación de un superávit en una forma material y
tangible -y separada del proceso de circulación - los fisiócratas llegaron a la
conclusión de que el trabajo agrícola era el único productivo. Todo el peso del
bienestar económico del país descansaba sobre los hombros de los agricultores,
ya que ningún otro trabajo aislado era capaz de generar excedentes de los
cuales pudiera tener lugar la acumulación y de la que las otras clases pudieran
obtener su subsistencia.



Pero lo que aparece en los fisiócratas como la glorificación del trabajo
agrícola es, de hecho, sólo la celebración de la naturaleza. El superávit
dejado al final del proceso de producción es un regalo de la naturaleza y no el
resultado del plustrabajo, trabajo no remunerado. El trabajo agrícola sirve
sólo como el medio por el cual se puede realizar la potencialidad de la
naturaleza en su totalidad. En el sistema de los fisiócratas entonces, la
plusvalía se explica en "una forma feudal, como se deriva de la naturaleza
y no de la sociedad, a partir de la relación del hombre con la tierra, no de
sus relaciones sociales. El valor en sí se resuelve en un mero valor de uso, y
por lo tanto en la sustancia material". title="">[9]



Tomando como punto de partida el valor de uso en lugar del valor, los
fisiócratas erigieron un edificio económico, sin haber puesto la primera
piedra. title="">[10] style='mso-bookmark:_ftnref10'>
Por lo tanto, el avance desde las condiciones puramente técnicas de la
producción al núcleo del problema no tuvo lugar. Para los fisiócratas era
simplemente una cuestión de si la economía podría ser o no más eficiente y
menos onerosa mediante la aplicación de la política del gobierno ilustrado, y
esto al asegurar que se disponía de suficiente superávit para mejorar la
capacidad de creación de riqueza de la naturaleza. El gasto público excesivo,
junto con las políticas económicas equivocadas, sólo servía para disipar los
excedentes necesarios para la acumulación, por lo tanto conduciendo a la ruina
económica.



Los hábitos de consumo también jugaban un papel importante en el sistema de
los fisiócratas. Para permitir una saludable tasa de acumulación era necesario
que se mantuviera una actitud frugal. Esto significaba que "ningún aliento
se debe dar al lujo en forma de ornamentación, en detrimento de los gastos
ocasionados por las operaciones y la mejora de la agricultura
...
" title="">[11] style='mso-bookmark:_ftnref11'>



La gran industria en el momento de los fisiócratas estaba sólo comenzando.
Las barreras encontradas por el modo capitalista de producción en su
surgimiento inicial, sobre todo en la forma en que apareció por primera vez en
la agricultura, se presentaban con una visión técnica más que social. Por otro
lado, a pesar de su aparente sesgo feudal, los fisiócratas, dejaron muy en
claro que la burguesía no resolvería sus problemas económicos hasta que primero
hubiera resuelto sus tareas políticas.



Quedó para Adam Smith discutir el caso fisiocrático de una manera más
decisiva y sistemática, dando a su exposición su forma explícita capitalista.



(ii) Adam Smith



Muy en la línea de los fisiócratas, Adam Smith estaba preocupado de que una
parte demasiado grande del producto anual se desperdiciara en el consumo
improductivo. Las grandes naciones, señaló, se empobrecen muy a menudo por la
"prodigalidad pública y la mala conducta. Todo, o casi todo el ingreso
público, se emplea en la mayoría de los países en el mantenimiento de manos
improductivas... Cuando se multiplican, por lo tanto, hasta un número
innecesario, pueden consumir en un año determinado tan gran parte de esta
producción, como para no dejar lo suficiente para mantener a los trabajadores
productivos, que deben reproducirla el año siguiente". id="_ftnref12"> title="">[12] style='mso-bookmark:_ftnref12'>



Pero, frente a los fisiócratas, Smith trató el valor del producto, y no su
sustancia material, como la "base esencial de la riqueza burguesa". name="_ftnref13" id="_ftnref13"> title="">[13] style='mso-bookmark:_ftnref13'>
Ya no se trata de un tipo particular de trabajo concreto destacándose como
productivo, sino de todo el trabajo que está directamente subsumido en
el capital.



"El trabajo productivo se define aquí desde el punto de vista de la
producción capitalista, y Adam Smith llega aquí al corazón de la materia, dando
en el clavo. Este es uno de sus mayores méritos científicos... que define el
trabajo productivo como trabajo que se intercambia directamente con
capital...
Esto también establece absolutamente lo que es trabajo
improductivo.
Es un trabajo que no se intercambia con capital, sino directamente
con ingresos..." title="">[14] style='mso-bookmark:_ftnref14'>



La principal diferencia, entonces, entre trabajo productivo e improductivo
señalada por Adam Smith, es que el primero se intercambia directamente por
capital y el segundo por ingresos. title="">[15] style='mso-bookmark:_ftnref15'>
Pero esta definición -aunque representa un avance inmenso sobre los
fisiócratas- no estaba libre de ambigüedades.



Incapaz de distinguir entre el capital empleado en el proceso directo de
producción y el capital empleado en el proceso de circulación, Smith confunde
la creación de la plusvalía con su realización. Por un lado, define como el
trabajo productivo "el que se suma al valor de la materia sobre la cual se
desarrolla" title="">[16] style='mso-bookmark:_ftnref16'>
y, sin embargo, por el otro, también define como productivo el trabajo empleado
en el comercio minorista. title="">[17] style='mso-bookmark:_ftnref17'>
Esta última forma de trabajo, sin embargo, no crea valor sino que simplemente
permite al vendedor reclamar una parte del plusvalor social que ya se ha
producido. Esta confusión se complica aún más por el tratamiento ecléctico de
Smith de la producción capitalista en su conjunto.



Desde el punto de vista del capital individual todo trabajo es productivo si
permite a los capitalistas obtener un beneficio. Pero desde el punto de vista
del capital social total, el trabajo solo es productivo si su producto se
destina a la sustitución de un capital". title="">[18] style='mso-bookmark:_ftnref18'>
Por un lado, el productor de artículos de lujo es productivo, ya que aumenta el
valor del producto, por el otro, es improductivo ya que los lujos no pueden
volver a entrar en el ciclo de producción.



Este carácter dual de la producción de lujo ocupa un lugar especial en el
análisis de Smith, porque él lo ve como un medio eficaz para regular el proceso
de acumulación. A través de la producción de lujo el capital encuentra la
liberación de ese terror de w:st="on">la Economía Política, la tendencia decreciente de la
tasa de ganancia.



Un aumento en la producción de lujo ralentizará el ritmo de acumulación, ya
que parte del producto anual no se gastará de nuevo en trabajo productivo. Pero
igualmente, si se incrementa la parte del producto anual que se destina a
mantener el trabajo productivo, la tasa de reproducción disminuirá porque a los
dueños del capital "les resulta difícil conseguir mano de obra a emplear.
Su competencia eleva los salarios del trabajo y hunde los beneficios del
capital". title="">[19] style='mso-bookmark:_ftnref19'>
La acumulación de capital, por lo tanto, conduce a su propio estancamiento. ProductID="La Economía" w:st="on">La Economía política al
final percibe, aunque superficialmente, que la contradicción del capital se encuentra
en el proceso de acumulación en sí mismo. Pero la "sabiduría" al
final prevalece -una política prudente con la cantidad justa de producción de
lujo se asegurará de que la acumulación continúa a un ritmo estable y sano. name="_ftnref20" id="_ftnref20"> title="">[20] style='mso-bookmark:_ftnref20'>



Smith estaba escribiendo en un momento en que la gran industria capitalista
todavía no había aprendido a permanecer de pie. La forma más evidente en que
aparecía la contradicción del capital era una lucha competitiva entre las
clases sobre la distribución del producto social. Los capitalistas, a los ojos
de Smith, se enfrentaban a un gravoso Estado que consumía una proporción muy
alta del producto del país, o a los propios trabajadores cuyos salarios
excesivos impedían la reconversión de una parte del plusproducto en capital.
Eran tiempos difíciles para los capitalistas.



Quedó para Ricardo llevar adelante el análisis, esta vez desde el punto de
vista de la producción capitalista avanzada.



(iii) Ricardo



Ricardo estaba plenamente de acuerdo con la distinción hecha por Smith entre
los trabajadores pagados del capital y los que se pagan de los ingresos. Pero
poco le importaba a Ricardo si el tamaño de la fuerza laboral de un país era
grande o pequeña, lo que importaba era el monto de la plusvalía (ingreso neto)
producido. El tamaño relativamente pequeño de la población productiva, era
incluso de agradecer ya que era "sólo otra manera de expresar el grado
relativo de la productividad del trabajo". id="_ftnref21"> title="">[21] style='mso-bookmark:_ftnref21'>



"Adam Smith constantemente magnifica las ventajas que un país saca de
un gran ingreso bruto, en lugar de neto... Siempre que su ingreso real neto, su
renta y sus beneficios, sean los mismos, no tiene importancia si la nación se
compone de diez o de doce millones de habitantes. La potencia de sus flotas y
ejércitos de apoyo, y todas las especies de trabajo improductivo, deben estar
en proporción a su neto y no en proporción a sus ingresos brutos". name="_ftnref22" id="_ftnref22"> title="">[22] style='mso-bookmark:_ftnref22'>



El crecimiento del consumo improductivo no retrasa necesariamente el proceso
de formación de capital. Con todas
las mejoras en la ciencia de la tecnología, y con cada avance en la ciencia de
la agricultura, baja el valor de los medios de subsistencia de los
trabajadores, los beneficios de los capitalistas se elevan y con ello la
capacidad del país para mantener "todas las especies de trabajo
improductivo". title="">[23] style='mso-bookmark:_ftnref23'>



Tampoco se preocupaba Ricardo de que un crecimiento demasiado rápido de la
acumulación fortalecería el poder de negociación de los trabajadores a expensas
de los capitalistas. Si surgiera una escasez de mano de obra los capitalistas
introducirían maquinaria que ahorrara mano de obra, creando así una
"disminución en el aumento de la demanda de mano de obra". name="_ftnref24" id="_ftnref24"> title="">[24] style='mso-bookmark:_ftnref24'>



Aquí Ricardo tocó en el centro neurálgico de la producción capitalista y, al
hacerlo, introdujo una nota discordante en la economía política. Tanto es así
que un apologista, Carey, inmediatamente lo denunció como el "padre del
comunismo, un demagogo cuyos perniciosos escritos sólo sirvieron para promover
la 'hostilidad entre clases'". title="">[25] style='mso-bookmark:_ftnref25'>



Pero al final el sistema de Ricardo, al igual que el de Smith, se hace
dócil. Ya que los trabajadores, de acuerdo con Ricardo, tienen un interés en
asegurar que la oferta de trabajo no sea muy superior a la demanda "deben
desear naturalmente que la mayor cantidad de ingresos posible sea... gastada en
sostener sirvientes domésticos". title="">[26] style='mso-bookmark:_ftnref26'>
Siempre que los trabajadores que resulten redundantes tengan un nuevo empleo en
las ramas improductivas del trabajo, los obreros productivos mantendrán su
posición en la lucha competitiva contra los capitalistas. Del mismo modo
mantendrán una buena posición negociadora en tiempos de guerra cuando el Estado
mantiene "grandes flotas y ejércitos". id="_ftnref27"> title="">[27] style='mso-bookmark:_ftnref27'>



La posición de Ricardo es ahora la de un apologeta, su receta esencialmente
reformista. De su "reformismo" Marx dijo lo siguiente:



"¡Que conveniente es un acuerdo que hace a una niña de fábrica sudar
doce horas en una fábrica, por lo que el titular de la fábrica, con una parte
de su trabajo no remunerado, puede tener en su servicio personal a su hermana
como criada, a su hermano como mozo y a su primo como soldado o policía!...
Este es de hecho un claro resultado de la maquinaria, que una parte
considerable de la clase trabajadora femenina y masculina se convierte en
siervos". title="">[28] style='mso-bookmark:_ftnref28'>



En última instancia, el sistema ricardiano se rompe, no a causa de la
hostilidad que genera, sino por los límites que encuentra en la naturaleza. La
ley de rendimientos decrecientes, a pesar de los avances de la ciencia,
finalmente se impone. Cuanto más capital se acumula más difícil se hace
arrancar del suelo los alimentos suficientes para sostener a los trabajadores.
La subsistencia del trabajador desciende y se ve obligado a la lucha por
salarios más altos "y todo aquello que incremente los salarios,
necesariamente reduce los beneficios". title="">[29] style='mso-bookmark:_ftnref29'>



"La contradicción que encontramos en el sistema de Ricardo es la
contradicción abstracta entre el hombre y la naturaleza, una contradicción que
se presenta en la forma social de una lucha entre clases por un plusproducto
social cada vez más reducido. Las bestias de Darwin se transforman en
capitalistas y trabajadores.



Ricardo ahora adopta una postura de Smith, viendo el dilema del capital en
una insuficiencia de plusvalía, no porque los salarios reales hayan subido
demasiado alto como Smith sostuvo, sino porque la naturaleza se ha vuelto class=GramE>demasiado parca en sus "regalos".



"Adam Smith... uniformemente atribuye la caída de los beneficios a la
acumulación de capital, y la competencia como consecuencia de ella, sin
advertir la creciente dificultad de producir alimentos para el número adicional
de obreros que el capital adicional emplea". id="_ftnref30"> title="">[30] style='mso-bookmark:_ftnref30'>



Después de haber vuelto a izar el espectro de una disminución del
plusproducto, Ricardo aparta su atención de Adam Smith con el fin de combatir a
Malthus, el archi-defensor de las "cortes espléndidas" y el
despilfarro.



(iv) Ricardo frente a Malthus



Al contrario que Ricardo, Malthus restableció la concepción vulgarizada de
la ganancia. Las mercancías se venden con beneficio, no porque se vendan a su
valor, sino porque se venden por encima de su valor. Es decir, los capitalistas
obtienen sus ganancias mediante la venta de sus productos de vuelta a los
trabajadores a un precio más alto que el que se paga a los trabajadores por su
producción.



Aunque en el sistema de Malthus se produce explotación, lo hace sólo en el
mercado después de que las mercancías han sido producidas. Los trabajadores no
son explotados en el proceso de producción -son simplemente engañados.
La contradicción del capital se traslada ahora de la esfera de la naturaleza a
la esfera de la competencia.



Pero, según Malthus, si todos los capitalistas venden sus productos con
sobreprecio a los trabajadores es inconcebible cómo ningún beneficio en
absoluto se puede hacer. Si el trabajador no está en condiciones de volver a
comprar la totalidad de su producto con su salario, su demanda no se
corresponde con la oferta.



Después de haber planteado un falso dilema Malthus procedió a proporcionar a
los capitalistas una solución igualmente falsa. La demanda en la sociedad
capitalista, según él, sólo puede hacerse efectiva si viene de los que están al
margen de la producción, de los que consumen pero no producen. El consumo
necesario por lo tanto, debe llevarse a cabo entre los trabajadores
improductivos de Adam Smith.



Malthus no oculta el hecho de que el trabajador realiza parte de su trabajo
sin un retorno equivalente. El no estaba interesado en ocultar las
contradicciones de la producción burguesa, sino por el contrario, en
enfatizarlas, por un lado con el fin de demostrar que la pobreza de las clases
trabajadoras es necesaria... y, por otra parte para demostrar al capitalista la
necesidad de una Iglesia y una jerarquía del Estado bien alimentadas con el fin
de crear una demanda adecuada para las mercancías que producen. Lo que Malthus
quería era producción capitalista, pero sólo en la medida en que crea "una
base material más amplia y más cómoda para la 'vieja' sociedad". name="_ftnref31" id="_ftnref31"> title="">[31] style='mso-bookmark:_ftnref31'>



Ricardo no tendría nada de esto. Como custodio teórico del
"decreciente" excedente de la sociedad se dispuso a defender a la
burguesía industrial contra el abuso adicional del consumo improductivo.



"Un cuerpo de trabajadores improductivos son tan necesarios y útiles,
con miras a la producción futura, como un incendio, que consume en los al w:st="on">macenes de los fabricantes las mercancías que de
otra manera consumirían los trabajadores improductivos... ¿Qué podría ser más
prudente si la doctrina del señor Malthus fuera cierta que aumentar el ejército
y doblar los salarios de todos los funcionarios del gobierno...?" name="_ftnref32" id="_ftnref32"> title="">[32] style='mso-bookmark:_ftnref32'>



En cualquier caso, mientras el debate entre los economistas se enconaba, se
formaba la clase que comenzó a percibir que sus intereses no estaban en
absoluto ligados a aquellos a los que los economistas trataban de defender.
Esta clase, además, comenzó a tomar un gran interés en el hecho de que algunas
personas estaban siendo mantenidas por la labor de los demás. En resumen, la
economía política estaba a punto de aprender que no valía la pena luchar contra
los representantes de un "viejo" orden cuando el presente contiene en
sí el germen del nuevo.



(v) Las categorías de la economía política y la
lucha de clases



Antes de la aparición del modo de producción capitalista, la extracción del
trabajo excedente en general servía como un medio para unas "cortes
espléndidas" y una vida suntuosa de los ricos ociosos. Las clases
dominantes de las sociedades precapitalistas no se hubieran opuesto a la
acusación de que la suya era una vida improductiva -el mero título de trabajador
habría sido suficiente para despertar su indignación.



Por el contrario, la obtención de plus-trabajo bajo el régimen estricto del
capital llegó para servir no como un medio para el consumo, sino hacia un fin
más noble, el de la acumulación por sí misma. Gracias a la aparición de este
nuevo sistema, las fuerzas productivas del trabajo social se han desarrollado
enormemente y de una manera que eclipsa todos los modos antiguos. Así fue que
el trabajo productivo fue ensalzado y condenado el trabajo improductivo, y por
primera vez en la historia las categorías económicas fueron utilizadas
directamente en la confrontación ideológica de una clase contra otra.



De todos los representantes de la economía política Adam Smith fue el menos
comedido en dar rienda suelta a su odio por el trabajo improductivo. La gran
industria estaba todavía en pañales y necesitaba toda la ayuda que pudiera
conseguir. Disipar el excedente que de otro modo podría ser utilizado para la
acumulación impediría su desarrollo. Sin embargo, las numerosas oficinas y
prebendas relacionadas con la administración del Gobierno, por no hablar de
"los eclesiásticos, abogados, médicos, hombres de letras de todo tipo, los
juzgadores, bufones, músicos, cantantes de ópera, bailarines de ópera, etc.,
hacían exactamente eso. Eran meros sirvientes del público y por lo
tanto, "son mantenidos por una parte del producto anual de la labor de la
otra gente". title="">[33] style='mso-bookmark:_ftnref33'>
Este, dice Marx,



"Es el lenguaje de la burguesía todavía revolucionaria, que aún no ha
sometido a toda la sociedad, el Estado, etc... El estado, la iglesia, etc, sólo
se justifican en la medida en que son comités para supervisar o administrar los
comunes intereses de la burguesía productiva, y sus costos -ya que por su
naturaleza, estos gastos corresponden a los gastos generales de la producción-
deben reducirse al mínimo inevitable". title="">[34] style='mso-bookmark:_ftnref34'>



A pesar de que los escritos de Smith se destacan como una crítica de las
condiciones existentes, es importante recordar que "lo que en la
superficie es la glorificación del trabajador productivo es, de hecho, solo la glorificación
del capitalista industrial, en contraste con los terratenientes y esos
capitalistas monetarios que viven sólo de sus ingresos". name="_ftnref35" id="_ftnref35"> title="">[35] style='mso-bookmark:_ftnref35'>
Pero en ello radica el problema.



Como el trabajo es la fuente de todo valor y como, por lo tanto, siempre
podemos trazar la génesis directa del capital desde el trabajo, surge la
pregunta, ¿cómo o por qué razón aparece el capital productivo? Podemos tener o
el poder productivo del trabajo o la fuerza productiva del capital -ya
que el mismo poder productivo no se puede contar dos veces- y si tenemos este último no puede haber ley del valor.



La economía política fue atrapada en una contradicción de su propia creación
y, como lo describió Marx, "era natural para los pensadores que se unieron
al lado del proletariado apoderarse de esta contradicción, para lo cual se
encontraron con la base teórica ya preparada. El trabajo es la única fuente del
valor de cambio y el único creador activo del valor de uso. Esto es lo que
ustedes dicen. Por otro lado, ustedes dicen que el capital lo es todo,
y el trabajador no es nada o es un simple costo de producción del capital.
Ustedes se han refutado a si mismos. El capital no es más que
defraudar al trabajador. El trabajo es todo". name="_ftnref36" id="_ftnref36"> title="">[36] style='mso-bookmark:_ftnref36'>



Y cuando finalmente los trabajadores se pongan de pie y declaren que los
capitalistas no son productivos, y cuando los capitalistas ya no puedan
sostener más una inclinación revolucionario, aunque sólo sea porque su propia
inclinación se ha convertido en el centro de la tormenta de una lucha nueva y
aún más amenazante, entonces habrá llegado el momento para ellos de gritar que se
ha cometido un error monumental y pedir, de forma cobarde, una tregua, un
compromiso enfermizo, en el que todas las actividades imaginables, por tenue
que sea su relación con la producción capitalista, deben ser honradas con el
título de trabajo productivo.



"Cuando... la burguesía ha ganado la batalla, y en parte se ha hecho
cargo del Estado, en parte hizo un compromiso con sus poseedores anteriores, y
también ha dado reconocimiento a las profesiones ideológicas como la carne de
su carne y en todas partes los transformó en sus funcionarios, de la misma
naturaleza que ella misma, cuando ella misma ya no se enfrenta a estos como
representantes del trabajo productivo, pero cuando los trabajadores productivos
reales se levantan en su contra y, además, dicen que vive de la labor
de otras personas... entonces las cosas toman un nuevo giro, y la burguesa
trata de justificar "económicamente", desde su propio punto de vista,
lo que en una etapa anterior había criticado y combatido". name="_ftnref37" id="_ftnref37"> title="">[37] style='mso-bookmark:_ftnref37'>



La ley ricardiana del valor, con todas sus imperfecciones, tenía que irse
-por lo menos de las universidades- permitiendo así que los economistas
aspiraran a esa noble tarea de proporcionar a la sociedad la ciencia de lo
superficial. La inquietante paradoja capital o trabajo, ahora podría
encontrar su sustitución en la resolución grosera: capital y trabajo,
y tierra y gestión y tecnología y cualquier otro mercenario filibustero de la
burguesía que uno quiera nombrar.



Los capitalistas tenían un gran interés en abandonar la distinción entre
trabajo productivo e improductivo. La clase obrera, por otro lado, tenía, y
siempre tendrá, todo el interés en hacer hincapié en esta distinción. Sin este
énfasis es posible convertir la declaración de Ricardo de que el trabajo es el
creador de valor en todo lo contrario -que el capital es el creador de valor.
Dad al capitalista un segundo y reclamará toda la jornada laboral.



Marx dio la bienvenida al hecho de que el proletariado había encontrado un
número de simpatizantes capaces de aprovechar las contradicciones de la
economía política y usarlas contra los capitalistas desde la perspectiva de los
trabajadores. Pero como Marx bien sabía, la iniciativa revolucionaria de los
obreros no podía mantenerse por mucho tiempo, y mucho menos desarrollarse aún
más, simplemente confrontando el argumento de Ricardo en sus propios términos.
En cambio fueron estos mismos términos, los que tuvieron que ser sometidos a la
propia crítica revolucionaria de Marx. Después de haber rescatado la esencia
revolucionaria de la dialéctica hegeliana Marx estaba equipado para hacer
frente a la economía política de un modo similar. De hecho, fue precisamente
debido a su crítica de aquella que esta pudo entonces ser superada sobre la
base del materialismo histórico.



Si bien es cierto que el enfoque general de Marx sobre la historia forma
tanto el fondo como el punto de partida para una crítica de la economía
política, no es menos cierto que sin esta crítica la perspectiva histórica de
Marx, con todas sus brillantes ideas, habría permanecido en el ámbito de la
filosofía especulativa. El análisis de Marx del capital hace más que revelar
las leyes del movimiento de la sociedad burguesa; también confía en las manos
del movimiento del obrero revolucionario la ciencia de la sociedad -el
materialismo histórico. title="">[38] style='mso-bookmark:_ftnref38'>
A este fin Marx dedicó el concepto del trabajo productivo, un concepto que
"expresa precisamente la forma específica del trabajo en que se basa todo
el modo capitalista de producción y el capital mismo". id="_ftnref39"> title="">[39]



 



II



LOS CONCEPTOS DE TRABAJO PRODUCTIVO E IMPRODUCTIVO
EN MARX



(i) La crítica de Marx al concepto de trabajo
improductivo de Adam Smith



Marx compartía la visión de Smith de que el trabajo es improductivo si se
intercambia directamente con ingresos. Pero el corolario de que el trabajo es
productivo si se intercambia directamente con capital es inadecuado y
superficial, y por lo tanto erróneo. De lo que Smith no se dio cuenta fue de
que en el "intercambio" entre trabajo y capital dos actos
estrechamente relacionados, pero no obstante distintos, tienen lugar.



La primera fase del intercambio entre capital y trabajo implica una
transacción formal entre capitalista y trabajador en el mercado. Aquí, el
obrero vende su mercancía fuerza de trabajo por una suma determinada de dinero.
El capitalista compra esta mercancía sólo por su valor de uso, con el fin de
consumirla en el proceso de producción material. Esto lo hace poniendo al
trabajador a trabajar en lo que Marx llama "el proceso-trabajo humano" name="_ftnref40" id="_ftnref40"> title="">[40] style='mso-bookmark:_ftnref40'>,
un proceso en el que los seres humanos se apropian, con la ayuda de los
instrumentos de trabajo, de los productos de la naturaleza en una forma
adaptada a sus propias necesidades. Desde el punto de vista de la concepción
general de Marx de la historia todo el trabajo dedicado a la producción de
valores de uso puede ser considerada como productiva, ya que los seres humanos
se distinguen de los animales a través del proceso de trabajo. name="_ftnref41" id="_ftnref41"> title="">[41] style='mso-bookmark:_ftnref41'>



La producción de valores de uso o, lo que es lo mismo, el proceso de
trabajo, constituye la base material de toda vida humana y en este sentido
puede ser concebida independientemente de su forma social. Pero son
precisamente "estas formas las únicas que importan cuando se trata del
carácter específico de un modo de producción social". Sostener lo contrario
es como si el fisiólogo, dijera que las diferentes formas de vida son una
cuestión indiferente, que todas ellas son solo formas de materia
orgánica". title="">[42] style='mso-bookmark:_ftnref42'>
En consecuencia, la definición de trabajo productivo, desde el punto de vista
de la producción capitalista, no tiene absolutamente nada que ver con el
proceso de trabajo como tal; se deriva no de las características del trabajo
material, "sino de la forma social determinada, las relaciones sociales de
producción, dentro de las cuales se realiza el trabajo". name="_ftnref43" id="_ftnref43"> title="">[43] style='mso-bookmark:_ftnref43'>



El proceso de trabajo en la sociedad capitalista implica algo más que la
producción de valores de uso; es al mismo tiempo producción de mercancías y de
plusvalor. Lo que realmente interesa al capitalista de la fuerza de trabajo del
trabajador no es la forma particular concreta en que se gasta, sino "el
valor de uso específico que esta mercancía posee de ser una fuente no sólo de
valor, sino de más valor del que ella misma tiene". id="_ftnref44"> title="">[44] style='mso-bookmark:_ftnref44'>
Es importante recordar, por tanto, que la fuerza de trabajo tiene no uno sino
dos valores de uso. Además de su valor de uso como una forma particular de
trabajo concreto, asume un valor de uso general. Este último tipo de valor de
uso constituye su característica especial, que emana como lo hace, de la parte
específica que desempeña en la producción de mercancías. Lo que el capitalista
compra por parte del trabajador, y lo que posteriormente consume, es "un
poder de creación de valor, auto-expansivo, es decir, fuerza de trabajo, que no
sólo reproduce su valor, pagado por el capitalista, sino que a la vez produce
un valor excedente, un valor no existente con anterioridad y no pagado por un
equivalente". title="">[45] style='mso-bookmark:_ftnref45'>
Es precisamente esta capacidad de creación de valor la que constituye "el
valor de uso específico del trabajo productivo para el capital". name="_ftnref46" id="_ftnref46"> title="">[46] style='mso-bookmark:_ftnref46'>
Aquí está el valor de uso que constituye la base para la existencia
del capital.



Sin poder llegar a un entendimiento del valor de uso específico del trabajo
productivo para el capital, la economía política se demostró incapaz de lidiar
con el intercambio entre trabajo y capital en su totalidad. La primera fase del
intercambio se lleva a cabo enteramente dentro de los límites del mercado, y de
acuerdo con sus leyes específicas propias.



"La segunda fase del intercambio entre capital y trabajo, de hecho, no
tiene nada que ver con el primero, y estrictamente hablando, no es un
intercambio en absoluto... El dueño del dinero ahora funciona como capitalista.
Que consume la mercancía que ha comprado... En este proceso, por lo tanto, el
trabajo es... transformado directamente en capital, después de que ha
sido incorporado formalmente en el capital a través de la primera
transacción.



"En el intercambio entre capital y trabajo, el primer acto es un class=GramE>intercambio ... El segundo es un proceso cualitativamente
diferente del intercambio, y sólo por un mal uso podría haber sido nombrado
como algún tipo de intercambio en absoluto. Se encuentra justo enfrente del
intercambio; categoría esencialmente diferente". id="_ftnref47"> title="">[47] style='mso-bookmark:_ftnref47'>



La economía política no tuvo éxito en aventurarse mucho más allá del primer
intercambio entre capital y trabajo. Lo más que logró fue plantear el siguiente
acertijo: ¿Cómo es que el capitalista compra trabajo por su valor, vende el
producto del trabajo por su valor y sin embargo, al final del proceso tiene más
valor que cuando se inicia? Pero el enigma nunca se resolvió, y de hecho no se
puede resolver, siempre y cuando el capital se coloque directamente frente al trabajo
en lugar de frente a la fuerza de trabajo". id="_ftnref48"> title="">[48] style='mso-bookmark:_ftnref48'>



El trabajador productivo, para Marx, es aquel cuya fuerza de trabajo
es primero intercambiada directamente contra el capital-dinero y luego
consumida por el capitalista en el proceso directo de producción. "El
trabajo productivo es sólo un término breve para toda la relación
y la forma y manera en que la fuerza de trabajo figura en el proceso
de producción capitalista". title="">[49] style='mso-bookmark:_ftnref49'>



Ahora podemos entender lo que había detrás del confundido tratamiento de
Smith de los artículos de lujo. En lugar de considerar primero la base de la
relación capitalista -el valor de uso específico del trabajo productivo para el
capital- se lanzó de cabeza en la consideración de los tipos particulares de
valores de uso en que el trabajo se realiza. Más tarde, Marx analiza la
importancia del contenido material de trabajo, pero sólo después de que hubiera
sido establecida una sólida base.



El fracaso de Smith de concebir la fuerza de trabajo como una mercancía le
impidió desarrollar un concepto de capital y, más importante aún, la
comprensión de su composición específica.



El valor que el capitalista pone en medios de producción sigue siendo una
magnitud constante, tanto antes como después de su incorporación en el proceso
de trabajo, y por esta razón se define como capital constante. El capital
variable, por el contrario, sigue siendo una magnitud constante, sólo mientras
está en manos de los capitalistas en su forma mercancía -o dinero. Cuando se
pasa de su forma de dinero a su forma productiva, es decir, en fuerza de
trabajo viva, se convierte de una magnitud determinada, constante, en una
magnitud variable, en un valor que se expande, y por lo tanto en capital. El
capital variable "se convierte en capital variable real sólo
después de que... se convierte en fuerza de trabajo en funcionamiento como
parte constitutiva del capital productivo en el proceso capitalista". name="_ftnref50" id="_ftnref50"> title="">[50] style='mso-bookmark:_ftnref50'>
Sin embargo, clasificando, al igual que Smith, los medios de subsistencia del
trabajador en lugar de su fuerza de trabajo como un elemento del capital
productivo, "la comprensión de la diferencia entre capital variable y
constante, y por lo tanto la comprensión del proceso de producción capitalista
en general, se hace imposible". title="">[51] style='mso-bookmark:_ftnref51'>



Era perfectamente comprensible para Marx por qué la economía política se
había aferrado instintivamente al tratamiento confuso de Smith del capital
productivo y de circulación. Sin una clara distinción entre los dos "la
base para la comprensión del movimiento real de la producción capitalista, y
por lo tanto de la explotación capitalista, está enterrado en un solo
golpe". title="">[52] style='mso-bookmark:_ftnref52'>
La economía política por tanto ofrecería a los economistas vulgares "una
base segura de operaciones para su superficialidad, que por principio sólo
adora la apariencia". title="">[53] style='mso-bookmark:_ftnref53'>
Como señala Marx:



"El primer acto formal de intercambio entre capital y trabajo es sólo
potencialmente la apropiación del trabajo vivo de otra persona por parte del
trabajo objetivado. El proceso real de apropiación se lleva a cabo sólo en el
proceso de producción real, detrás de la cual se encuentra como una etapa
pasada la transacción formal primera... Razón por la cual todos los economistas
vulgares... no van más allá de la primera transacción formal, precisamente para
conseguir, por este truco, deshacerse de la relación capitalista específica.
title="">[54] style='mso-bookmark:_ftnref54'>



La definición de Marx de la fuerza de trabajo le permite "forzar"
su camino a la "morada oculta" del capital y llevarnos con el
pensamiento donde el obrero crea plusvalía in actu. Por lo tanto Marx
entra en el reino sagrado de la sociedad burguesa cuyo umbral nos mira a la
cara: Prohibido el paso excepto para los negocios. El "secreto" de
los beneficios es finalmente revelado. title="">[55] style='mso-bookmark:_ftnref55'>

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